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España es el país de toda la Unión Europea que menos empresas públicas tiene

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Economía

España es el país de toda la Unión Europea que menos empresas públicas tiene

El Estado ha pasado de tener 130 empresas públicas estatales participadas mayoritariamente y de forma directa en 1985 a solo 16 en la actualidad.

Eduardo Garzón
29 mayo 2019 Una lectura de 4 minutos
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Aunque ya muchos no se acuerden, España tuvo muchas y potentes empresas públicas que eran utilizadas para lograr determinados objetivos de política económica (facilitar el crédito, proveer distintos bienes y servicios, redistribuir la renta, etc.) al mismo tiempo que contribuían a incrementar los ingresos del sector público, pues buena parte de ellas registraban importantes beneficios.

Durante prácticamente todo el tiempo que va desde el siglo XIX hasta los primeros años de democracia tras la dictadura, la tendencia política por parte de los distintos gobiernos fue la de mantener y fortalecer el cuerpo empresarial público, convencidos de que era condición indispensable para poder alcanzar sus objetivos de política económica así como para asegurar la solidez y poder del Estado. Sin embargo, la incorporación de nuestro país a la Comunidad Europea supuso un importante punto de inflexión en la citada trayectoria. Los principios neoliberales que ya impregnaban fuertemente las instituciones europeas se basaban en la liberalización de prácticamente todos los sectores económicos así como en la reducción del tamaño del sector público en favor del privado. En consecuencia, la integración comunitaria vino de la mano de la liberalización económica y privatización progresiva de las empresas públicas españolas.

Este cambio de tendencia se acentuó notablemente en 1992 con el Tratado de Maastricht, ese documento que sentaba las bases para la introducción de la moneda única. Puesto que uno de los requisitos para poder formar parte de la Unión monetaria era tener un déficit público inferior al 3% del PIB, el gobierno de Felipe González encontró la excusa perfecta para vender algunas joyas de la corona, ya que los ingresos obtenidos servían para reducir el déficit. Entre 1988 y 1996 se vendieron participaciones importantes de grandes empresas públicas, entre las que destacaron Endesa, Repsol, Argentaria (parte de BBVA hoy día), Ence y Telefónica, y que llenaron las arcas con más de 16.809 millones de euros (constantes de 2015).

En 1996 llegó el Partido Popular al gobierno y, lejos de atenuarse, esta tendencia se intensificó. El ejecutivo de Aznar diseñó un programa de privatizaciones y estas se dispararon. Se vendieron total o parcialmente 76 empresas públicas que conllevaron la recaudación de 53.908 millones de euros (constantes de 2015). Las empresas afectadas, además de las ya mencionadas, fueron Gas Natural, Aldeasa, Aceralia (actualmente parte de Arcelor-Mittal), Tabacalera (parte de Imperial Tobacco), Indra, Red Eléctrica, Iberia y AENA.

El Estado pasó de tener 130 empresas públicas estatales participadas mayoritariamente y de forma directa en 1985 a solo 16 en la actualidad. Y de 800 empresas en 1985 con participación indirecta o minoritaria a tener solo 100. La participación del Estado en el mercado bursátil pasó de ser el 16,64% en 1992 a representar solamente el 0,34% en 1999. En la actualidad este peso ha aumentado ligeramente hasta el 1,89% debido exclusivamente a que AENA (de la cual el Estado es propietario en un 51%) comenzó recientemente a cotizar en bolsa, pero no porque el Estado haya aumentado su participación en el sector empresarial.

Estamos hablando de una dilapidación astronómica de patrimonio público que, aunque a corto plazo generó mucha recaudación, a medio y largo plazo dejó al Estado sin posibilidad de obtener nuevos ingresos (pues las empresas que se vendieron fueron, lógicamente, las más rentables) y también sin herramientas para poder llevar a cabo su política económica.

Esto último es importante porque las empresas públicas vendidas operaban en sectores profundamente estratégicos en términos económicos, políticos, productivos, financieros, medioambientales y de movilidad: el 42% de las empresas vendidas pertenecían al sector energético, el 17% a transportes, el 16% a telecomunicaciones, el 13% a industria y el 8% al sector financiero. Evidentemente, cualquier intento del Estado por influir en dichos sectores estratégicos se encuentra hoy día mucho más limitado que entonces.

