El PP pactó sin complejos con VOX para volver al poder en el País Valencià tras elecciones del 28M. Para propiciar esta unión, el nuevo gobierno autonómico del popular Carlos Mazón cuenta con un vicepresidente de VOX, el torero Vicente Barrera, que además ostenta la Consejería de Cultura y Deportes. Elisa Núñez y José Luís Aguirre son los otros miembros del partido de ultraderecha con cartera en el nuevo ejecutivo, las de Justicia e Interior y Agricultura. El tándem PP-VOX en la Generalitat Valenciana y en varios ayuntamientos no ha dejado de dar titulares en las últimas semanas y atemoriza a quienes se dedican a promocionar o defender la cultura valenciana.
“VOX no ha escondido en ningún momento que están en contra de las autonomías, que para ellos el valenciano no es lo mismo que el catalán y que quieren imponer el castellano. Por tanto, VOX está cumpliendo su programa en el País Valencià”, explica Anna I. López, doctora en Ciencia Política. “La estrategía de la guerra cultural de VOX funciona porque el Partido Popular le ha dado esa vicepresidencia de Cultura y, por tanto, tienen ese altavoz. Lo que preocupa es que, como ha pasado en toda Europa, su mensaje contagie a tota la derecha conservadora”.
El valenciano en la escuela, en la diana
Nada más recoger su cartera, José Antonio Rovira, el nuevo titular de Educación, del PP, anunció su intención de eliminar el valenciano de las escuelas situadas en territorios considerados castellanoparlantes. “Se les imponen asignaturas en un idioma que no conocen en absoluto”, declaró frente a los medios. El Estatuto de la comunidad establece que el valenciano es el idioma “oficial en la Comunitat Valenciana, al igual que lo es el castellano, que es el idioma oficial del Estado”, y que “todos tienen derecho a conocerlos y a usarlos y a recibir la enseñanza del, y en, idioma valenciano”.
Sin embargo, la Ley de Uso y Enseñamiento, aprobada por los populares en 1983, estableció la exención de cursar la asignatura de valenciano en las comarcas del Alt Palància, la Plana d’Utiel, el Racó d’Ademús, la Foia de Bunyol, la Vall de Cofrents, els Serrans, la Canal de Navarrés y el Baix Segura. Rovira pretende ahora modificar la Ley del Plurilingüismo, iniciativa del anterior Gobierno de PSPV y Compromís para impulsar el derecho a recibir educación en valenciano en todo el territorio y que establece que un 25% de las clases deben ser en esta lengua.
Los nuevos responsables políticos no solo quieren repudiar el valenciano en la escuela, sino también en la cultura y los medios de comunicación ante el estupor de entidades como Escola Valenciana, Acció Cultural del País Valencià o la Plataforma per la Llengua. Una de las primeras decisiones del diputado autonómico de VOX Jesús Albiol, nuevo concejal de Cultura de Borriana, fue cancelar la suscripción municipal a las revistas Camacuc, Cavall Fort (dos revistas infantiles históricas, la primera valenciana y la segunda catalana), El Temps, Enderrock y Llengua Nacional. Albiol se congratulaba en su Twitter: “Misión cumplida. El Ayuntamiento de Burriana no seguirá promoviendo al separatismo catalán con el dinero de los burrianenses. No somos catalanes de segunda, somos valencianos y españoles de primera”. No obstante, hoy Compomís ha anunciado que las revistas vuelven a estar disponibles en la biblioteca municipal de Borriana gracias a «la presión social y cultural».
Desprecio al cantante Vicent Torrent, vocalista de Al Tall
Gran parte del tejido cultural también clama por la decisión de Amparo Folgado, la nueva edil popular de Torrent, de eliminar el nombre del cantante Vicent Torrent, fundador de Al Tall, del auditorio de su ciudad. Folgado, quien ha llegado a la alcaldía con un acuerdo con VOX para desalojar al PSPV-PSOE, el partido más votado en las últimas elecciones, considera que “la denominación Auditori Vicent Torrent pone en evidencia un agravio comparativo respecto a otras personas del mundo de la cultura torrentina y valenciana”.
Varias organizaciones culturales han convocado manifestaciones de protesta por este desprecio a Torrent. “Alertamos de que este tipo de decisiones, basadas en la exclusión de determinadas miradas culturales que nos ayudan a explicarnos y a definirnos como pueblo, nos alejan del objetivo común de construcción de una sociedad y de una cultura valenciana donde tienen cabida todas las ciudadanas y todos los ciudadanos», declaran en un comunicado miembros del Consell Valencià de Cultura. «Queremos una derecha valenciana civilizada”, declaró el artista en una concentración frente al auditorio.
