Sociedad
El símbolo de la Global Sumud
Tras un mes de travesía y superando todo tipo de obstáculos y ataques, la flotilla Global Sumud se acerca a aguas palestinas. El pasado 31 de agosto partió desde Barcelona y se convirtió en un símbolo de solidaridad e internacionalismo. «Lo importante es el mensaje que ese día lanzaron desde el mar», escribe Magda Bandera.
Quizá lo de menos sea dónde están ahora, en este preciso instante, la veintena de barcos de la Global Sumud Flotilla que zarparon el 31 de agosto desde Barcelona rumbo a Gaza. Por supuesto, será lo de menos si todos sus tripulantes y los de las embarcaciones que se les han ido uniendo en los últimos días superan los ataques que desde el primer momento intentan impedir que consigan su objetivo declarado: romper el bloqueo y llevar ayuda humanitaria a Gaza. Será lo de menos porque en el fondo siempre hemos sabido que lo importante es el mensaje que ese día lanzaron desde el mar. Los miles de personas que acudieron a despedirles al Moll de la Fusta, de edades e idiomas muy distintos, parecían tenerlo tan claro que dejaron de hablar.
He rebuscado en mi móvil, en las decenas de vídeos y fotos que tomé ese domingo, para fijarme en los rostros de quienes esperaban a un lado y a otro del muelle mientras cargaban los barcos. Apenas nadie conversa con las personas a su alrededor. Lo hacen con quienes tienen enfrente. Con los ojos, como si se mirasen en un espejo. Se les oye cantar y proclamar lemas durante dos horas largas. Y aplaudir. De vez en cuando, algún «gracias» emocionado.
Las flotillas cuentan ya con más de una década practicando la solidaridad y el internacionalismo, dos principios bien instalados en la memoria de Barcelona. También en la de los cinco activistas que el jueves anterior cortaron el paso de la Vuelta Ciclista a España cerca de Figueres. Lo que vino después, hasta la etapa final en Madrid, fue el principio de una movilización que ha supuesto un punto de inflexión más allá de la cancelación de eventos internacionales.
Quince días más tarde, la ONU pronunció la palabra que cada vez menos se atreven a negar y que tan clara estaba en el puerto de Barcelona: «Genocidio».
Este artículo se publicó originalmente en #LaMarea108. Puedes conseguir la revista aquí o suscribirte para recibirla y seguir apoyando el periodismo independiente.