Decálogo de resistencia

La esperanza es una cuestión política. Cuando la gente la pierde, vota al fascismo.

Ken Loach

1. La política institucional no es la única política que existe. Durante el franquismo no existían los partidos políticos, pero hacíamos política.
2. Hay mucha gente organizada en las asociaciones vecinales y culturales, en los movimientos sociales, en la lucha contra el cambio climático. Están haciendo política.
3. Hay personas haciendo política que no están organizadas, pero que saben la importancia que tiene el apoyo mutuo y hacer comunidad cuando no existen servicios sociales adecuados, cuando quieren otro tipo de barrio o un pueblo solidario. ¿Qué son si no las candidaturas independientes de los partidos políticos –a veces sólo de mujeres– en las villas con municipio propio que sólo quieren que su pueblo funcione? Tomemos nota del pueblo toledano en el que todas sus vecinas están atendidas gracias al reparto de comida y medicinas, a la vez que se combate la España vaciada. O las ‘vecinas a la fresca’ en el barrio de Lavapiés en Madrid que quieren revertir la gentrificación, ver más verde o simplemente cuidarse las unas a las otras (como si esto fuera poco).
4. Las leyes más progresistas –y lo que es más importante su cumplimiento– se consiguen presionando en la calle. La política institucional –hasta que seamos capaces de lograr un sistema alternativo– se complementa con las movilizaciones. Su ausencia relega las leyes a su mera publicación en el BOE.
5. La opinión de las votantes es importante y se debe tomar en consideración. Un acto electoral de Unidas Podemos celebrado en mi barrio con ocasión de las elecciones del 28/5/23 contempló la intervención de ¡6 ponentes! Nos marchamos aburridos antes de poder dar nuestra opinión. Las personas que ejercen la política en las instituciones tienen primero que aprender de la historia, luego ejercitar la humildad y después desterrar el autobombo, demasiado frecuente, también en la izquierda. La crítica construye y la autocrítica enmienda.
6. La derecha y los medios de comunicación dominantes tienen razones poderosas para querer renombrar los términos ‘derecha’ e ‘izquierda’. La ideología les sale por los poros pero nos critican a la izquierda que politizamos todo. Pues claro que politizamos todo, puesto que todo es política. Pero han conseguido que también la izquierda hable de ‘conservadores’ y ‘progresistas’. Si la izquierda pretende lanzar mensajes diferentes de la derecha, no debería usar los mismos eufemismos lingüísticos: desempleo por paro, empleador por patrón. El lenguaje es importante y no debe moldear comportamientos sino estar al servicio del entendimiento y el propósito común. Somos de izquierdas; dejemos la etiqueta de ‘progresistas’ para las personas que se identifiquen con ella.
7. El gran error de la izquierda en las elecciones del 28/5/23 no ha sido sólo estar dividida, sino no darse cuenta de que la derecha iba a por todas. Claro que el gobierno de coalición es mejor que un gobierno de la derecha y ha sacado adelante leyes necesarias, aunque a sus caras visibles les ha faltado transmitir confianza. Sin embargo, las votantes necesitan ver que hay diferencia entre las políticas de la derecha y las de la izquierda porque, si no, probarán suerte con los autoproclamados salvadores o simplemente se abstendrán de votar. Un gobierno de izquierdas debería abordar el expolio de las grandes empresas en vez de bajar el IVA que financia los servicios públicos; un gobierno de izquierdas debería haber derogado la ley mordaza que coarta la libertad de expresión; un gobierno de izquierdas debería haber reconocido la masacre de Melilla.
8. Ser de izquierdas es una actitud en la vida. Para nosotros la política no es una fuente de ingresos ni empieza y termina con un cargo (¿cuántas veces hemos leído y oído que ‘alguien deja la política’?); la política es intentar mantener y defender la dignidad y la ética en todo lo que haces. En el trabajo es fundamental la unión de los trabajadores; en las relaciones personales no caben dominaciones de ningún tipo; en lo social debemos luchar por el bien de la colectividad.
9. La carta de ‘los intelectuales’ pidiendo la unidad de la izquierda para las elecciones del 23/7/23 está muy bien, pero las personas que no tengan cargo o no sean conocidas pueden hacer tanto o más que firmar una carta. Se trata de que cada persona que se considera de izquierdas investigue lo que puede hacer en su propio entorno para parar el avance de la derecha y el fascismo. No hay una sola manera de hacer las cosas. Todas son válidas y no debemos concentrar nuestros esfuerzos sólo en la política institucional.
10. Por último, con ocasión de la presentación de su última película en Cannes, Ken Loach nos ha dado a la izquierda una lección de dignidad, coherencia y compromiso políticos. Su obra y sus palabras nos hablan de la desesperanza de los nadie y cómo la generosidad entre pares se reaviva cuando nos sentimos fuertes. Tomemos nota: no nos resignemos, resistamos y luchemos. No nos queda otra.