Yahya (nombre ficticio) es una de las 1,2 millones de personas que viven desplazadas en Rafah, al sur de la Franja de Gaza. Su sobrino murió de hambre debido a la falta de suministros como consecuencia de la invasión de Israel.
Es uno de los casos reportados por la ONG Save the Children, la cual denuncia que uno de cada tres niños y niñas menores de dos años sufre desnutrición en la Franja: «No están recibiendo los alimentos y la atención médica que necesitan para sobrevivir debido al bloqueo de los alimentos y a la destrucción del sistema sanitario«, asegura la organización.
Las familias palestinas reportan una «gran pérdida de peso, debilidad y grietas en la piel» de los menores. Unas consecuencias que podrían llegar a sufrir los casi 350.000 menores de cinco años que en la actualidad viven en Gaza y que, de acuerdo con Save the Children, «son los que corren mayor riesgo de desnutrición a medida que la situación, ya de por sí catastrófica, se deteriora rápidamente en todo el territorio».
Unos hechos que podrían derivar en el desarollo de otras enfermedades ya que la falta de alimentación afecta al sistema inmunitario de los niños y niñas haciendo que dolencias menores como la diarrea puedan tornarse en potencialmente letales. «Actualmente, la diarrea está muy extendida en la Franja de Gaza debido a los desplazamientos masivos y a las condiciones antihigiénicas exacerbadas por la destrucción de las infraestructuras sanitarias, e incluso los recién nacidos y los bebés de seis meses sufren diarrea», exponen desde Save the Children.
La organización explica que los menores están perdiendo entre un 50% y un 60% de peso, un hecho que afecta a sus interacciones básicas y a su comprensión de las cosas.
Una situación que se agrava mientras Israel sigue bloqueando la entrada de ayuda humanitaria. Para Save the Children, «los ataques a los trabajadores humanitarios y a la distribución de alimentos hacen que la entrega de ayuda sea insegura, lo que restringe aún más una respuesta humanitaria ya de por sí paralizada». El pasado lunes, el ejército israelí mató a siete trabajadores de World Central Kitchen, la ONG liderada por el chef español José Andrés y encargada de repartir alimentos en la Franja.
Hace apenas dos semanas, Oxfam Intermón denunció un bloqueo sistemático de la ayuda humanitaria enviada por diferentes organizaciones, incluido un cargamento de 2,3 millones de toneladas de oxígeno, incubadoras y equipos de agua y saneamiento que la propia ONG había organizado. El cargamento, de acuerdo con la denuncia publicitada por Oxfam, había sido rechazado «durante semanas y meses como resultado de un régimen de aprobación, examen e inspección impredecible y caótico, controlado, en última instancia, por las autoridades israelíes».
A la falta de alimentos se suma el desabastecimiento de medicamentos y un completo colapso de las infraestructuras médicas en Gaza. Médicos sin fronteras ha denunciado que el sistema de salud «no tiene la capacidad para hacer frente a la situación actual». Asimismo, alertan de que «la altísima densidad de población» supone un riesgo de aumento de enfermedades transmisibles.