Opinión

La operación converso, el inteligente plan de VOX con Tamames

"Este plan ha salido mal, pero es inteligente y debería encender las alarmas en la masa gris de la izquierda", opina Antonio Maestre.

Comentarios
  1. No veo yo tanta inteligencia, especialmente mezclando a feministas y antifeministas. El concepto de rojipardismo sí que es rojipardo y apolillado. No es lo mismo cuestionar la agenda cuir por su carácter parasitario dentro del feminismo que cuestionarlo por motivación de odio al diferente. No es lo mismo contener la respiración que estar muerto, aunque en ambos casos se rechace el oxígeno.

  2. El fenómeno de viejos izquierdistas reconvertidos al más puro conservadurismo no es nuevo (Pío Moa nunca estuvo solo). Todos son recibidos con los brazos abiertos por la extrema derecha. En Asturias Gustavo Bueno fue un personaje de manual. Ramón Tamames ahora se ha elevado a los cielos en este proceso. Una parte del feminismo más clásico ha hecho lo mismo con el tema de la ley trans. Viejas feministas han compartido mesa, micrófono y argumentario con fundamentalistas católicos e ideólogo de extrema derecha. Y no me refiero a Tamara Falcó, que ni va de feminista ni oculta su posicionamiento de extrema derecha. Pero ahí están Amelia Valcárcel o Lidia Falcón de camaradería con el PP y Vox. La última no me extrañaría nada que acabe tamamesizándose. Si se animara en un futuro podría ser un elemento de enganche para Vox. El artículo de Maestre me parece muy bien enfocado. Y creo que el futuro irá por ahí: exhibir viejas glorias que han abjurado de su progresismo y han vuelto al redil de la verdad. Y viejas glorias que están dispuestas a ser exhibidas me temo que no han de faltar. Desde la izquierda se debería analizar el fenómeno y proponer medios concretos para atajarlo. Porque en definitiva, Tamames y otras figuras con un pasado izquierdista, no dejan de formar parte del fenómeno más extenso de lavados de imagen. Los washings tan de queridos por al capitalismo tardío: greenwashing, pinkwashing o purplewashing, entre otros. La extrema derecha, en la medida en que se rodea de algunos viejos izquierdista logra el lavado de imagen casi perfecto. Es una estrategia inteligente, sin duda.

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