Crónicas | Opinión

Indulto, agitación y derecho imaginario

"La oportunidad política de indultar o no a los políticos presos no puede llevar a proclamar un ordenamiento jurídico imaginario".

Comentarios
  1. En el Estado español la Justicia funciona como una prostituta, las leyes como armas arrojadizas y la lealtad al extinto General Íssimo sigue firmemente enquistada en la corrupción, el crimen y la complicidad con que actúan los magistrados. Todos los abajo citados apenas si pasaron un par de años en la cárcel y el tribunal Supremo, la Ramera Mayor del Reino, les concedió gustosamente el indulto. Ahora, ese mismo podrido tribunal se lo niega a unos presos políticos porque son catalanes y creen en la independencia de su país.
    Ahora, después de cumplir ya parte de la despreciable condena de hasta 13 años a que el Estado español los condenó por no respetar el “todo atado y bien atado” que nos legó el rechoncho y sanguinario Caudillo, después de pasar años encerrados en las más vergonzosas mazmorras del “franquismo democrático”, ahora resulta que una caterva de jueces, togados del tribunal Supremo, se oponen al indulto de los presos del Procés, injustamente criminalizados por convocar un referéndum por la independencia de su país… Y no lo olvidemos, ganarlo.
    El Estado español ha concedido indultos a ladrones redomados del erario público, como fue el caso del modélico director del FMI, Rodrigo Rato. Los gobiernos de ambos signos -PP y PSOE, que hasta ahora no habían tenido discusiones para criminalizar al modelo independentista-, también han llegado a acuerdos para que sus sicarios nunca pasen más de un par de años en sus celdas de lujo antes de ser convenientemente indultados.
    Así se libraron de presidio psicópatas sádicos, como el general Galindo, militares golpistas como Tejero, torturadores como Billy el Niño (perdón, corrijo, a éste ni siquiera la juzgaron), asesinos de ciudadanos vascos, como Vera, Barrionuevo y Armada, el señor X de los GAL Felipe González (perdón, éste tampoco fue nunca juzgado)…
    El movimiento independentista, teniendo sobrado poder en las calles y hogares de toda Catalonia, ha optado por no responder al Estado español con la misma violencia que éste utiliza. Haciendo gala de una determinación y un coraje encomiables, los ciudadanos catalanes han optado por no aplicar la regla del “ojo por ojo y diente por diente” contra un Estado totalitario que no duda en aplicar toda su artillería franquista -que sigue plenamente operativa- contra cualquier resquicio democrático, contra cualquier atisbo de derechos humanos y civiles que quede en Catalonia.
    La represión del Estado español ha roto ya todos los límites aceptables y se ha cebado brutalmente con la pacífica y nada violenta población catalana; los militares fieles a la herencia del General Íssimo no tienen pelos en la lengua y ya han amenazado -sin ningún descaro y firmando manifiestos- fusilar a 26 millones de españoles y sacar los tanques a las calles de Cataluña para imponer su modelo de España.
    (Canarias Semanal)

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