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La censura de nuestros cuerpos

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La censura de nuestros cuerpos

La artista Charo Guijarro denuncia la censura que sufre en redes sociales por sus trabajos de desnudos. "¿A qué atiende este linchamiento contra algunas cuentas y, sin embargo, no ocurre lo mismo en cuentas donde la imagen de la mujer cumple un uso satisfactorio para el sector masculino?", pregunta.

Contra la censura. Foto cedida por su autora, Charo Guijarro.
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06 agosto 2022 Una lectura de 3 minutos
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CHARO GUIJARRO // Incluso en estos tiempos, en los que creemos ser libres en nuestra manera de expresarnos, como mujer y fotógrafa me siento incomprendida, acosada y violada en mis derechos por unas redes sociales donde publico mis proyectos y los encargos que realizo como retratista. En muchos casos, el desnudo es la temática principal, ya que la mayor parte de mi trabajo gira en torno a la defensa de la imagen de la mujer en todos los aspectos, también sobre cómo nos vemos nosotras mismas. Hablo de nuestros cuerpos, y parece que ni a Instagram, ni a Facebook ni ahora tampoco a Twitter les gusta que hablemos de ellos. Según de qué manera, claro, ya que existen miles de cuentas donde hay sexo explicito, cuentas donde el mercado de la carne es evidente, y ahí están, eso no parece preocuparles. 

Quiero denunciar que me siento perseguida, juzgada e incluso acosada por las redes sociales. Son ellas quienes deben, en ultima instancia, saber discernir trabajos como el mío y el de otras muchas artistas de lo que es la pornografía. Y es que han decidido eliminar mi cuenta de Instagram hasta en cinco ocasiones y, recientemente, mi cuenta de Twitter, con alegaciones tan ridículas como que mi foto de portada es de contenido sexual o pornográfico. En ella, realmente, lo que aparecen son dos mujeres sentadas desnudas de espaldas, una fotografía de la que me siento muy orgullosa, pues con ella defiendo la libertad de expresión de las mujeres del mundo rural, y ello incluye nuestros cuerpos.

A raíz de todo esto me planteo varias cosas. Una de ellas es la necesidad de que personas como yo nos veamos casi obligadas a usar estas redes sociales si queremos que nuestro trabajo sea visible mientras nos censuran constantemente. En mi caso, concretamente, por mostrar contenido pornográfico o de incitación sexual. Si te das un paseo por mi cuenta, es fácil comprobar que no es así. Pero, ¿y si así fuera? ¿El contenido sexual es de uso exclusivo de un determinado género? ¿Qué tienen de sucio nuestros pezones? ¿Por qué hay que esconderlos? Evidentemente, porque el cuerpo de una mujer está hipersexualizado desde siempre. Y, justo cuando parecía que estábamos avanzando, estamos sufriendo un retroceso bestial, casi incomprensible. 

¿ A qué atiende este linchamiento contra algunas cuentas y sin embargo no ocurre lo mismo en cuentas donde la imagen de la mujer cumple un uso satisfactorio para el sector masculino? ¿ Cuál es el peligro de que mujeres como yo manifestemos otro concepto del desnudo en general? 

¿De verdad estamos creyendo que están tratando de proteger a los menores? Porque si es así deberían controlar qué están viendo, a qué lugares pueden acceder y qué cultura visual están tratando de mostrar.

Es claramente un adoctrinamiento, una reeducación de cuáles son las imágenes que debemos ver, algo muy grave para la educación social. 

Tengo muy claro qué tratan de hacer con nosotros y con nuestra manera de ver y entender la vida. 

Mientras siguen campando a sus anchas páginas pornográficas, violentas y abusivas tanto en Instagram, como Facebook y Twitter…

Solo espero que esta guerra del adoctrinamiento, y de convertir en sucio lo que no lo es, no llegue a buen puerto, aunque tengo mis dudas. Las normas imperantes te quitan el derecho a alegar nada. No te permiten demostrar, solo asumir lo inasumible, achantar y callar. Se trata de un retroceso monumental que no estoy dispuesta a aceptar.


Las opiniones y los datos aportados en este artículo son responsabilidad de su autor/a y no representan necesariamente el ideario ni la metodología de trabajo de La Marea.

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