‘El silencio de la fiera’, de Sònia Masuda en el festival Furiasia. CINTHYA FUNG
En Conciencia Afro ponen sobre la mesa la necesidad de “redistribuir tanto los recursos económicos como el poder”, y aunque “nuestra situación es precaria, pues apenas cobramos por la coordinación del espacio, lo principal es que todas las personas que pasan por él sí lo hagan y los proyectos avancen”. Por otra parte, en su trabajo poético, García López ha colaborado con la fotógrafa y vídeopoeta Heidi Ramírez, que acompañó con cuatro piezas audiovisuales su poemario Derecho de admisión . En su obra, Ramírez ha trabajado sobre todo el autorretrato “como contramecanismo de representación” y ahora mismo está inmersa en Estigma , un proyecto fotográfico que relaciona el pelo afro y los elementos florales, derivado del juego de palabras entre estigma como parte del pistilo de una flor y el estigma social.
En noviembre de este año, Anna Fux publicó su fotolibro Same but different , partiendo del archivo familiar de su tío filipino gay, que migró a España en los 80, y de sus propias fotos como parte de una comunidad queer racializada en Madrid desde 2018. En las últimas semanas de preparación de su libro, critica la autogestión como “indicador de la precarización del sector”. Nayare Soledad, colaboradora del colectivo Ayllu, tiene, precisamente, diversos proyectos autogestionados “que apenas dan para vivir”, como Travas Camisetas . También estuvo en una residencia artística en Matadero donde hizo una kiki ball y donde todas las participantes y jurado eran trans. Remarca la importancia de la comunidad y de la red: “Si Iki Yos consigue una subvención o convocatoria de algo, mete a todas las demás. Si yo gano una oportunidad así, que es muy difícil, también. Las que tenemos algo de currículum, estudios, nacionalidad, si postulamos a alguna convocatoria, intentamos meter a las que quizá no cumplen esos requisitos pero sin las que tú tampoco estarías ahí”.
“Estar en un espacio como Matadero es decir a la comunidad africana y afrodescendiente que lo público también nos pertenece”, asevera Yeison F. García. En la misma línea, Dagmary Olívar manifiesta: “Queremos generar y apoderarnos de espacios de acción y visibilización de las comunidades migrantes. Aquí estamos nosotras, reclamando estos espacios, y lo vamos a hacer”. ¿Y sobre el futuro? “Se está formando una comunidad potente pero aún necesitamos fortalecernos. Estamos sorteando las primeras dificultades, pero ahora hay que pensar en cómo profesionalizarnos, cómo generar públicos o cómo generar referentes”, concluye. Como denunciaba sobre el escenario Sònia Masuda en El silencio de la fiera , “nosotras no vamos por la vida en silencio. Tenemos voz y la vamos a utilizar”.