lamarea.com
  • La Marea
  • Kiosco
  • Climática
  • Contacto
DONA SUSCRÍBETE
SUSCRÍBETE
Iniciar sesión
  • Preguntas Humanas
  • Internacional
  • Cultura
  • Política
  • Sociedad
  • Opinión
  • Medio ambiente
  • Economía
  • Revista
  • Preguntas Humanas
  • Internacional
  • Cultura
  • Política
  • Sociedad
  • Opinión
  • Medio ambiente
  • Economía
  • Revista
ANTERIOR

Sin culpables más de 50 años después: Mikel, el joven vasco abatido a tiros en un control de la Guardia Civil

SIGUIENTE
SUSCRÍBETE DESDE 17€. Además, si verificas que eres humano con el código HUMANA, te llevas un 10% de descuento en tu suscripción a la revista

Sociedad

Sin culpables más de 50 años después: Mikel, el joven vasco abatido a tiros en un control de la Guardia Civil

“Nunca nos han querido escuchar y solo nos han revictimizado una y otra vez”, cuenta la hermana del joven.

Mikel Salegi Urbieta en una imagen cedida por Javier Buces.
Guillermo Martínez
17 mayo 2025 Una lectura de 6 minutos
Telegram Linkedin Url

Mikel Salegi Urbieta murió la noche del 18 de diciembre de 1974. Varios agentes de la Guardia Civil, ni siquiera se conoce a ciencia cierta cuántos, ametrallaron el coche en el que viajaba. 18 de esas balas le segaron la vida cuando tan solo tenía 21 años. Apenas unas horas antes, ETA había matado dos guardias civiles en Arrasate (Gipuzkoa). La versión oficial recoge que los agentes abrieron fuego porque el conductor del coche de Mikel, que siempre negó su intención de no frenar, se saltó un control de carretera. Sin embargo, las fotografías de los sucedido objetivan impactos en la parte anterior, lateral y posterior del vehículo. 

Dos días después, tras el funeral, miembros de la Policía y numerosos individuos de ultraderecha golpearon de forma indiscriminada a decenas de personas que salían de la iglesia. Ninguno de ellos fue detenido. El asesinato de Mikel sigue sin tener culpables. La familia decidió romper el año pasado, medio siglo después de los hechos, cualquier relación con las instituciones para comenzar el duelo, aseguran. “Nunca nos han querido escuchar y solo nos han revictimizado una y otra vez”, dice Itziar, su hermana.

Ella tenía 22 años, y sus otras dos hermanas 19 y 16 años. Las dos mayores llegaron a casa de noche, ya de madrugada aquel 18 de diciembre, sobre las 1.00 horas. Se habían despedido de sus amigos porque ese día cogerían un vuelo para recorrer Argentina y ver los lugares en los que había vivido su padre, fallecido dos años antes. Fue el homenaje que nunca llegaron a hacer. Cuando entraron, su madre, Marisa Urbieta, recibía la noticia algo edulcorada por teléfono.

Para entonces, su hijo ya había recibido 18 impactos de bala. “Se sabían impunes y tenían la orden de disparar ante cualquier sospecha, por eso lo mataron”, comenta Javier Buces, doctor en Historia, profesor en la Universidad Pública de Navarra y responsable de Memoria Histórica de la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Esta institución publicó Mikel Salegi. Del recuerdo a la memoria (2024), una monografía escrita por el propio Buces en la que se recoge todo lo sucedido desde aquel 18 de diciembre de 1974 hasta la actualidad, pues la lucha de su familia para recordar y honrar la memoria de Mikel nunca ha cesado.

Estado en el que quedó el coche.
Estado en el que quedó el coche. CEDIDA POR JAVIER BUCES

Aquella noche Mikel volvía de celebrar en Aginaga que una de sus compañeras del Instituto Social de la Marina, donde trabajaban, había conseguido una plaza de funcionaria. Sobre las 0.30 horas salieron tres coches hacia Donosti. Mikel viajaba en el último. Según el atestado policial, en torno a las 1.30 horas llegaron al control situado en el barrio donostiarra de Rekalde, formado por cuatro o cinco agentes. “Primero lo hicieron dos coches, que avisaron a los agentes que detrás vendría otro, algo rezagado porque iba detrás de un camión. Ninguno de los conductores vio señal de limitación de la velocidad o material reflectante que les hiciera percatarse de que tenían que parar”, argumenta Buces.

