Con la diplomacia olvidada (al menos la visible) y todos apuntándose al “si quieres la paz, prepárate para la guerra”, la contienda, que se pronosticaba corta, está a punto de cumplir un año. Y sin visos de un temprano final. La decisión de los países de la OTAN de enviar tanques empuja la guerra de Ucrania a una nueva fase de insondable desenlace.
Tras semanas de especulaciones y supuesta resistencia, Alemania ha decidido dotar con tanques Leopard al Ejército ucraniano. Lo hace, según Pere Ortega (del Centre Delàs D’estudis per la Pau), después de conseguir que otros países europeos y Estados Unidos (Biden ha confirmado que enviará 31 tanques Abrams) también se involucren.
Si solo da el paso Alemania, señala, “la imagen que tienen en Rusia es la entrada de los panzer en su país, y hay que recordar que hubo entre 30 y 35 millones de muertos rusos. El envío de tanques pesa en el subconsciente colectivo como que Alemania vuelve a atacar a Rusia”.
También España avivará el conflicto. La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha afirmado que “España está dispuesta, dentro de la coordinación con el resto de países, al envío de tanques y al entrenamiento para el uso de los mismos. Además de ayudar al sostenimiento y mantenimiento”.
Pero España no enviará maquinaria moderna, sino todo lo contrario. A Ucrania llegarán unos Leopards del modelo 2A4, que se compraron a Alemania en los años 90 y están en desuso desde hace más de dos décadas.
“Están en un estado lamentable”, apunta Ortega. De hecho, para entregarlos antes hay que ponerlos a punto, proceso en el que calcula que se tardará unos seis meses. “Estamos alargando una guerra con unos efectos muy nocivos para la población ucraniana. No hay que enviar armas para resolver el conflicto, se necesita diplomacia”, asevera.
¿Alguien está negociando la paz en Ucrania?
“Desde el punto de vista de la paz, enviar armas es un error”. La frase, obvia en circunstancias normales, define la incongruencia que para Pere Ortega supone una escalada militar que define como “nefasta”. Quizá presionar militarmente le sirva a Occidente para obligar a Rusia a negociar, elucubra, “aunque la guerra siempre es la peor de las soluciones”.
Ucrania tiene derecho a defenderse, puntualiza, “pero el sacrificio que les está suponiendo, con no menos de 100.000 muertos y 11 millones de desplazados, es enorme. No hay que ayudarles enviando blindados sino buscando una solución política al conflicto”.
Sobre eso es ligeramente optimista el investigador del Centre Delàs, ya que piensa que sí se está hablando: “No hay una mesa de negociaciones oficial, pero seguro que por debajo hay algunos países, como por ejemplo Francia, que están hablando”.
Sin embargo, agrega, “esto no funciona porque Estados Unidos ha dado toda clase de garantías a Kiev. La guerra en Ucrania se sostiene gracias a que Estados Unidos suministra gran cantidad de material militar”. Es más, cuando se acabe la guerra, “que lo hará fruto de unas negociaciones”, señala, Biden se ha comprometido a reconstruir Ucrania.
¿Y por qué actúa así Estados Unidos? Según Ortega, “por desgastar a Rusia lo máximo posible. Pretende demostrar que Rusia ya no es capaz de sostener una guerra convencional, que ya no es un actor militar en la geopolítica mundial”.
Resulta extraño que la presión para que se explore con ambición la vía diplomática brille por su ausencia. Ahí está la incógnita, subraya: “Creo que sí hay países interesados, pero otros no. Lo que ha quedado claro es que los gobernantes europeos son títeres en manos de Estados Unidos, que es quien decide cómo se ha de resolver un conflicto en Europa”.
“Menospreciar a un país con bombas nucleares es bastante estúpido”
Haya palabras o no, con el envío de tanques la guerra en Ucrania pasa a una nueva etapa. Mandar blindados, resalta Ortega, es entrar en otra dinámica de guerra, en una fase superior, de mayor riesgo. Zelenski cree que va a ser posible recuperar territorios en manos de Rusia, “pero eso habrá que verlo”, agrega.
Es “bastante estúpido”, enfatiza, menospreciar a un país como Rusia, que tiene bombas nucleares. Si se les acorrala, “no hay que descartar que las pueda usar”, admite.
No obstante, el experto intuye que los Estados occidentales han valorado este peligro: “Si han decidido esto, es porque tienen alguna información de que la guerra nuclear no va a llegar”.
Aunque también reconoce que Rusia nunca va a ser derrotada: “Antes de que eso ocurra, le da al botón”. Por ello, incide, hay que negociar, “buscar fórmulas para que cada uno de los bandos se presente ante su población habiendo conseguido algo positivo. Los dos tendrán que renunciar a algo, aunque luego vendan que han logrado ciertos éxitos”.