Raquel Martí: “No habíamos visto una catástrofe humanitaria como la de Gaza en toda la historia de la ONU”

Raquel Martí, doctora en Historia con una amplia experiencia en la cooperación internacional, es directora del Comité español de la UNRWA, una ONGD creada en 2005 para apoyar el trabajo de la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados y refugiadas de Palestina. En estas semanas de ataques del Ejército israelí a la Franja de Gaza, se ha convertido en una de las portavoces de referencia en España para entender la dimensión del genocidio que están ejecutando.

¿Cómo describiría lo que está pasando en Gaza? 

No habíamos visto una catástrofe humanitaria como la de Gaza en toda la historia de la ONU. En palabras del secretario general Guterres, nunca se había matado a tantos niños, tantos humanitarios, tantos sanitarios y tantos periodistas en un espacio tan corto de tiempo. El número de niños asesinados supera al de la suma de todos los conflictos del mundo en 2019. Nunca habíamos visto que se dieran a la vez tantas vulneraciones. El asedio de 2,2 millones de personas es un castigo colectivo. Se está produciendo el desplazamiento forzoso de 1,6 millones de personas, y el de la Nakba (en 1948) fue de 700.000. Así que lo analices por donde lo analices, es inaudito todo lo que está pasando.

Desde los ataques israelíes a la Franja de Gaza en 2014, la situación del pueblo palestino prácticamente desapareció de los medios de comunicación y costaba mucho que se hicieran eco de las violaciones de derechos fundamentales que seguía sufriendo. Israel casi consiguió su objetivo de que la comunidad internacional asumiese que la normalidad de los palestinos era sufrir la violencia, la ocupación, el apartheid, los encarcelamientos… ¿Cómo habéis vivido este periodo en el que, además, buena parte de la financiación a la ayuda internacional se derivó a la guerra de Ucrania?

Cuando en 2018 Donald Trump retiró la financiación a la UNRWA como parte de su llamado Plan del Siglo para el conflicto israelí-palestino, estuvimos en peligro de desaparecer. Entonces,un tercio de nuestro presupuesto anual venía de Estados Unidos. Pensamos que tendríamos que cerrar nuestro plan de educación, que comprende 700 escuelas a las que asisten medio millón de alumnos. Afortunadamente la comunidad internacional reaccionó y fue el único año en el que cerramos con déficit cero. 

Desde entonces, hemos acabado cada ejercicio con un déficit de más de 100 millones de euros y no tenemos dinero para pagar los salarios de los 30.000 trabajadores que tenemos, de los cuales 13.000 están en Gaza y 5.000 de ellos, siguen trabajando. 

Unos salarios de los que no solo dependen ellos sino toda su familia.

Sí, somos la mayor agencia de contratación en Oriente Medio y, además, de trabajadores refugiados palestinos, porque es el primer requisito para trabajar en la UNRWA. 

«Nunca se habían matado a tantos niños, tantos humanitarios, tantos sanitarios y tantos periodistas en un espacio tan corto de tiempo»

¿Cómo les ha afectado en estos años el silencio mediático? 

Lo hemos notado mucho. A partir de la guerra de Ucrania, apenas si se quedaron corresponsales y periodistas freelance en Palestina. Incluso nos costaba encontrar reporteros que nos acompañasen para mostrarles nuestro trabajo. Nos decían que Palestina no era un tema prioritario. La ciudadanía se quedó sin información. Así que cuando llegó el 7 de octubre, mucha gente no entendió el contexto, los antecedentes de lo que está pasando ahora en Gaza y lo que ocurrirá en el futuro. Netanyahu ya ha anunciado que cuando acabe con Hamás no se irá de la Franja, que la mantendrá bajo su control. 

P. ¿Han notado un aumento de las donaciones de la ciudadanía? 

Sí, de hecho, nunca habíamos recibido tantísimas donaciones como ahora, y no solo económicas. Nos han llamado cientos de personas para ofrecernos lo que saben hacer: psicólogos para ofrecer terapia, artistas para recaudar fondos… También recibimos muchos mensajes de apoyo, de cariño y también de frustración por la falta de reacción de la comunidad internacional. 

