VALENCIA // Lo que tenía que ser una ceremonia de entrega de premios, solemne, oficial y con reconocimiento social, se convirtió en un acto ideal para que diversos colectivos hiciesen patente a las altas instancias del Estado y del País Valenciano su desacuerdo con los recortes y la situación socioeconómica de España. La Reina Sofía, acompañada de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá y del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, estaban citados a las 11:30 horas para la entrega de los Premios Jaime I, unos premios que reconocen la labor de varios investigadores.
Desde las 10 de esa misma mañana, los aledaños de la Lonja, donde se iba a realizar el evento, comenzaron a poblarse de personas que, en desacuerdo con las políticas restrictivas, estaban dispuestas a hacerlo notar. Incluso traían sus propios premios, los ‘tuppers de oro’ para Rodrigo Rato o el ministro Wert, entre otros. Víctimas de desahucios, dependientes, estudiantes… diversos colectivos junto a miembros del 15-M llevaron hasta la Lonja sus pancartas reivindicativas.
Las calles estaban llenas de policías, incluso el cordón de seguridad se había ampliado respecto a otros años. De hecho, en las 23 ediciones anteriores, las alabanzas y las muestras de apoyo y cariño a los miembros de la Casa Real eran lo habitual, pero este miércoles estaba claro que no. Hasta un helicóptero sobrevolaba la zona.
Y empieza el desfile. De las primeras en llegar, Rita Barberá, que es recibida al grito de “fuera, fuera”, mientras ella saluda irónicamente a los manifestantes, sonríe, sigue saludando y disfruta con los insultos. “Mucha corbata y muy poca vergüenza”, grita alguien, y la Lonja se va llenando de autoridades. Aumentan los gritos, “ladrones, ladrones”. Llega la consellera de Educación, “Català, dimisión”, se escucha. Aparece la delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León, y los manifestantes le recuerdan su gestión de la “primavera valenciana” con gritos de “fascista” y “asesina”. Al poco llega el presidente Fabra. Él mira y sonríe, tiene menos tablas que Camps, pero ya se va acostumbrando a los abucheos. Los manifestantes gritan, “ahí están los dineros, de todos los valencianos”.
Finalmente llega la Reina, la plaza del mercado es un solo sonido, “fuera, fuera”. Ella saluda sin fuerzas, sin ganas. A lo lejos se oyen tímidos aplausos, uno, dos, quizás quince, pero la sonora pitada es más contundente. Saluda a todos y entran al recinto. Al fondo, en la calle, un grito unánime: “Sin-ver-güen-zas, sin-ver-güen-zas!!!”.
La ceremonia se retransmite fuera, en la calle, a través de una pantalla gigante. No hay nadie siguiendo el acto, solo los manifestantes que proyectan su ira contra la pantalla al grito de “¿esto quién lo paga?” o “es una mafia, no es un gobierno” cada vez que la cámara enfoca a un político.
¿Y dentro? Pues decenas de invitados presencian cómo se entregan los seis premios Jaime I. Cada uno de ellos, dotado con 100.000 euros. Unos premios que concede un jurado compuesto por una cincuentena de personas, la gran mayoría de fuera de Valencia y a la que se les debe pagar el viaje y la estancia de varios días en uno de los mejores hoteles de la ciudad.
Los discursos no se salen de la doctrina oficial, “hay que unir esfuerzos”, “la importancia de la I+D+i, lo normal en estos actos. Incluso el presidente de Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), Rafael Boluda, ha ido más allá y ha llamado a todos a “pensar más en nuestras obligaciones que en nuestros derechos”. La gente no da crédito.
Mientras tanto, en la calle, se ha unido una manifestación de trabajadores de centros de atención a personas con discapacidad. La Generalitat les adeuda varias decenas de millones de euros y la situación comienza a ser límite, muchos centros amenazan con echar el cierre.
La ceremonia transcurre sin más problemas. Concluye el acto y la Reina permanece dentro casi una hora más. Los manifestantes comienzan a abandonar la calle, no sin antes abuchear a sus políticos al grito ya clásico de “que no, que no, que no nos representan”. La Reina sale, vuelve a saludar, no se sabe bien a quién, y su coche enfila la salida del centro de la ciudad.
Mientras Sofía, Fabra y Barberá entregan los premios en la Lonja de Valencia, a menos de un kilómetro, los farmacéuticos valencianos anuncian una “huelga indefinida”. El Consell les adeuda las facturas desde mayo hasta ahora. Su presidenta incluso pide un rescate al Gobierno central, que sea él quien les pague, no la Generalitat, no se fían. Hoy, al menos, y hasta el momento, no han cortado la luz a ninguna Conselleria, que visto lo visto, no es poco.