Hoy hay más mujeres dedicadas a los diferentes oficios del cine, pero queda mucho, muchísimo para que haya algo lejanamente parecido a la paridad. CIMA, la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales, presentó su informe relativo a las producciones cinematográficas españolas de 2022 y el balance, con los números en la mano, resulta demoledor.
El estudio, dirigido por la socióloga Sara Cuenca, evidencia que el cine español es un sector fuertemente masculinizado. Va equilibrándose cada año que pasa, pero las desigualdades siguen siendo abrumadoras. El porcentaje de mujeres que trabajan en largometrajes en España representa el 37% del total. En 2021 era el 32%. En 2015, el 26%. El objetivo de CIMA queda bastante claro en su eslogan: «Fifty-fifty para 2025». Una meta ambiciosa pero posible.
Desde hace años, uno de los mayores esfuerzos de CIMA se centra en señalar la injusta división entre géneros que existe en el sector audiovisual. Tradicionalmente, el trabajo de las mujeres en los rodajes ha estado enfocado a labores de maquillaje, peluquería o vestuario. Eso está cambiando, pero desde luego no a la velocidad que sería deseable. El informe de 2022, al desglosar los datos, demuestra que esa concepción machista sigue vigente.
- Porcentaje de mujeres en cargos de responsabilidad masculinizados:
Producción (28%)
Dirección (24%)
Guion (28%)
Dirección de Fotografía (19%)
Composición Musical (21%)
Sonido (28%)
Montaje (36%; sólo ha aumentado un 1% en seis años)
Efectos Especiales (36%)
- Porcentaje de mujeres en los cargos de responsabilidad feminizados:
Diseño de Vestuario (80%)
Maquillaje y Peluquería (73%)
Dirección Artística (63%)
- Los cargos equitativos son:
Dirección de Producción (55%)
«Este informe es muy importante para que se entienda que, realmente, tenemos un problema», señaló Cristina Andreu, presidenta de CIMA, en la inauguración del IV Congreso de la asociación, que tuvo lugar ayer en la Universidad de Alcalá de Henares. Hay un dato, referido al dinero, que evidencia ese «problema» del que hablaba Andreu. Una de las principales fuentes de financiación para los largometrajes son las cadenas generalistas de televisión. El reparto de este dinero es, en algunos casos, sangrante: el porcentaje de apoyo por parte de RTVE a títulos liderados por mujeres es del 39%; en Atresmedia Cine es del 9% y en el caso de Telecinco Cinema es del 0%.
Las mujeres cineastas, además, están al frente de producciones más modestas. Los costes medios de las películas dirigidas por mujeres son más bajos que los de las películas dirigidas por hombres. La brecha económica de género se sitúa en un -41%.
«En el pasado, los hombres han disfrutado de una ventaja innegable: la de ser narradores de sus propias historias», apuntaba Andreu. «Hasta ahora, nuestro objetivo principal ha sido conseguir visibilidad y conseguir los mismos derechos y oportunidades para las mujeres del audiovisual, pero ahora queremos más. Lo que buscamos es un cambio en las relaciones de poder».
«Queremos compartir», dijo el ministro de Cultura, Miquel Iceta, que también estuvo presente en la inauguración del congreso. «Y lo cierto es que para compartir algunos tenemos que dar un paso al lado. Porque si hoy no hay igualdad es porque todavía muchos hombres no aceptan lo que es razonable, lo que es natural: que las mujeres ocupen el mismo lugar en la sociedad».
Iceta recordó que asistió, emocionado y orgulloso, a la pasada Berlinale, donde 20.000 especies de abejas, la película de Estibaliz Urresola Solaguren ganó varios premios. Un año antes, en ese mismo escenario, Carla Simón levantó el Oso de Oro por Alcarràs. Y este año, Elena Martín Gimeno se llevó el premio a la mejor película europea en la Quincena de Cineastas de Cannes por Creatura. El reconocimiento internacional al cine realizado por mujeres es manifiesto. Ahora falta que el propio sector audiovisual español responda en la misma medida.