Opinión

Politizar los Juegos Olímpicos

"La derecha y la extrema derecha española están completamente descolocadas en estos Juegos Olímpicos", escribe Dani Domínguez.

Comentarios
  1. Que lástima, que poca idea de lo que se habla. En el mejor de los casos. O quizá sea la típica tergiversación de un totalitarista disfrazado de rojo (sic).
    Opinión y argumentación al nivel de Ababel Alonso.

  2. …Al no reconocer la criminalidad de la sublevación de 1936 (¡este Camuñas!) y de la longeva tiranía a que dio lugar, el PP está traicionando no solo la verdad histórica sino el cristianismo que dice profesar. Cada vez que Pablo Casado vuelve a la cantinela de que “no hay que reabrir heridas”, de que “hay que pensar en el futuro y dejar en paz el pasado” (o sea “la fosa del abuelo”) y demás monsergas indignas, falta a la más elemental decencia, desprecia a los muertos y sus familias y nos remite ineluctablemente a las tumbas blanqueadas de los hipócritas denunciados por Cristo. Si hubiera aquí un gran partido conservador moderado el país estaría a salvo y podría avanzar hacia el porvenir con paso más firme, unido en lo esencial. Pero la oposición actual se niega a verlo así y prefiere seguir atacando, criticando, acusando, desdeñando (¡qué muecas las de Cuca Gamarra, cómo se le tuerce la boca!), sin jamás pronunciar una palabra positiva, pedir perdón de nada, sin disculparse nunca, sin admitir jamás lo positivo conseguido por el adversario político (más bien considerado enemigo). Ello es patético. Un país con tantas posibilidades –y tantos retos que afrontar en común- no se puede permitir el desvarío de continuar así. Hace falta un centro político dialogante, culto, respetuoso, colaborador. Jugar con Vox es jugar con fuego.
    Tampoco estaría mal que las derechas admitiesen las crueldades cometidas por el tan cacareado Imperio de ultramar y el componente semita del “alma” española, mestiza, aunque no se quiera reconocer como tal. Lo de Santiago Matamoros llama la atención. A mí la grandiosa ceremonia “xacobea” del otro día, con la presencia de tantas personas de postín, rey y presidente del Gobierno incluidos, y la petición de socorro elevada al Patrón por lo de la (sagrada) unidad nacional, me resultó –no quisiera herir sensibilidades- asaz valleinclanesca….
    (Ian Gibson – «La cruz»)

  3. Se os ha olvidado mencionar al mayor rojo de la historia del deporte español. Abanderado en Barcelona 92, por cierto.

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