Internacional

Atrapados en ‘The Wire’

Baltimore (Estados Unidos) es un icono de la criminalidad con más muertes per cápita que México, Honduras y El Salvador.

Comentarios
  1. Puede que en el último año haya oído hablar de Baltimore en tres ocasiones, pero que pueda recordar, han sido solo dos, ambas en un lapso de media hora esta misma mañana, lo cual me ha resultado muy curioso y más aún porque trataban temas que podían estar relacionados.
    La primera ha sido al ojear la portada de este periódico en la web; ni llegué a abrir en ese momento el artículo, solo leí título y subtítulo. La segunda ha sido también casual, buscando información de un artista en su web, y me ha parecido que guardaba relación con este tema y no solo por la misma ciudad a la que hacía referencia, sino porque recogía cierta carencia del sistema de educación público de Baltimore, carencia que no será la causa principal del horror que se vive en esta ciudad, pero que seguro guarda relación. Volví entonces enseguida al artículo.
    Es terrorífico leer esta narración, conocer la terrible realidad de esa población y la convivencia con la violencia última, con la muerte, de sus ciudadanos. Este estupendo artículo recoge ampliamente sucesos, circunstancias y condicionantes para que se dé esta situación. La otra referencia que me he encontrado no menciona la tragedia de la violencia directamente, pero sin duda recoge una circunstancia a tener en cuenta como posible coadyuvante, sabemos de la importancia de la educación en el desarrollo de las sociedades: «Las escuelas públicas de Baltimore no incluyen clases ni programas de música.»
    No soy músico ni educador y tampoco necesito haber recibido las dos informaciones en un corto intervalo de tiempo para ver la relación entre la carencia en el desarrollo de determinadas competencias humanas y educativas y las carencias y trastornos a nivel social y humano en las zonas donde se dan, así como para conocer el poder transformador de programas en muchos lugares del mundo azotados por la violencia, la guerra, la destrucción, utilizando la música, el deporte, las artes u otras actividades para ofrecer alternativas y herramientas para construir otras relaciones y otras sociedades.
    No se pueden canjear pistolas por guitarras o micrófonos, pero enseñar a las manos que las empuñan otros tactos, otra sensibilidad y otros lenguajes, seguro ayuda a crear otras formas de relacionarse, de reaccionar y de actuar.

  2. Excelente articulo de Monica Prieto.
    Conozco Baltimore muy bien. Vivi ahi durante cinco años mientras hacia mi Maestria en Salud Publica y mi doctorado en Epidemiologia en la Universidad de Johns Hopkins.
    La Escuela de Salud Publica esta situada en el medio del «ghetto» y pude conocer de cerca hace 40 años el caldo de cultivo de lo que ahora dexiste y que describe tan bien Monica.
    La mezcla de probreza, abandono, sordidez, drogas y violencia en una atmosfera urbana en la que el numero de personas que viven en sus distintos ghettos crece vertiginosamente.
    Enhorabuena por esta excelente piexza Monica

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