Cultura | Opinión

‘Otra ronda’: beber mola (o no)

Thomas Vinterberg firma una película arrolladora y desigual sobre los efectos del alcohol.

Comentarios
  1. Tres comentarios menos que marginalmente relacionados con la película.
    Uno, que en los países nórdicos se bebe mucho habitualmente, incluso en medio del trabajo. Unos colegas míos, soy maestro aunque ya jubilado, participaron en un intercambio con otros maestros en Finlandia, en sus escuelas públicas. Comían en la escuela y los maestros y maestras finlandeses llevaban, casi sin excepción, sus botellas de ginebra o de vodka, de las que echaban largos tragos y a nadie, excepto a mis compañeros, extrañaba la cosa.
    Dos, que la crisis de los cuarenta tendrá de todo, menos de típica. Ni yo la pasé a su tiempo, ni ningunos de mis conocidos y conocidas.
    Tres, el poema que encabeza el artículo, como muchos otros de poetas musulmanes exaltando el vino, prueba que la prohibición del alcohol no ha sido siempre tan taxativa como ahora ni castigada tan duramente. Incluso se cuenta que un cadí o juez de Al Andalus cada vez que se iba a cruzar por la calle con un beodo, cambiaba de lado de la calle para no tener que reconvenirlo.

  2. Se sigue promocionando la droga dura más peligrosa y dañina para la sociedad y sus ciudadanos: el alcohol. Y se hace cada día por vías diversas y por destacadas figuras mediáticas en multitud de medios de comunicación, casi todos, y en los «culturales», como es este caso.
    De lo que no se habla, en la práctica, nunca, es de sus víctimas: de l@s propi@s alcohólic@s y de sus familias (hij@s, madres, parejas, padres, etc.).
    Gracias en nombre de todos ellos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.