El PSOE de Pedro Sánchez, después de coquetear con el centro e incluso con la derecha, ha hecho su esperado Brokeback Mountain y ha salido del armario para declararse públicamente de izquierdas.
Siempre es complicado hacer público algo que, aunque tú hayas repetido y repetido durante años, “somos la izquierda”, los hechos se empeñaban en desmentir una y otra vez.
No derogar la reforma laboral del PP, ni la ley Mordaza, no regular la eutanasia, ni reformar la Ley de Violencia de Género o retirar la condecoración al torturador “Billy el Niño” durante la legislatura no ayudaba en nada a ver al PSOE como el partido progresista que decía ser.
Incluso tus propios simpatizantes te habían gritado alto y claro que no les gustaba la compañía con la que andabas flirteando en los últimos tiempos. Ese “con Rivera, no”.
Hacía falta un gesto, “el gesto”.
Abrazar el progresismo de una vez por todas y de forma inequívoca.
En un mundo tan hiper masculinizado como el de los elegidos por los partidos políticos para ser candidatos a la presidencia del gobierno, un terreno vedado para las mujeres en estas últimas elecciones, un esperado abrazo entre dos hombres ha abierto la puerta a una nueva forma de relación, que tiene una larga tradición en Europa pero que en España aún no habíamos visto en democracia.
Pero hagamos un flashback:
INTERIOR NOCHE. MONCLOA.
Pedro ha vuelto a ganar unas elecciones, se quita la chaqueta y descubre entre los trajes, colgada y abandonada en una percha su vieja “chupa” de cuero marrón de los tiempos en que era ex secretario general del PSOE y que se convirtió en un icono con el que volvió para liderar el PSOE.
Han pasado menos de 3 años.
La sostiene, la huele y piensa: ¡Haz la llamada! ¡Haz que pase!
Ya lo dijo el propio Pedro Sánchez días después de las últimas elecciones:
“Es muy difícil, pero hay que formar gobierno sí o sí, y para eso hay que romper tabúes. Todos los que haga falta”
Y se rompieron. Bastaron 48 horas intensas de los dos líderes juntos, sin miradas ajenas, para acabar de decidirse y dar un paso que parecía imposible.
En estos meses se había desarrollado entre Pedro y Pablo una relación muy especial. Empezó con un enamoramiento loco, que desembocó en una moción de censura al gobierno de M. Rajoy, pero acabó con uno de ellos pidiendo más de lo que el otro estaba dispuesto a dar.
Y del amor pasaron al odio, a la pelea, a los insultos.
Cada uno vuelve a su vida, pero los dos saben que ya nada volverá a ser igual.
La película de Ang Lee fue traducida en España como En terreno vedado; un título premonitorio, nunca en democracia habíamos tenido un gobierno de coalición. ¡Y de izquierdas!
Pero para conseguirlo ha sido necesario ver llegar por el horizonte a caballo, porque siempre vienen a caballo, los partidarios de volver al Salvaje Oeste, para animarse a dar el paso.
Es necesario defenderse como sea de la vuelta a los tiempos de la ley del más fuerte.
En la propia BrokeBack Mountain hay un diálogo revelador y premonitorio dedicado a la pareja protagonista: “Ustedes no fueron contratados para dejar a los perros mirando a las ovejas y luego ponerse a cuidar las rosas”.
No es hora de cuidar las rosas, es hora de que los perros cuiden a las ovejas, porque vienen los lobos, ya están aquí.
Ahora toca la parte más difícil, dar el paso definitivo, que esa pareja de hecho se convierta en institucional. PSOE y Podemos tienen que afianzar una relación que ya tenía antecedentes previos en Valencia, Baleares o Canarias, pero que nunca se había consolidado a nivel nacional.
Ahora será la primera vez que un pacto de estas características se eleve al Gobierno de España, que se podrá comparar ya con otros países como Alemania o Italia, donde ya existen gobiernos en coalición.
Y aún falta la aceptación de sus más íntimos allegados, que por cercanos muchas veces son los más críticos, y las negativas de los de siempre, de los que si te sales de la norma, su norma, te acusan de tener una relación anti natura, que ataca las tradiciones, sus tradiciones.
Pedro y Pablo. PSOE y Unidas Podemos.
Una historia de amor, que veremos si es imposible, o hacen imposible.
¿Será una relación estable? ¿Durará por lo menos 4 años o tendremos nuevas elecciones?
Esperemos un final más esperanzador que el de otra mítica pareja de western de Dos hombres y un destino que acabó su desafío al sistema establecido con un plano final congelado en un gesto tan épico como suicida, muy propio de la izquierda de nuestro país.