Una revictimización continua

El coche en el que viajaba Mikel, conducido por Rafael Luque, se vio sorprendido por una lluvia de balas en aquella noche con lluvia y baja visibilidad, tal y como recoge el parte meteorológico de la jornada. “La Guardia Civil dijo que los tirotearon cuando se saltó el control, pero el coche tiene impactos de bala en su parte delantera”, reseña el historiador. Mikel acababa de morir tras sufrir 18 impactos de bala.

Sin embargo, el tortuoso camino hacia la justicia tan solo acaba de comenzar. Itziar recuerda que al llegar al hospital fueron tratadas con desprecio por parte de los agentes policiales que allí se encontraban. “Sus compañeros de trabajo habían dicho que era un accidente de tráfico, así que el shock fue impresionante cuando llegamos. Fue muy duro, muy traumático”, relata la hermana, quien denuncia que no les dejaron ver el cuerpo de Mikel. “Directamente nos lo robaron, se lo llevaron al cementerio y ahí tampoco nos dejaron verlo. Al final lo conseguimos”, explica.

Palizas a la salida del funeral

Dos días después del asesinato, el 20 de diciembre, celebraron el funeral en la Parte Vieja de Donosti, en la iglesia de Santa María. Apenas a un kilómetro del lugar, decenas de ultraderechistas, franquistas y militares se reunieron en la Catedral del Buen Pastor para honrar a Carrero Blanco, asesinado por ETA justo un año antes, y se dirigieron a la Parte Vieja. “A la salida del funeral crearon un embudo y apalearon hasta con cadenas a todo el mundo, niños, ancianos y mujeres embarazadas incluidas”, dice Buces.

Foto: CEDIDA POR JAVIER BUCES

La Policía presente en el lugar, además, detuvo incluso dentro de la iglesia a personas que habían acudido al funeral de Mikel por, decían, ser sospechosas de pertenecer a grupos de izquierda. Antes se habían lanzado hojas clandestinas que explicaban la verdad sobre la muerte de Mikel y se habían cantado algunas canciones en euskera. Detuvieron a 60 personas, según la versión franquista.

De todas formas, tal fue la represión, que el Colegio de Abogados de Donosti abrió una investigación y recogió 154 testimonios sobre lo ocurrido. Gracias a ello, ahora se sabe que los detenidos ascendieron a 200 y hubo decenas de heridos, entre ellos una persona que perdió un ojo. Otra de las apaleadas fue la propia madre de Mikel, Marisa, que minutos antes había elegido estas palabras para su discurso dentro del templo: “Deseo y quiero que la muerte de mi hijo Mikel no sea inútil y sirva para conseguir la convivencia en libertad, en justicia y en paz que desde hace tanto tiempo se nos niega”. “No quiero venganza, pido a Dios que la sangre de mi hijo sea la última que se vierta, aunque temo que esto no es posible”, añadió. No se equivocaba.

Aquella noche, la familia de Mikel tuvo que dormir fuera de casa. Comenzaron las amenazas de muerte que no dejarían de repetirse a lo largo de los años. “Quienes se supone que tienen que protegerte, te matan, y cuando sales del funeral, te apalizan. Luego, te amenazan”, resume Itziar.

Un crimen sin responsables

El esclarecimiento de los hechos tan solo supuso una investigación a Rafael Luque, el conductor del coche en el que viajaba Mikel y ferviente seguidor del régimen que había combatido con la División Azul. Se enfrentó a un consejo de guerra del que salió inocente el 25 de junio de 1976. “El juez determinó que tanto los testigos como las pruebas dejaban ver que no se había saltado el control”, dice Buces. El interrogante sigue abierto: si el conductor no fue culpable de saltarse el control, pero este fue el motivo por el que los guardias civiles aseguran que acribillaron el coche, ¿quiénes son los culpables? Esa es la pregunta que la familia de Mikel se lleva haciendo más de medio siglo.

