El presidente de Catalunya, Pere Aragonès. Generalitat de Catalunya
CATALUNYA PLURAL // La situación estaba tan encallada tras la negativa de los comunes de aprobar los presupuestos si no se dejaba caer el mega-proyecto del Hard Rock, que ya a primera hora, lo que era casi inconcebible unas semanas atrás, se iba haciendo cada vez más visible. La sensación de la mañana era que nadie podía, ni quería, mover ninguna ficha: si ERC renunciaba al Hard Rock tal y como pedían los Comuns, el PSC se bajaba del carro. Pero si ERC decidía buscar en Junts per Catalunya un apoyo alternativo, debían aceptar eliminar el impuesto de sucesiones, y eso, ERC, no quería asumirlo. Como en aquellas partidas de ajedrez donde se llega a tablas de mutuo acuerdo por la incapacidad de mover ninguna pieza, el mostrador de juego no daba ya para más.
El presidente ha anunciado la decisión de convocar elecciones en una breve declaración, donde ha reivindicado los presupuestos con un tono de campaña electoral: “La oposición ha decidido decir no a 1.000 millones para combatir la sequía, aumentar un 10% el presupuesto de educación o invertir 1.200 millones de euros en vivienda”, ha remachado. Poco rato después, comparecía Jordi Turull, de Junts per Catalunya, y daba el último titular de la tarde en enunciar que la voluntad del partido es que su candidato sea Carles Puigdemont. Pero eso, por razones obvias temporales-judiciales, todavía está por ver.
Hay que decir que este no era un escenario que se divisara semanas atrás. Quizás por costumbre, quizás por mal cálculo de la situación, el voto afirmativo de los Comunes se daba por sentado, y este posiblemente ha sido uno de los factores que ayudan a comprender su decisión. Más allá de su posicionamiento respecto al mega-complejo lúdico y hotelero que el PSC y Junts per Catalunya –pero también el PP y VOX–, quieren sacar adelante en el Camp de Tarragona, en política no se puede ignorar a los actores que pueden ser determinantes, algo que entiende bien Pedro Sánchez. El firme posicionamiento de los Comunes ha forzado estos días a ERC a aceptar lo que llevan años medio escondiendo: sí, se habían comprometido a sacar adelante el Hard Rock. Será un tema que se recordará durante la campaña electoral, que de forma no oficial puede decirse que ya ha empezado.
Se acaba así el gobierno de Pere Aragonès, el primero presidido por ERC desde que Macià ocupó la Generalitat entre el 14 de diciembre de 1932 y el 25 de diciembre de 1933. La lógica situación de debilidad les ha forzado a buscar acuerdos en todo momento, y han tenido en el PSC al socio más fiel y estable. Ahora lo que queda por ver es cómo valorará la ciudadanía la gestión que ha hecho durante estos poco más de tres años al frente de la Generalitat de Catalunya.