Opinión | Pensamiento

Cerezas sobre la muerte

"El discurso poético es un discurso civil y ético, una decidida ubicación en el mundo. Frente al blanqueamiento de la barbarie acometida por el régimen franquista, la poesía ha de estar en el lugar incómodo y opositor del vencido", escribe Mario Obrero, que publica 'Cerezas sobre la muerte'.

Comentarios
  1. Casi siempre, por no decir siempre, las guerras las ganan los ricos porque tienen más recursos para comprar lo que haga falta y tienen también menos escrúpulos. Una persona honesta ni busca ni suele hacerse rica.
    La división en las izquierdas claro que no ayudó, pero no fué esa la causa de la derrota, de la derrota física, que no moral. Quienes luchan defendiendo unos ideales, un mundo más justo, aunque pierdan en el plano físico, el hecho de haber luchado por unos ideales les convierte en vencedores morales. Y espero que esos ideales alguna vez triunfen.
    «Vencereis pero no convencereis».

  2. A los vencidos nos tocó tragar, porque perdimos la guerra por nuestra propia incompetencia -la izquierda luchaba contra la izquierda- en medio de una guerra (una locura esto que hacían) contra el fascismo. Perdimos y nos lo hicieron pagar, pero los que tramaron la transición se supone que querían pasar página, pero la pasaron mal, sí, porque no exigieron la devolución de los muertos a sus familias, o si lo hicieron, no con la suficiente intensidad; el caso es que, seguimos sin hacer los deberes y sin pasar página. Pero las dos cosas urgen si queremos tener un futuro digno y en paz. El odio y el deseo revancha es perder el tiempo y una maldad.

  3. ¡Habla en cristiano, polaco!
    Estxs políticxs fachas, lacayxs del capital, a pesar de haber ido a colegios de pago lo que son, más que nada, patanes, incultos crónicos y, como tal, prepotentes. Lo eran en el 36 y siguen siéndolo a día de hoy.
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    “Ni siquiera los muertos estarán a salvo si el enemigo vence…
    (Juán Mainer Baqué – Arainfo.org)
    Y ese enemigo no ha cesado de vencer», advertía con toda razón y conocimiento Walter Benjamin en sus célebres tesis Sobre el concepto de historia, su trascendental obra póstuma. Un texto tan breve como complejo y proteico, escrito en París (1940) poco antes de la ocupación nazi y que se salvó casi milagrosamente —no así su autor que murió en el Port Bou franquista acosado por la Gestapo— gracias a la intercesión de su prima y amiga de confianza, Hannah Arendt, que logró llevarlo consigo a USA donde pudieron publicarse multicopiadas por primera vez en 1942.
    Recordar es un imperativo moral y ético; hay pasados que no pueden ni deben pasar. La obligación de recordar es inseparable del derecho a conocer. En los albores del siglo XXI, una sociedad históricamente ignorante es una sociedad enferma de amnesia, tolerante con la impunidad y potencialmente blanqueadora de cualquier forma de fascismo. Por eso está pasando lo que está pasando.

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