La UNRWA es una agencia muy peculiar dentro de las Naciones Unidas porque está centrada en un solo pueblo que lleva 75 años siendo refugiado ¿Cómo describiría su importancia?

La UNRWA es la única agencia de la ONU con el mandato de asistir a los seis millones de refugiados de Palestina. La única ayuda que reciben es a través de la UNRWA, y sin ella su situación sería muchísimo peor. Ofrecemos educación a medio millón de niños y niñas refugiados de Palestina que, de lo contrario, estarían expuestos a la explotación infantil, a los abusos sexuales, a los  grupos armados. Tenemos ocho centros de formación profesional en el que anualmente se matriculan unos 8.000 jóvenes. Por tanto, les estamos dando una salida laboral en un contexto con uno de los porcentajes más elevados de desempleo del mundo. Damos asistencia médica a toda la población refugiada palestina, con una media de 9 millones de visitas médicas anuales y llevamos a cabo la inmunización de los recién nacidos hasta los niños de cinco años.

Y nos hemos tenido que especializar en las emergencias, tanto producidas por el conflicto como por tragedias naturales como el terremoto de Siria. Somos quienes estamos coordinando toda la ayuda humanitaria que llega a Gaza, tanto con socios locales como internacionales y, por tanto, nos estamos encargando de la vida de 2,2 millones de personas en la Franja. 

«Israel intenta vulnerar el principio de inmunidad de la ONU»

¿Cómo ha vivido que parte de la comunidad internacional en lugar de exigir un alto el fuego pidiera corredores humanitarios?

Nosotros hemos pedido desde un principio que haya un alto el fuego definitivo para salvar vidas. Si nos tenemos que conformar con corredores humanitarios, por lo menos que se nos permita distribuir la ayuda  sin poner en riesgo a nuestro personal ni a la población civil. Lo que debería ser un imperativo para todos los países es pedir un alto el fuego porque parece que se ha dado por sentado en este conflicto que toda la población civil de Gaza forma parte de Hamás. Y para acabar con Hamás no debería ser necesario acabar con toda la población civil de Hamás, que es lo que parece que está sucediendo. 

Es muy frustrante porque los países miembros de Naciones Unidas tienen la obligación de denunciar las vulneraciones del derecho internacional humanitario y de poner medidas para evitarlo. Y hasta ahora no hemos visto declaraciones contundentes que denuncien las violaciones cometidas por ambos actores: por Hamás y por Israel. Y solo un puñado de países han pedido un alto el fuego.

Recientemente, Israel ha acusado a las Naciones Unidas de complicidad con el terrorismo de Hamás y la ha declarado una organización non grata en el país. ¿Cómo ha sido hasta ahora la relación de la UNRWA con Israel, cuyo permiso necesitan para trasladar la ayuda a la Franja de Gaza y a Cisjordania y cómo les puede afectar esta criminalización de la ONU? 

La relación siempre ha sido complicada a pesar de que hay un acuerdo firmado entre la UNRWA e Israel que reconoce nuestro trabajo como agencia humanitaria esencial para ayudar a la población refugiada de Palestina en el día a día. Tenemos muchísimas dificultades para hacer nuestro trabajo diario. En Cisjordania, es habitual que retengan durante horas a nuestros trabajadores en los checkpoints y que no les permitan llegar a sus lugares de trabajo, por lo que a menudo no podemos asistir a la población. Esto supone miles de dólares de pérdidas todos los años, además de los niños que no pueden recibir clases de sus profesores, de todos los médicos que no pueden llegar a las clínicas y un sinfín de trabajadores que no pueden ir a nuestras oficinas. 

Además, Israel intenta vulnerar el principio de inmunidad de la ONU por el que nadie, y menos un grupo militar o armado, puede registrar un vehículo o una oficina de la UNRWA. Muchas veces lo intentan, nos negamos y nos retienen muchas horas. También es habitual que cuando estamos trabajando en los campos de refugiados, Israel lleve a cabo redadas con gases lacrimógenos prohibidos en zonas densamente pobladas y utilice munición real letal para dispersar manifestaciones, poniendo en riesgo también a nuestros trabajadores.

