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Quién promueve la normalización de la llamada gestación subrogada “altruista” en la Unión Europea
Bajo esta modalidad, en teoría, no hay retribución económica más allá de los gastos médicos y algunas compensaciones en concepto de lucro cesante por dejar de trabajar durante el embarazo. En la normalización de esta práctica ha sido fundamental el papel de asociaciones, agencias de mediación, empresas de reproducción asistida, partidos políticos y medios de comunicación afines.
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En las dos últimas décadas, la gestación subrogada ha pasado de ser una práctica marginal e ilegal en la mayoría de los países de la Unión Europea a acaparar cada vez más atención en el debate político y mediático. Aunque su modalidad comercial continúa prohibida en casi todo el territorio comunitario, varios gobiernos y partidos políticos se muestran partidarios de legalizar fórmulas llamadas “altruistas”, es decir, en los que oficialmente no media una retribución económica que vaya más allá de los gastos médicos y algunas compensaciones específicas como, por ejemplo, las que se justifican por los ingresos que se dejan de percibir por dejar de trabajar durante algunos meses de embarazo.
De hecho, en Grecia ya está operativa esta modalidad que, en la práctica, entraña una remuneración mayor que en países cercanos como Ucrania, donde es legal el modelo comercial. Portugal también legalizó la gestación subrogada altruista, a la que solo podrían recurrir parejas heterosexuales o mujeres que no puedan concebir por ellas mismas y sin que mediase compensación económica más que el reembolso de algunos gastos. Sin embargo, esta ley sigue sin implementarse por el rechazo del Tribunal Constitucional a algunos de sus aspectos, como que no recoja el derecho de la madre gestante a revocar su decisión. Recientemente también se aprobó en Dinamarca un modelo que reivindican para sus países muchas de las asociaciones de padres y madres de intención europeas.
Para avanzar en la normalización de esta práctica ha sido fundamental, dependiendo del país en cuestión, el papel desempeñado por las agencias de mediación de la gestación subrogada, algunas empresas de reproducción asistida, los partidos políticos partidarios, los medios de comunicación afines y algunas asociaciones de padres y madres de intención.
Aunque no existe un lobby como tal, sí que hay comunicación entre organizaciones y entidades partidarias, como explica en esta entrevista Ciara Merrigan, presidenta de la asociación Familias Irlandesas por la Gestación Subrogada. Por su parte, la Federación Europea de Asociaciones de Familias LGTBIQ+ (NELFA, por sus siglas en inglés) respalda las demandas de organizaciones a favor de la gestación subrogada. Así lo ha hecho con la española Son nuestros hijos, conformada por padres y madres de intención, en varias ocasiones. Por ejemplo, en 2023, cuando el Gobierno reformó la ley del aborto prohibiendo la publicidad de las agencias, o en 2025, cuando suprimió la inscripción de forma directa en el registro civil de los bebés nacidos por esta vía.
Según la consultora internacional Precedence Research, el mercado global de la gestación subrogada puede pasar de facturar los 25.306 millones de euros calculados para 2025 a casi 89.252 millones en 2034. En Europa, el auge del sector se refleja también en la celebración de cada vez más ferias, congresos y foros en los que se reúnen agencias de mediación, bufetes especializados y asociaciones de padres y madres de intención.

Una muestra de ello son las ferias Wish for a Baby, organizadas periódicamente por la agencia británica Five Senses en distintas ciudades europeas y australianas. A esta cita se suman los eventos organizados por la asociación estadounidense Men Having Babies, que celebra regularmente encuentros en Bruselas, sede de las principales instituciones europeas. La próxima tendrá lugar a mediados de noviembre de 2025.
En cambio, en España, la última gran feria sobre gestación subrogada se celebró en Madrid en 2017. Surrofair, como se llamó, fue denunciada por la Red Estatal contra el Alquiler de Vientres ante la Fiscalía, que archivó la petición de suspensión.
En cualquier caso, las ferias que promocionan la gestación subrogada siguen organizándose en países europeos en los que está prohibida dicha práctica. Ello es posible gracias a que se introducen en eventos que publicitan de manera general la reproducción asistida, en los que se incluye la gestación subrogada.
Los programas de estos eventos suelen ofrecer información legal y médica sobre cómo llevar a cabo procesos de gestación subrogada en los países donde es legal. Habitualmente, se celebran en hoteles en los que, además de asistir a seminarios y conferencias, pueden encontrarse estands con información comercial de distintas empresas vinculadas con este negocio.
Panorama europeo
En Francia, la gestación subrogada es ilegal, pero el debate sobre su legalización ha cobrado fuerza con el respaldo del partido Renacimiento, liderado por Emmanuel Macron. Una encuesta publicada en 2024 por la Asociación de Familias Homoparentales reflejó que el 71% de la población francesa apoya la gestación subrogada para parejas heterosexuales y el 56% para homosexuales.
El caso con más repercusión pública en la República francesa es el de la familia Menneson, cuya demanda ante la Corte Europea de Derechos Humanos llevó a una sentencia en 2014 que condenó a Francia por no reconocer la filiación de dos niñas nacidas por gestación subrogada en Estados Unidos.
