«Quiero terminar pidiéndoles a todos y cada uno de ustedes: que la alegría de hoy sea la materia prima de la lucha de mañana y de todos los días venideros. Que la esperanza de hoy fermente el pan que se repartirá entre todos». Con estas palabras de optimismo y futuro cerró su discurso Luiz Inácio Lula da Silva en su toma de posesión como 39º presidente de Brasil.
En el inicio de su nuevo mandato, Lula ha lanzado un mensaje de «esperanza y reconstrucción» frente a la «devastación» que, asegura, ha dejado su predecesor, el ultraderechista Jair Bolsonaro, quien ha abandonado el país. «Dije que la misión de mi vida sería cumplida cuando cada brasileño y brasileña pudieran comer tres comidas al día. Tener que repetir este compromiso hoy es el síntoma más grave de la devastación que ha impuesto al país en los últimos años», ha lamentado en mitad de unas palabras en las que le ha salido el llanto.
Lula ya gobernó Brasil durante dos mandatos, entre 2003 y 2010, cuando adoptó medidas para tratar de combatir la pobreza y reducir la desigualdad. Diferentes gobernantes han felicitado al mandatario y el cambio de rumbo de las políticas bolsonaristas llevadas a cabo en los últimos años en el país suramericano.
«La victoria de Lula fue la victoria del sentido común y la democracia. Su toma de posesión es un momento especial para todas las que creemos en la posibilidad de construir sociedades más justas e integradoras», ha escrito en Twitter la vicepresidenta española Yolanda Díaz, presente en la toma de posesión. El presidente chileno, Gabriel Boric, también ha mandado un mensaje de apoyo: «Ya estamos aquí compañero para acompañarte a ti y al pueblo brasilero en este día de tanta esperanza para Brasil, Latinoamérica y el mundo. ¡Un abrazo firme!».