La música en valenciano teme el ostracismo
Esta semana, el grupo Smoking Souls lamentaba en redes sociales lo siguiente: “PP+ Vox acaban de cancelar nuestro concierto en Elx”. Ante la ola de soporte al grupo de Pego, Inmaculada Mora, la responsable de Cultura de la ciudad, ha emitido un comunicado en el que asegura que no se había contratado al grupo y anuncia acciones legales contra ellos por “injurias”. Smoking Souls, por su parte, explican que ellos ya recibieron el 22 de mayo, por escrito, la confirmación de su participación en el evento Les Nits de L’Hort de Baix d’Elx, que se celebrará el 9 de agosto, a través de del agente Pro21cultural.
“Desde de la celebración de las elecciones y la constitución de los nuevos ayuntamientos, el proceso administrativo para al contratación del concierto ha quedado en punto muerto y silencio administrativo”, sostienen en un comunicado. El Ayuntamiento publicó el lunes la programación de Les Nits de l’Hort de Baix y esta no incluye a ningún grupo que ofrezca su música en valenciano aunque la presencia de bandas en este idioma ha sido frecuente en los últimos años. Si incluye las actuaciones del italiano Umberto Tozzi o de Bertín Osborne.
La música es un eje fundamental de la cultura y la identidad valenciana. El sector de los grupos musicales que cantan en valenciano no solo goza de buena salud, sino que es referente para el conjunto de los catalanoparlantes y tiene éxito en el resto de España. El idioma no ha sido una barrera para ellos. Una prueba es que Zoo llenaba el Wizink Center de Madrid en diciembre o que bandas como Pupil·les, El Diluvi o La Fúmiga son habituales en festivales como el Viña Rock.
Àrtur Martínez, cantante de La Fúmiga, lamenta que programaciones que ya estaban asentadas en una localidad pasen ahora a desaparecer “única y exclusivamente por un criterio linguístico, que nada tiene que ver con el estilo o la repercución del grupo”. Sostiene que esto se intenta disimular apelando a trámites administrativos, pero el veto es innegable tras ver “al señor Abascal decir abiertamemte que iban a cancelar toda la agenda cultural sin poner matices”.
El músico de Alzira señala que han actuado en municipios donde gobernaban todos los colores políticos en los últimos años. “Formaba parte de la normalización de la música en valenciano. Que ahora haya gobiernos que decidan romper con eso creo que a veces viene de más arriba que del municipalismo”. “VOX ya sabemos quién es y solo quiere una cosa: la absoluta eliminación de nuestra lengua, de nuestra cultura y volver al blanco y negro. El problema lo tendremos si el PP decide parecerse a VOX”. Les preocupa esta deriva de cancelación de su música por la repercusión que tiene en la sociedad, sobre todo, en los más jóvenes; pero asegura que no tienen ningún miedo a seguir con su música.
“Nuestra manera de comunicarnos con el público siempre ha sido y será en valenciano y el público que acude a estos festivales y conciertos valora la lengua de cada grupo y lo agradece porque ahí es donde nos encontramos, en las diferencias. A mí me encanta escuchar todas las lenguas del Estado. Quien lo ve como una barrera te muestra su intolerancia porque luego sí escuchan otras lenguas de fuera”, asegura Martínez. “Y son los mismos que han querido ridiculizar a una figura como Ovidi Montllor, los que han blanqueado el asesinato de Guillem Agulló, y los que han hecho servir un asesinato de ETA que todo el mundo condena para sacar un rédito político”, añade.
Treinta años del asesinato de Guillem Agulló
Con una puñalada en el corazón. Así asesinó un grupo de fascistas a Guillem Agulló al canto del Cara al sol, el 11 de abril de 1993 en Montanejos, Castellón. El joven tenía 18 años y militaba en movimientos independentistas de izquierdas. El único condenado fue Pedro Cuevas, quien solo cumplió 4 de sus 14 años de condena en la cárcel. La familia de Guillem siempre ha defendido que fue un crimen político y no una pelea juvenil, como fue juzgado. Pedro Cuevas se presentó luego a las elecciones municipales de Chiva de 2007, como número 4 en las listas del partido ultraderechista Alianza Nacional. Para muchos jóvenes nacidos en democracia, el asesinato de Guillem Agulló supuso conocer las garras del fascismo. Treinta años más tarde, a personas como Àrtur Martínez les duele ver a VOX en las instituciones.
La especialista en extrema derecha Anna I. López sostiene que VOX “gana cuando puede introducir en la agenda mediática y política la guerra cultural”. Está claro que han puesto a la cultura valenciana en su diana con la complicidad del PP. “Invitamos a los responsables políticos a programar música y cultura en nuestra lengua en sus fiestas”, reclama la banda Smoking Souls. Desde La Fúmiga destacan que no quieren defender su cultura desde una trinchera, quieren seguir “ocupando espacios como hasta ahora”.