A partir de entonces, la Corte de Casación francesa modificó su jurisprudencia, permitiendo la inscripción de los nacimientos en el registro civil si existe un vínculo biológico con uno de los progenitores de intención. Asociaciones como Les Enfants d’Arc-en-ciel o la Asociación de Padres y Futuros Padres Gays y Lesbianas han tenido un papel decisivo en el acompañamiento jurídico de estos procesos y en la interlocución con las instituciones públicas.
Por su parte, Alemania mantiene una de las legislaciones más restrictivas de Europa. La gestación subrogada está penalizada tanto en la Ley de Protección de Embriones como en la de Adopción, aunque los tribunales permiten registrar a los niños nacidos en el extranjero por esta vía.
En este contexto, la Alianza por la Autodeterminación Reproductiva agrupa a organizaciones que reclaman la legalización de un modelo altruista. Este colectivo ha elaborado propuestas que se debaten en la Comisión para la Autodeterminación Reproductiva y la Medicina Reproductiva, creada por el Gobierno federal en 2022. Hasta ahora, el único partido que apoya públicamente la legalización bajo criterios altruistas es el Partido Democrático Libre (FDP).
Sin embargo, en este país, las ferias de gestación subrogada organizadas por Wish For A Baby están normalizadas hasta el punto de que, sólo en 2025, se celebró una a principios de marzo, en Berlín, y otra en Colonia a mediados de octubre. Esta última contó con la esponsorización de la clínica estadounidense San Diego Fertility Center, que también patrocinará la que tendrá lugar en marzo de 2026 en la capital alemana.
En Bélgica, la gestación subrogada no está regulada, lo que ha permitido que algunas clínicas practiquen desde los años noventa un modelo supuestamente altruista. Aunque parecen ser pocos casos, lo cierto es que no existe ningún registro oficial que los documente. Por otro lado, el vacío legal ha favorecido la existencia de intermediarios que facilitan el contacto entre parejas belgas y clínicas de Estados Unidos, Ucrania o Canadá.
El Comité Consultivo de Bioética belga, en un dictamen de 2023, se pronunció a favor de legalizar un modelo altruista bajo condiciones estrictas, como la imposibilidad médica de gestar o el consentimiento libre de la mujer gestante. El actual Gobierno ha prometido crear un tribunal específico para supervisar estas prácticas y evitar la explotación comercial y el lucro, dando así un paso hacia su institucionalización.
Desde enero de 2025, Dinamarca se ha convertido en el primer país europeo en legalizar un modelo de gestación subrogada altruista con condiciones muy específicas: la mujer gestante debe aportar su propio óvulo, mantener una relación previa con los padres de intención y no recurrir a técnicas de reproducción asistida. Tras el parto, los progenitores deben iniciar un proceso de adopción.
Esta fórmula, respaldada por el Comité Ético de Dinamarca, busca evitar los desplazamientos a terceros países y, supuestamente, reducir el riesgo de explotación. Asociaciones como DARE Dinamarca y LGBT Dinamarca fueron decisivas en la aprobación de esta ley, que ahora sirve de referencia para los partidarios de su legalización en otros Estados miembros.
Italia, por el contrario, ha endurecido su marco legal. En 2024, el Parlamento aprobó una norma que convierte la gestación subrogada en un “delito universal”, castigando también a quienes recurran a esta práctica en el extranjero. Esta medida, impulsada por el gobierno de Georgia Meloni, ha generado protestas y movilizaciones en todo el país. La Associazione Radicale Certi Diritti denunció la ley como “homofóbica” y anunció acciones legales ante instancias internacionales. Según la organización, la norma vulnera los derechos de las familias LGTBIQ+ y aísla a Italia del contexto europeo.
En Países Bajos, la gestación subrogada es legal siempre que se realice sin ánimo de lucro y entre personas con relación previa al embarazo. Los partidarios de su regulación sostienen que falta un desarrollo legislativo que impida la inseguridad jurídica. Desde 2023, su Parlamento debate un proyecto de ley que busca establecer un marco normativo más desarrollado y que reconozca la filiación de los padres de intención antes del nacimiento. Organizaciones como Stichting Zwanger voor een Ander y Meer dan Gewenst han liderado las campañas a favor de su legalización.
Un negocio en expansión
El mapa europeo muestra una tendencia hacia la aceptación de la gestación subrogada altruista, impulsada por una red diversa de actores: asociaciones de padres y madres, colectivos LGTBIQ+, organizaciones del sector de la fertilidad y algunos partidos políticos de centro-derecha. Su discurso se basa en el concepto de la libertad reproductiva y en presentar el deseo de ser padres y madres como un derecho. Asimismo, evitan referirse a cómo pueden afectar estos procesos a la salud de las mujeres gestantes, así como a desigualdades económicas y violaciones en términos de derechos humanos.
A esta corriente se suman las políticas permisivas de los propios Estados, que, aunque prohíben la gestación subrogada en sus territorios, permiten el registro de los bebés nacidos en el extranjero. En la práctica, esta dualidad legal ha contribuido a su normalización hasta el punto de que los países europeos han avalado de facto un modelo transnacional de reproducción que combina, a menudo, la prohibición interna y la tolerancia externa.
(Seguirá ampliación)