Crónicas | Internacional

Probados en combate: la compra-venta de armamento entre España e Israel

España ha autorizado la venta de material de defensa a Israel por 139 millones de euros desde 2000. El pasado año, entre ese material, había sistemas de dirección de tiro, municiones y aeronaves.

Comentarios
  1. deducion general :
    ni se perduna el pasado , ni se olvida
    el olocausto que existio , se devuelve con intereses , queda en la sangre
    cada quien valore su opinion
    neutral con valores

  2. No entiendo por qué se emplea el témino de «material de defensa» para referirse a lo que todos conocemos como armas. ¿ Qué se pretende con este eufemismo?
    Digámoslo claro: armas que , en todos -y mas en el caso de Israel- se usan para matar.

  3. Arme si caramelos se venden hasta a niños, si estos hacen oler la pasta a los fabricantes. Por tanto, este negocio, por sucio que sea, es normal. Lo que es absolutamente inmoral y anormal, es que las armas con las cuales los terroristas de Hamas atacan a los israelies, sean fabricadas en USA, y vendidas a Hamas por Ucraina. Es decir, son las armas que Biden y USA les regalo a Zelenski , y a su banda de nazis anti semitas ucranianos, para, supuestamente, defenderse de los rusos. Pero, claro, ese no es un negocio rentable para estos bichos, en cambio, si las venden, a precio de oro, a los jeques arabes del Golfo, y que estos se las pasen a Hamas, obtienen una bruta ganacia neta. Ademas, piensan los nazis anti semitas compinches de Zelenski, si esas armas sirven ademas para matar judios, es la hostia.
    Esto que ahora relato, lo informa un canal de TV de USA, no me lo invente yo. Podria ser tambien que la propia USA les vende armas a los de Hamas? No seria imposible.

  4. ¿Se puede esperar otra cosa de este país que es títere USA y teniendo en cuenta que Israel y USA son la misma mafiosa familia, invasora, asesina, saqueadora de los recursos de otros pueblos?
    ¡Es el capitalismo, estúpido!
    ————————————

    Cuento de terror, de nana para el consorcio Von Der Leyen-Borrell, por Carlos Tundidor.
    Había una vez una gigantesca prisión, la mayor del mundo conocido. Sus cerca de cuatrocientos kilómetros cuadrados albergaban más de dos millones de prisioneros de todas las edades. Más de millón y medio de cautivos eran mujeres, viejos y niños. Sus guardianes, armados hasta los dientes, los mantenían encerrados desde hacía más de medio siglo. Casi todos ellos no habían conocido más horizonte que el de su cárcel, esa cárcel inmensa y repleta. Los noventa kilómetros de perímetro carcelario estaban erizados de murallas, puestos policiales, nidos de ametralladoras, cerrando, totalmente, el recinto sin más resquicio que la parte del cielo raso. Uno de los lados de la cárcel era el mar. Un mar vigilado las veinticuatro horas por lanchas rápidas que, mucho antes de preguntar, disparaban a matar en cualquier intento, posible o virtual, de fuga.

    Sin agua, salvo la escasísima para lo esencial, sin comida apenas, sin poder siquiera pescar en la superficie, fuera de esa gran pared, que era el mar, sin espacio vital, mucho menos para tareas agrícolas, los más de dos millones de presos, la mayoría de ellos sin haber conocido otra existencia que la de cautivos, vegetaban y se desesperaban. La densidad era tan brutal, casi seis mil penados por kilómetro cuadrado, que excluía cualquier posibilidad de desahogo, de pequeñas libertades. Los puestos hospitalarios eran mínimos y carecían, los pocos que existían, de lo esencial e imprescindible. Algunas veces, los sádicos verdugos, inventando torturas, bombardeaban esos míseros hospitales, los recintos habilitados para escuelas, las casas y chozas que los presos habían levantado o destrozaban con bulldozers los pequeñísimos huertos que se habían podido preparar.
    De vez en cuando, algunos de los presos, exasperados, no teniendo nada que perder más que la vida, esa vida, lanzaban piedras, a mano o con hondas, a los vigilantes. La contestación de estos era terrible. La excusa les servía para la represión más bárbara y absoluta: cañonazos, bombardeos con la aviación de manera indiscriminada, tanques disparando dentro de los límites carcelarios, misiles arrasando hospitales o casas. El resultado: algún herido en la parte guardiana y centenares de muertos y miles de heridos dentro de esa enorme prisión. La brutal respuesta servía para avanzar en esa especie de “solución final” y para acallar sus protestas, incluso su desesperación. Y así, hasta la próxima que podía ser al cabo de unos pocos meses. En los últimos cincuenta años, unos cincuenta mil presos, de todas las edades y géneros, habían muerto de esta manera. Era una manera de exterminarlos poco a poco, aunque los halcones de los dirigentes nazis pedían más, muchos más muertos, el inicio de esa deseada “solución final” que pusiera punto al peligro latente de tanto prisionero.
    Mañana, pasado mañana, o dentro de un mes, miles de palestinos civiles, miles de niños, mujeres y viejos, habrán muerto destripados. No serán rubios y europeos, serán morenos y pobres. Y ustedes, representando a lo peor de la sociedad, no habrán dado un paso para que sus sueldos enormes de funcionarios de lujo rindan cuentas, trabajen por una sociedad mejor.
    https://arainfo.org/cuento-de-terror-de-nana-para-el-consorcio-von-der-leyen-borrell/

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