Pero aunque la Unión Europea haya estimulado y facilitado las privatizaciones, es importante entender que los gobiernos españoles fueron mucho más allá que el resto de países. De hecho, y tal como se puede ver en el gráfico, España es el país de toda la Unión Europea que menos empresas públicas tiene (medido en valor de mercado), y con diferencia. España, desgraciadamente, fue el mejor alumno del neoliberalismo, y hoy sufrimos sus consecuencias: menos obtención de ingresos públicos y menos control sobre sectores estratégicos.

Valor de mercado de las empresas públicas estatales en 2016.
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Comentarios
  1. Ibai dice:
    20/12/2023 a las 17:49

    Yo q pensaba q Grecia tenía bandera propia pero al parecer se la copiaron a Finlandia

    Responder
  2. Jordi Riera Selas dice:
    06/01/2023 a las 23:24

    Pues de aquellos fangos, estos lodos…

    Responder
  3. José Enrique dice:
    07/08/2022 a las 10:26

    16 empresas públicas?
    Jajaja
    No te lo crees ni tú

    Responder
  4. Rodrigo dice:
    30/10/2020 a las 16:52

    Y ahora quieren acabar con el turismo que es lo único que nos queda, devaluarlo al máximo y venderlo a america o a los chinos, a saber… lo que está claro es que los politicos nos están arruinando, a costa de que la clase política siga bollante en su mundo ideal.

    Responder
  5. Iñigo dice:
    07/05/2020 a las 12:42

    Muy interesante artículo. No obstante, se le pueden añadir matices. Algunos comentarios dan datos muy interesantes. Por otro lado, además del número de empresas públicas cabe pensar si éstas son más o menos eficientes. Por ejemplo, Iberia o Telefónica se rigen por criterios de productividad que no se aplicaban cuando eran públicas. ¿Podríamos asumir el coste de nacionalizar esos sectores en el mundo actual? También, todos nos hemos beneficiado dd la competencia. Hoy volar no es caro. Espero que tampoco sea caro usar el AVE cuando se privatice. Viajar por España y Europa ha de ser barato, rápido y sencillo. Debe haber un equilibrio entre el sector público y privado. Defiendo una Sanidad pública y universal de calidad (hoy más que nunca). Pero mantengo reticencias ante la idea de nacionalizar sectores productivos. Podemos crear un monstruo peligroso.

    Responder
  6. Cántabru dice:
    25/04/2020 a las 16:16

    Ese artículo está bien pero tiene fallos gordos. Uno es que las privatizaciones empezaron casi desde que el PSOE llegó al gobierno en 1.982 (en 1.984 se privatiza la SEAT por ejemplo) El otro es olvidar la gran cantidad de empresas u organismos estatales, municipales y autonómicos existentes o que se fueron creando a posteriori (Cantur o Sodercan en Cantabria por ejemplo) o las nacionalizaciones recientes por efecto de la crisis (como Bankia) o el incremento de la participación pública en empresas por otras cuestiones (estratégicas, etc, el ejemplo nefasto de Néstor Martín en Cantabria es sintomático) y otro es el incremento de los sectores públicos en comparación con los años 70, 60 o 50, sobre todo en educación y sanidad, y algo tb en administraciones autonómicas y municipales (bueno, con Franco ya sabemos que no había administraciones autonómicas) Por ejemplo en Cantabria entre 1.980 y 2001, el 57% del nuevo empleo total creado es en el sector público. Eso sin contar programas de investigaciones, subvenciones, etc, etc. Al final eso hace que la participación del sector público en el PIB esté oscilando entre un 41 y un 49%, dependiendo del año, frente a una media del 35% en el período franquista. Venezuela, por ejemplo, pasó de un 29-31% antes de Chávez, a un 39% aprox actualmente.

    Responder
  7. Carmen C. dice:
    07/06/2019 a las 22:15

    CAMPAÑA DE OBJECION FISCAL
    Los Presupuestos Generales del Estado de 2019 presentados por el PSOE no fueron finalmente aprobados, pero el análisis del Grupo Antimilitarista Tortuga muestra que el gasto militar previsto en el proyecto de presupuestos no difería sustancialmente del de años anteriores [1]:

