Internacional

Carne de necios

"Los necios se sienten legitimados para hacer su voluntad a costa del resto. No solo están llegado al poder en parte del mundo, sino que amenazan con conservarlo por la fuerza en el caso de perderlo en las urnas", reflexiona Mónica G. Prieto.

Comentarios
  1. Ya es un poco tarde para invertir la situación.

    Durante décadas (en Estados Unidos y Francia, durante siglos), las sociedades occidentales han promovido y apoyado auténticas barbaridades, sabiendo que eran peligrosas, sólo porque fastidiaba a otras personas.

    No hablo sólo del ecologismo o la perspectiva de género. En política, en las sociedades occidentales, un tema sólo se considera importante si apoyarlo o atacarlo va a hacer daño a personas de ideología diferente.

    Y el problema no está en que la gente sea tonta. El problema está en que la gente es mala. La gente sabe que está haciendo el mal, pero vivimos en una sociedad donde se puede presumir de ello y ser recompensado.

    Puedes salir a la calle a saquear tiendas diciendo que lo haces para luchar contra el racismo. Puedes derribar estatuas, ir a manifestaciones, organizar linchamientos… Y habrá, literalmente, millones de personas en el mundo apoyándote. Sólo porque apoyarte molesta a personas que no son dueñas de esas tiendas, que no son linchadas, o que no llegan tarde por el estado del tráfico.

    Puedes defender el aborto, la pederastia, la democracia, el terrorismo… Y luego pedir que castiguen a alguien por cometer delitos de odio.

    Vivimos en un mundo en que todavía existen países donde la esclavitud particular es legal. Donde las mujeres tienen que pedir permiso para casarse. Donde los niños tienen que ponerse a trabajar. En vez de ayudar económicamente a esos países para que se industrialicen y puedan desprenderse de ese estilo de vida, hemos optado en gastarnos el dinero en hablar del Calentamiento Global, de inmigración ilegal, de micromachismos y macropolleces.

    Podemos seguir viendo la política como si fuera un partido de fútbol y luego quejarnos de que el subnormal de turno, (en este caso creo que ha sido Trump) pida que se vea la repetición de la jugada.

    Y yo me pregunto… Si nadie cree en la democracia ¿Por qué nos quejamos de que Trump no crea en ella? O Biden, Sánchez, Abascal, Iglesias… Lo mismo da.

    Vamos a votar y cuando no gana quien deseamos, nos pasamos cuatro años quejándonos de lo que hace quien ha ganado. Quien ha salido elegido democráticamente. Quien ha contado con el apoyo de la población. El pueblo, la plebe, el vulgo…

    Si no nos gustan las trampas, qué tontería más grande ver un partido de fútbol. Si no nos gustan los malos políticos, qué tontería más grande ir a votar, a manifestaciones, a romper escaparates o a enfrentarse con la policía.

    Con todo el jaleo del coronavirus, parece que estuviéramos en el tiempo de descuento. El problema es que el marcador está igualado. Se van a jugar interminables prórrogas porque cada vez que un equipo marca gol, el marcador añade un tanto a cada equipo participante. Cada vez que un sector de la población consigue hacer daño a otro sector, es una victoria para ambos. Unos consiguen hacer daño, los otros tienen la prueba de que les han hecho daño injustamente. Pasamos del 0-0 al 1-1. Y así, interminablemente. Sin ronda de penaltis.

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