Sociedad

Interrogantes tras el caso del policía infiltrado: ¿quién da “las órdenes” para instrumentalizar a mujeres y afectos?

El caso del agente que ha usado relaciones sexoafectivas para acceder a entornos militantes, destapado por 'La Directa', queda ahora en el tejado judicial. De momento, el Ministerio del Interior no ha respondido a las preguntas que le han formulado partidos y el conseller catalán

Comentarios
  1. 88 organizaciones internacionales apoyan la querella de las cinco activistas contra el policía infiltrado en Barcelona y piden responsabilidades al Estado.
    Estos hechos no son un caso aislado.
    Solo en los últimos nueve meses se han documentado tres casos.
    El agente utilizó las relaciones sexoafectivas como forma de iniciar y/o consolidar el vínculo de confianza con los movimientos, con el aval y cobertura del resto de la estructura policial.
    Utilizar las relaciones sexoafectivas con finalidad de espionaje estatal es resultado de la violencia policial e institucional sexualizada existente en el Estado español. En este caso, la violencia sexual se vincula con la violencia institucional porque las conductas y los hechos ocurridos fueron perpetrados por parte de un agente de la policía en ejercicio de sus funciones, con indicios de estar autorizados, avalados y permitidos por la estructura institucional a la que pertenece.
    Si bien sabemos que el espionaje estatal es una realidad en el Estado español (con el uso de programas como Pegasus y el conocimiento de otros dos policías infiltrados en Barcelona y València, también destapado por La Directa), este caso supone un salto cualitativo en la implementación de estrategias policiales y represivas, por la afectación de los derechos individuales y colectivos y el impacto que genera en las personas directamente afectadas y en los propios movimientos…
    (Arainfo.org)

  2. No es una broma, o como máximo una broma de muy mal gusto. El Ministerio del Interior de Marlaska ha premiado a Daniel Hermoso Pérez por su «trabajo» de espionaje realizado durante tres años en los movimientos sociales y políticos de Barcelona, especialmente los organizados en torno a La Cinètika de Sant Andreu.
    Según el diario El Español y fuentes consultadas por el mismo diario, esta medida busca por un lado, proteger al policía nacional, y por otro, premiarlo por su tarea de espionaje.
    Y ya pueden decir que es un «premio». Las plazas en las embajadas son las más solicitadas por los Policías Nacionales y Guardia Civil, especialmente por su salario. El mínimo ronda los 10.000€ mensuales, pero según sea la embajada y las condiciones de esta (distancia, peligrosidad, etc.), el salario puede duplicarse.
    (La Izquierda Diario)

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