    Presupuesto Ministerio de Defensa: 9,161 millones €
    Total Gasto Militar 2018: 31.830,82 millones €
    Gasto Militar oculto 2018: 15.922,12 millones €
    Deuda Militar 2018: 7761 millones €
    G.M. diario: 87,2 millones €
    G.M. por hora: 3’63 millones €
    Los estudios realizados en los últimos años por colectivos como Utopía Contagiosa o el Grupo Antimilitarista Tortuga sobre Gasto Militar demuestran que una gran parte del Gasto Militar se oculta en otras partidas y Ministerios. Uno de los ejemplos más claros ha sido el de los PEAS (Planes Espaciales de Armamento) que se han financiado con créditos extraordinarios dados en verano hasta que el Tribunal Constitucional los ha declarado inconstitucionales. Otro ejemplo son las Operaciones en el Exterior. La política internacional del Estado español está orientada al intervencionismo siguiendo una doctrina llamada de “Fronteras Avanzadas” que sitúa la protección de nuestros intereses en Malí, Líbano, Turquía, Países Bálticos etc. Esta estrategia se financia también con créditos extraordinarios y con la participación de otros ministerios.
    LA POLITICA DE DEFENSA ESPAÑOLA, BASADA EN EL ENDEUDAMIENTO PARA LA COMPRA DE ARMAS, HA IDO GENERANDO UNA DEUDA MILITAR INSOSTENIBLE E IMPAGABLE que ha ahondado en la insostenibilidad del Ministerio de Defensa pero que, también, ha condicionado mucho la viabilidad de otros ministerios como el de Industria, ahora Economía e Industria. Esta deuda ha sido asumida en nuestro nombre por una élite de intereses perversos donde se mezcla la industria militar y los señores de la guerra, las puertas giratorias que han situado altos cargos en los diferentes departamentos políticos que tomaron las decisiones, y nuestra clase política militarista….
    https://www.ecologistasenaccion.org/5092/campana-de-objecion-fiscal/
    Con motivo de la campaña de declaración de la Renta 2018, comienza también la campaña de objeción fiscal al gasto militar, promovida por distintos grupos pacifistas y antimilitaristas.

    Responder
  8. Yyorepublicana dice:
    05/06/2019 a las 14:27

    mochilo una empresa publica es benéfica siempre, porque garantiza la igualdad de todos los ciudadanos, ademas colabora en que toda persona pueda tener acceso sin condición de salario, sexo, religión… osea de si tiene dinero o no etc.. Una empresa publica no se mide en rentabilidad sino en el servicio que presta al pueblo por ese motivo su financiación es la suma de la aportación de cada persona(esa aportación debe tener en cuenta que unos pueden aportar mas que otros , es decir en función de sus posibilidades).
    Una empresa privada esta a ganar cuanto mas mejor sin importarle nada mas que la pasta, y no le importa buscar esclavos, dejar morir a alguien o envenenar a alguien con tal de ganar cada vez mas(tabacaleras, alcohol…)
    El bien común de todos no puede ser privado tiene que ser estatal y con funcionarios (que si se mira bien son pagados muy poco para todas las calificaciones que tienen, si lo comparo a lo privado)
    actualmente se habla mucho del «burn out» , de la precariedad, de la nueva esclavitud …lo perfecto no existe pero se pueden poner las bases de una sociedad humana respetuosa de la gente y del medio ambiente en la que el estado asegure lo mínimo esencial para vivir .La riqueza esta en compartir no en acumular y en despilfarrar lo que no es nuestro: el planeta no nos pertenece.

    Responder
  9. mochilo dice:
    03/06/2019 a las 10:54

    Echo de menos varios puntos en la noticia:
    a) Las empresas vendidas, podían ser más rentables gestionadas por capital privado?
    b) Los ciudadanos recibimos un peor o mejor servicio de dichas empresas?
    c) Cuántos funcionarios hay en España? Cuál es su eficiencia?

    Un saludo,

    Responder
  10. Yyorepublicana dice:
    02/06/2019 a las 13:29

    ?Cuando ya no quedé nada , qué clase de satélite seremos??yanqui? o ?de las mafias?
    Un estado que se respete mantiene sus joyas importantes porque es lo que le da independencia frente al resto de los países , la corona que tenemos descendiente de franceses poco le importa la nacion o naciones, mientras sigan viviendo a cuerpo de rey nunca mejor dicho , tampoco le importa ser ilegitima porque la puso en orbita un dictador genocida,sus relaciones van de vender armas a empacharse con el sudor de su pueblo, así de fácil.

