El nueve de octubre de 1238, el rey Jaume I entraba en la ciudad de Valencia culminando la llamada Reconquista. Ahora, 774 años después, los valencianos festejan este día de la Comunidad Valenciana, divididos y atentos a lo que sucede con sus vecinos del norte.
La procesión cívica, por la mañana, es la prueba más fehaciente de esa división antropológica del pueblo valenciano. La Reial Senyera bajará del balcón del Ayuntamiento y será portada por el portavoz del PSPV, Joan Calabuig, al que le acompañarán los concejales del PP. En este acto no participarán activamente los ediles de Esquerra Unida y Compromís, ya que ambos partidos se niegan a portar el estandarte al oponerse a entrar en la Catedral. En este sentido, exigen que la fiesta institucional se desvincule de la Iglesia.
Pero ese es solo uno de los factores que explica la profunda división de los valencianos. De hecho, la misma procesión cívica es una amalgama de sensibilidades. En ella aparecen regionalistas (los más), federalistas (los menos), e incluso representantes del españolismo más rancio y fascista, todo ello unido tras una bandera que centra la polémica año tras año.
Las sensibilidades más nacionalistas y de izquierda unen sus voces por la tarde en una manifestación que, bajo el lema “El País Valencià és el futur”, espera aprovechar el éxito de las convocatorias hermanas en Cataluña. Además, los actos sociales y no institucionales concluirán con un homenaje al intelectual Joan Fuster, con motivo de los 50 años de su obra cumbre, Nosaltres, els valencians.
Este año, más que nunca, Cataluña está en todas las conversaciones. La alcaldesa de la ciudad ya lanzó el primer dardo. Rita Barberá apeló a la responsabilidad de los ciudadanos y destacó que “no valen peticiones de referéndum fuera de las urnas”. Además, aprovechó la víspera del Nou d’Octubre para hacer bandera de su españolidad, al afirmar que los valencianos deben sentirse orgullosos de ser “un pueblo, parte de una nación muy grande y muy importante, la primera nación europea que es España”.
Sus palabras fueron refrendadas por el secretario general del PPCV, Serafín Castellano, quien crea una “irresponsabilidad” y un “menosprecio” que se aproveche esta fecha para hacer movilizaciones.
Por su parte, el secretario general de los socialistas valencianos, Ximo Puig, aprovechó la cercanía de la festividad para exigir un nuevo modelo de financiación, una reforma electoral, un cambio en los presupuestos y una España federal. Puig llevó la contraria a Castellano y recordó que el Nou d’Octubre “nació como una reivindicación, y para los socialistas va a ser siempre una reivindicación de mejora de autogobierno y de calidad de vida de los valencianos”.
Desde Esquerra Unida, denuncian que el País Valenciano “sufre la mayor crisis institucional y social de nuestra historia” y en este sentido afirma que “el PP ha recortado hasta la extenuación nuestro autogobierno”, por lo que ellos prefieren hablar de un “9 de Octubre negro”. Finalmente, Compromís repartió senyeras entre los valencianos y celebrará un concierto reivindicativo la noche del día 8 a beneficio del colectivo Lambda. Ambos partidos participarán en la manifestación reivindicativa que saldrá el mismo día 9 de octubre a partir de las 18:00 horas desde la plaza de san Agustín.