Opinión

¡Paremos el genocidio en Palestina!

"Es insoportable ser testigo de esta matanza, ¡qué sentimiento de horror e impotencia!", escribe Fernando Luengo

Comentarios
  1. Don’t worry, contamos con políticos europeos, a más orgullo españoles, que están por la labor de pacificar y conciliar el mundo.
    Borat award for diplomacy: Winner: Josep Borrell.
    El “jardinero europeo” o jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, recibió el antipremio de Político como “El tonto de la diplomacia”. En el texto se puede leer:
    “Si hay algo por lo que los europeos pueden contar con Borrell es que nunca pierde la oportunidad de ser estúpido. Sus elogios a las elecciones presidenciales «pacíficas» de Ecuador después de que uno de los candidatos fuera asesinado y su promesa de enviar aviones de combate a Kiev después del ataque a gran escala de Rusia contra Ucrania son materia de leyenda. A medida que su mandato llega lentamente a su fin, Borrell parece empeñado en ofrecer a los europeos recordatorios diarios de su ineptitud diplomática”. (Insurgente.org)

  2. ¿Gobierno de izquierdas? ¿Desde cuando el PSOE se ha vuelto de izquierdas? Si ni siquiera Sumar y Podemos lo son, a lo sumo se les podría denominar progres.
    Además ¿es que el dueño del «cortijo», el capital, permitirá nunca que sus capataces, los gobiernos, sirvan a los sirvientes del cortijo y no a ellos, los amos?.
    Sólo una rebelión en masa de los «sirvientes» del cortijo, o sea del pueblo, podría cambiar las cosas y el pueblo sigue en anestesia profunda.
    NO ES GUERRA, ES GENOCIDIO, dices bien Fernándo.
    Gracias por llamar a las cosas por su nombre.
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    LA COALICIÓN «PROGRESISTA»: ¿ENTRE EL ATLANTISMO Y LA SOLIDARIDAD CON PALESTINA? (Marta Amat – Canarias Semanal)
    ¿Cómo navega España entre las exigencias de la OTAN y las demandas de paz en Oriente Medio? La difícil tarea de un gobierno tramoyista.
    En una época de tensiones geopolíticas crecientes, España se encuentra ubicada en un punto crítico. Con un Ejecutivo que se inclina hacia el Atlantismo y la toma de decisiones que suscitan controversia, ¿Cómo se podrá equilibrar el compromiso con la OTAN y la UE, con la solidaridad hacia Palestina y la ética en la política exterior? Puro malabarismo mágico.
    En la esfera geopolítica actual, el papel de España como actor en los conflictos internacionales se ha intensificado, especialmente bajo el gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos.
    La política exterior del país, influenciada significativamente por la OTAN y la situación en Ucrania, ha dado un giro notable hacia el atlantismo, tal como se evidencia en varias acciones y decisiones.
    La Cumbre de Madrid, liderada por el presidente Sánchez, marcó un punto de inflexión, resaltando el interés en el norte de África y considerando la inmigración como una herramienta híbrida de conflicto. Esta orientación se ha reflejado igualmente en el incremento de los presupuestos de Defensa, que han superado el 20%, una decisión apoyada por todos los partidos del gobierno, incluyendo, naturalmente, la fracción Podemos.
    Más allá de las cifras, la política exterior española ha experimentado también cambios significativos, tales como el apoyo a la ocupación marroquí del Sáhara Occidental y la consolidación de acuerdos de armamento con regímenes teocráticos, como el de Arabia Saudí. Estas decisiones han provocado algunas controversias internas, -sin que la sangre haya llegado al río, desde luego-, poniendo de manifiesto las visibles y flagrantes contradicciones entre «principios» y «práctica política».
    La complejidad de la situación, en cualquier caso, se agudiza aún más al considerar la posición que mantiene España en relación con el conflicto israelí-palestino. A pesar del rechazo generalizado en España hacia las acciones de Israel en Gaza, la política exterior española continúa manteniendo su curso, con compromisos militares que, de manera indirecta y en los hechos, están respaldando a Israel. Esto se manifiesta en la participación en misiones militares en el Líbano y la presencia de buques españoles en el Mediterráneo.
    Recientemente, la implicación de España en el conflicto de Yemen ha cobrado, asimismo, relevancia. La Administración Biden ha insinuado España partícipe en una coalición militar en el Mar Rojo, un movimiento que el Ejecutivo de la Coalición ha condicionado a la aprobación de la OTAN y la UE. Parece evidente, incluso para los más despistados, que la influencia de las grandes potencias en la política exterior española y sus implicaciones militares son totales y están siendo determinantes .
    En este contexto, tanto la solidaridad con Palestina, como la crítica a la guerra emprendida por Israel debería ir de la mano con una reflexión profunda sobre el papel que realmente desempeña España en el escenario internacional.
    Por ello, en nuestra opinión, hoy exigir la ruptura de relaciones con Israel, así como el cese del comercio de armas y la anulación de compromisos militares, deberían de constituir condiciones «sine qua non» para los miles de activistas que estos días se pronuncian en las calles españolas en contra de la masacre de la que está siendo víctima el pueblo palestino.

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