Desde entonces, “la indefensión, la humillación y revictimización ha sido constante y terrible”, describe Itziar. Hasta el año pasado, la familia confió en las instituciones. “Vimos que ya no tenía sentido. Necesitábamos dar este paso para comenzar por fin el duelo, porque solo nos ha causado más daño”, agrega la hermana de Mikel.

En estas décadas de lucha no han cejado en su empeño de reabrir el caso. “Nos decían que los guardias civiles estaban ilocalizables. ¿Te lo puedes creer? Es como si se rieran de nosotros”, dice Itziar. Consiguieron que en 1984 un juzgado de lo contencioso-administrativo condenara al Estado como responsable subsidiario de la muerte de su hermano. “Siempre nos ha hecho daño recibir ese dinero. Lo tasaron en 1,5 millones de pesetas, pero el dinero no repara. Solo repara la justicia, y eso nunca lo hemos obtenido”, subraya.

Mikel era hijo de una familia nacionalista vasca de izquierdas cuyo padre había sido represaliado durante la posguerra por el régimen franquista. Sin militar en ninguna organización, este joven perito mercantil se movía por el ambiente antifranquista tan bullicioso de aquellos años en Euskadi. En 2012, el Gobierno vasco otorgó a Mikel Salegi Urbieta la categoría de víctima de violaciones de Derechos Humanos. Itziar, junto a sus dos hermanas, prometieron a Mikel que ni olvidarían ni llorarían. “No olvidar ha sido fácil; no llorar, imposible”, concluye.

Telegram Linkedin Url

Si te gusta este artículo, apóyanos con una donación.

€
  • #dictadura
  • #franquismo
  • #memoria

¿Sabes lo que cuesta este artículo?

Publicar esta pieza ha requerido la participación de varias personas. Un artículo es siempre un trabajo de equipo en el que participan periodistas, responsables de edición de texto e imágenes, programación, redes sociales… Según la complejidad del tema, sobre todo si es un reportaje de investigación, el coste será más o menos elevado. La principal fuente de financiación de lamarea.com son las suscripciones. Si crees en el periodismo independiente, colabora.

Suscríbete dona
Artículos relacionados

El viaje de vuelta a Santander. 40 años del 'caso Almería'

Olivia Carballar
10 mayo 2021

Las víctimas de las que siempre se olvidan las leyes de memoria

Olivia Carballar
13 julio 2021
Comentarios

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.

Lo más leído

  • Estados Unidos entrena a 25.000 militares (1.400 españoles) para defender el este de Europa
  • Así consiguen los 'call centers' de estafadores los números desde los que llaman a sus víctimas
  • Vivir con acúfenos es ecoar el mundo
  • «Me asustan las consecuencias bioclimáticas de la IA»
  • Por qué Mujica no era como los otros presidentes

Actualidad

  • Internacional
  • Cultura
  • Política
  • Clima
  • Sociedad

Conócenos

  • La Marea
  • Cooperativistas
  • Transparencia
  • Política de cookies
  • Política de privacidad

Kiosco

  • Suscripciones
  • Revistas
  • Libros
  • Cursos
  • Descuentos
  • Contacto

Síguenos

Apúntate a nuestra newsletter

Apúntate
La Marea

La Marea es un medio editado por la cooperativa Más Público. Sin accionistas detrás. Sin publirreportajes. Colabora con una suscripción o una donación

MásPúblico sociedad cooperativa. Licencia CC BY-SA 3.0.

Compartir a través de

Este portal web únicamente utiliza cookies propias con finalidad técnica y necesarias para el funcionamiento de la web, no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios sin su conocimiento. Sin embargo, contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas a la de LaMarea que usted podrá decidir si acepta o no cuando acceda a ellos. Leer más

AceptarResumen de privacidad
Política de Cookies

Resumen de privacidad

Este portal web únicamente utiliza cookies propias con finalidad técnica y necesarias para el funcionamiento de la web, no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios sin su conocimiento. Sin embargo, contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas a la de LaMarea que usted podrá decidir si acepta o no cuando acceda a ellos.
Funcionales
Siempre habilitado

Las cookies funcionales son esenciales para garantizar el correcto funcionamiento de nuestro sitio web, ya que proporcionan funcionalidades necesarias. Desactivarlas podría afectar negativamente a la experiencia de navegación y a la operatividad del sitio.

Guardar y aceptar