Hay acuerdo en la COP28. La cumbre del clima de Dubái logra cerrar un texto tras toda una madrugada de negociaciones. Por primera vez en la historia de las cumbres del clima habrá una mención explícita para acabar con los combustibles fósiles, principales culpables del calentamiento global y el consecuente cambio climático.
De esta cumbre salen multitud de acuerdos sobre diversos temas, como financiación, mitigación o adaptación. Pero el más importante y que actúa como documento de conclusiones es el Balance Global, un texto que será el faro de la la acción climática durante la próxima década.
El segundo y definitivo borrador se publicó a las 7 de la mañana en Dubái, en plena madrugada en España. La presidencia de la cumbre, en manos de Emiratos Árabes Unidos como organizadora, tenía el reto de mejorar un documento cuya primera versión generó un descontento generalizado. Finalmente, la segunda propuesta ha sido la ganadora. Tanto los petroestados a favor de seguir usando hidrocarburos como los que pedían su final (la Unión Europea, entre otros) han llegado a un punto común de entendimiento.
No obstante, parece que durante el plenario de aprobación, donde nadie se opuso a la propuesta de texto, no estaban presenten todas las Partes. La representante de Samoa, integrante de la Alianza de Pequeños Estados insulares (AOSIS) tomó la palabra para denunciar que el grupo no estaba presente en la sala cuando se llevó a cabo la votación y se pidieron objeciones. Sus quejas y comentarios únicamente quedarán registradas en el acta de la reunión.
El texto acordado por unanimidad no incluye de manera explícita la eliminación progresiva (phase-out) de los combustibles fósiles. Tampoco siquiera el otro concepto en disputa durante toda la cumbre (phase-down; reducción progresiva). Al final, en un intento de contentar a todas las partes, la presidencia ha recurrido a “transitioning away», un concepto nuevo hasta ahora en las negociaciones con el que se insta a una transición para alejarse del carbón, el petróleo y el gas.
La primera versión del texto –tachada de «insuficiente» e «inaceptable»– hacía referencia a «reducir» tanto el consumo como la producción de combustibles fósiles, “de manera justa, ordenada y equitativa, a fin de alcanzar el objetivo de cero emisiones netas antes de 2050 o en torno a esa fecha, de conformidad con los conocimientos científicos”.
Ahora, la nueva propuesta pide una transición hacia el abandono de los fósiles en los sistemas energéticos, de manera justa, ordenada y equitativa, «acelerando las medidas en esta década crítica». Es decir, además del cambio de «reducir» y transicionar hacia el fin de los fósiles, se reconoce la importancia de esta década para la acción climática.
Aun no siendo la redacción lo suficientemente dura como querrían algunos países, organizaciones y especialistas, de salir aprobado el texto, es la primera vez en tres décadas de cumbres climáticas que los países acuerdan en un texto el fin de los combustibles fósiles. Actualmente, el carbón, el petróleo y el gas presentan el 80% de la energía mundial y son responsables principales de que el planeta se haya calentado este año 1,46 °C respecto a la época preindustrial.
Otra de las diferencias respecto al primer borrador reside en el párrafo que sirve de introducción a las medidas dirigidas a los países. Si en el anterior se pedía a los implicados que «tomen medidas que podrían incluir» (ese «podrían» fue muy criticado por dejar a elección de cada uno qué acciones acometer), la nueva propuesta «insta» a las Partes a que «contribuyan» a los esfuerzos mundiales hacia la transición energética pero teniendo en cuenta las “diferentes circunstancias, trayectorias y enfoques nacionales». Además, como novedad se incluye una mención explícita al objetivo de 1,5 ºC y al Acuerdo de París.
Un aspecto llamativo de este texto introductorio es el verbo empleado en inglés: «calls on» (insta, pide, llama). En la jerga jurídica de este tipo de negociaciones significa más bien «invitación» o «petición», y supone el término más débil de todos los que se podrían usar en este tipo de peticiones. No obstante, la presidencia vio que era lo máximo a lo que podían aspirar ante el bloqueo continuo de países como Arabia Saudí.
«Recomendamos ser flexibles y antepusieron los intereses comunes a los propios», comentó al inicio del plenario final Sultan Al Jaber, presidente de la COP28, ministro de Emiratos y presidente de la petrolera estatal, un cargo por el que ha sido durante criticado el último año.
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