    Responder
  11. ArroyoClaro dice:
    02/06/2019 a las 13:10

    Vale, no tendremos empresas públicas pero podemos presumir de tener la la iglesia mejor «cebada» de toda Europa. Así de chulos somos los españoles.
    (Eduardo: no me hagas reir con llamar democracia a ésto que tenemos. No nos engañes tú también. A la democracia aún se la espera y va para largo pues como bien ves estamos yendo otra vez pal francofascismo/nacionalcatolicismo, por otra parte formamos parte de la dictadura del capital, la más genocida, la más peligrosa por sutil y que además opera a nivel global con su ejército terrorista OTAN invadiendo y masacrando países so pretextos falsos).
    A día de hoy veo que hubiera sido preferible vivir sencillamente y no vendernos al capital que es lo que hicimos al incorporarnos a la Unión Europea que, además, cada vez es más agresivamente capitalista. Y sólo nos faltó adoptar el euro, desde entonces la clase trabajadora no hemos levantado cabeza.
    GOOD MORNING, NACIONALCATOLICISMO, por Manuel Ruiz:
    «La Iglesia durante la Transición se conformó en prorrogar el Concordato de 1953 durante 1976 y 1979. Pasado el tiempo, la Iglesia Católica ha superado sus beneficios fiscales y su supremacía institucional para instalarse en parcelas de poder antes desconocidas. A la ya sabida política de inmatriculaciones como gran escándalo inmobiliario, se une en los últimos tiempos una abierta actitud crítica y beligerante para con las iniciativas legislativas en cuestiones tales como género o política educativa con la que se ha recuperado el binomio derecha política y catolicismo. La realidad se alimenta de participación en los tributos del Estado, así como ingresos directos o ayudas a sus actividades y, por supuesto, en orden cultural, moral o simbólico. Es más, la jerarquía de la Iglesia Católica parece tener suficiente autoridad divina para intervenir en cuestiones de la jurisdicción ordinaria propia a toda democracia. Su quehacer y su Derecho parecen estar por encima de la ecuanimidad, de la igualdad ante la Ley y del respeto a la pluralidad que aboga la Constitución como cúspide de un poder civil al que parece revelarse el celestial.
    Todo lo señalado se traduce en unas pautas muy concretas y en la presencia del catolicismo en una batalla por la hegemonía ideológica de profundas implicaciones morales y conductuales. La Iglesia católica no sólo posee una de las mayores y más densa red de instituciones formativas del Estado; sino que, en buena parte es sufragada con fondos públicos por concertados o impositivos. La COPE, Radio María, o 13TV forman parte de un señorío mediático, que se acompaña por ABC de suplemento semanal monográfico o en el caso de La Razón, como distribuidor en España del órgano vaticano L´Observatore romano. Completados con innumerables formatos escritos y digitales (entre estos últimos el reaparecido Ya) como maquinaria de propaganda que hace inapreciable otras confesiones y a los no creyentes. Acercar Dios a la sociedad con los medios de hoy, se dirá. Mera cooptación de conciencias. Una nueva modalidad de predicación. La comunicación es un hecho político.
    Para buena parte de la sociedad, la España actual no difiere de la que se expresara en la Constitución de 1812 donde la religión “es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana y única verdadera. Ser español implica esencialmente además ser católico. Es más, el pensamiento único del nacionalismo español no concibe tener otros credos más que el que -dicen- define a toda Europa en su historia reciente. Esta percepción miope es especialmente preocupante en sectores conservadores y en la jerarquía de Iglesia Católica que vinculan españolidad con catolicismo como única religión verdadera en la medida que Dios, casi, define el destino del Estado y sus habitantes porque nació en esta piel de toro. Sigue viva la España de la contrarreforma. El Estado como permanente defensor del dogma, la fe y del Papa….
    https://laicismo.org/good-morning-nacionalcatolicismo/

    Responder
  12. Juan dice:
    29/05/2019 a las 17:26

    Reflexión de 3 minutos sobre las actuaciones de los últimos años.
    https://www.youtube.com/watch?v=f50mo5nwjec

    Responder
  13. Alarico dice:
    29/05/2019 a las 15:43

    Pero los millonarios que se hicieron con el robo; perdón, privatizaciones dice el partido único PPSOE; no cuentan? Ningún pueblo es inocente de su historia, y nosotros no dejamos de ser súbditos, cuando no, siervos.

    Responder

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