Pedro Sánchez, atrapado entre los movimientos de PP y Podemos

Todos los caminos conducen a Pedro Sánchez, pero Pedro Sánchez está perdido en un laberinto. El pacto de gobierno ofrecido por Pablo Iglesias y la renuncia momentánea de Mariano Rajoy a la investidura endosan la responsabilidad de formar gobierno al líder del PSOE, atrapado entre los dos movimientos estratégicos de sus principales adversarios.

«Ni come ni deja comer», dijo anoche el secretario de Organización socialista, César Luena, del presidente en funciones. «Es una ofensa para los militantes», destacó el exsecretario general del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba de la propuesta de Podemos.

Desde el mismo 20-D, con un resultado endiablado más cercano a la ingobernabilidad, las salidas de Pedro Sánchez han estado prácticamente bloqueadas. Empezando por las puertas de su propia casa, donde los barones le estaban esperando con el ticket de devolución en la mano tras cosechar los peores resultados de la historia del PSOE.

La izquierda -incluida buena parte de su partido- jamás le perdonaría que dejase gobernar a Rajoy con su abstención. Pero es que para la derecha -y también buena parte de su partido-, un gobierno socialista apoyado por Podemos resultaría igualmente un sacrilegio, sobre todo después de que la formación morada marcara como línea roja el referéndum catalán.

«Con 90 diputados no se puede hacer nada, nuestro lugar está en la oposición», han venido remarcando algunos barones socialistas. Sánchez ha seguido dando vueltas, entre un comité federal y otro a la vuelta de la esquina. Según diversas encuestas, unas nuevas elecciones beneficiarían al PP y a Podemos, que desplazaría al PSOE al tercer lugar. Esa dirección, por tanto, también parece fallida para Sánchez, que todavía puede verse ante un peor escenario: unos comicios en los que ya no repitiese como candidato. En ese callejón ya no habría salida.