«Hay más de 100 cadáveres en el patio del mayor hospital de Gaza en estado de descomposición y se los están comiendo los perros porque no los pueden enterrar por los ataques» 

Otro país fundamental para entender la impunidad de Israel es Alemania, que sigue imponiendo también su apoyo en la Unión Europea por su sentimiento de culpabilidad por el Holocausto. ¿Cómo es la relación de la UNRWA con Alemania? 

Muy buena, es el mayor donante europeo y el segundo de todo el mundo. Y siempre ha defendido la financiación de la Unión Europea a la UNRWA.

¿Qué opina de que los dirigentes israelíes intenten justificar los crímenes de lesa humanidad que está cometiendo su Ejército contra la población civil diciendo que Hamás utiliza escuelas y hospitales como escudos humanos?

Nosotros somos una agencia humanitaria y no podemos confirmar ni desmentir que esos datos sean ciertos. Pero aunque fuese así, Israel no podría atacar un hospital a menos que demostrase que supone un riesgo inminente que Hamás esté en el subsuelo de las instalaciones –algo que no ha demostrado- . Pero, previamente, tendría que hacer una evacuación efectiva del personal sanitario, de los pacientes y de las personas refugiadas en sus instalaciones. Los pacientes tendrían que ser trasladados con vehículos medicalizados a lugares seguros donde les pudiera seguir manteniendo con vida. Y no lo hay a no ser que les sacaran fuera de la Franja porque los hospitales del sur están colapsados, sin electricidad, sin medicamentos y sin suministros médicos. 

Están atacando hospitales en los que hay miles de personas refugiadas y en los que ya han muerto más de treinta pacientes, incluidos tres bebés, por la falta de electricidad para las máquinas, por deshidratación, inanición… El personal médico ha informado a la Organización Mundial de la Salud de que hay francotiradores israelíes disparando a través de las ventanas a los pacientes y que están disparando a quienes intentan huir con banderas blancas. Hay más de 100 cadáveres en el patio del mayor hospital de Gaza en estado de descomposición y se los están comiendo los perros porque no los pueden enterrar por los ataques. 

«La ayuda que Israel ha dejado meter en Gaza solo ha servido para entretener a los medios de comunicación»

Usted es también docente sobre Oriente Medio. ¿Cómo reaccionan sus alumnos cuando les cuenta todas las violaciones sistemáticas del derecho internacional y del derecho internacional humanitario que comete el Estado de Israel desde hace décadas?

No entienden que Israel pueda hacerlo, que no tenga ninguna consecuencia ni que ningún país haga nada por acabar con esta situación. La ocupación de Israel sobre Palestina es ilegal, se ha cronificado y no tiene visos de que esta situación vaya a cambiar.

El Comité Español de la UNRWA es una ONGD con una larga relación con la UNRWA y que la apoya en la financiación. ¿Cómo funciona esa cooperación?

Nosotros somos una ONG vinculada a UNRWA, trabajamos exclusivamente para ellos y nuestro mandato es recaudar fondos para mantener los programas en terreno, sensibilizar a la ciudadanía y a la opinión pública sobre el conflicto y sobre la situación de los refugiados de Palestina, educar en derechos humanos y en los valores de las Naciones Unidas. 

Y existen comités como este en muchos países?

No, sólo uno en Estados Unidos y éste en España. 

Desde el 7 de octubre, los bombardeos israelíes han acabado con la vida de más de, al menos, 102 trabajadores de la UNRWA en la Franja de Gaza.¿Cómo está viviendo este genocidio?

Psicológicamente es muy duro porque tengo que estar informándome continuamente sobre lo que está pasando y eso implica ver muchísimos vídeos y fotos. Además, hablo a diario con compañeros de trabajo y amigos de Gaza y cada día es una tragedia. Eso cuando responden al teléfono que supone la alegría de que están vivos. Hace unos días hablaba con la directora del centro de formación de Khan Yunis y me contó que habían matado a su nieto. 

Además, están viviendo la frustración de ser trabajadores humanitarios sin nada que repartir a las personas que les exigen algo para comer o agua. La ayuda que Israel ha dejado meter en Gaza solo ha servido para entretener a los medios de comunicación, pero no ha paliado, en absoluto, la situación catastrófica en la que se encuentra la población.