Inés Laplaza, 23 , está confinada en Triana (Sevilla) con sus padres, su pareja y su hermano. Todo esto le ha pillado en un momento crucial : “yo venía de un viaje de cuatro meses con la mochila a la espalda, trabajando en el campo y viajando en autostop, después de haber soltado la bomba en casa de que dejaba la carrera . Así que esta era una visita importante pero que no quería alargar mucho y aquí sigo». Está buscando trabajo on-line para poder seguir con sus planes de ‘camperizar ’ una furgoneta y volver a viajar con su pareja. “Hasta ahora no era consciente de cuánto necesitamos los rayos de sol para vivir y he recuperado una relación más cómplice con mi hermano”.
Les preocupa no poder sacarse el carnet o no poder incorporarse a sus primeros trabajos que muchos tenían apalabrados para este verano. La incertidumbre de si podrán o no hacer sus prácticas, la indecisión institucional ante la manera de evaluarles y la selectividad que pone en jaque su futuro.
Pero hay una parte que nadie ha tenido en cuenta, Irene lo describe así: “Estoy en segundo de bachillerato y llevo compartiendo prácticamente una vida con mi clase . Duele pensar que no voy a volver a disfrutar más de eso, ni despedirme como me hubiera gustado de esta etapa.”
Entre los descubrimientos que han hecho estos días sobre sí mismos hay aprendizajes muy interesantes como relata Inés: «No estoy cansada físicamente, pero ando emocionalmente exhausta . Tengo muchísimos sueños intensos, raros , he escuchado que le está pasando a mucha gente.” Andrea afirma que se ha dado cuenta de que “puedo ser organizada y gestionar mis obligaciones de manera más eficiente”.
“Ahora nos estamos dando cuenta de que no solo íbamos al instituto a dar clases. Pasábamos seis horas diarias con nuestros amigos, de risas, hablando de todo, despojándonos de los problemas que tuviésemos… me he dado cuenta de cómo soy realmente. Me he vuelto una persona más segura de mí misma y he aprendido a llevar ciertas situaciones como es debido” , cuenta Natalia Rubio , de 15 años. Vive entre Fuente del Arco y Plasencia.
También han encontrado refugio en el humor, en eso hay consenso absoluto y mantienen viva la esperanza en el futuro. “ La esperanza es lo que nos hace saber que vale la pena intentar estar bien , prometiendo que habrá una resolución del problema ”, concluye Andrea.
Gastan poco o nada durante el confinamiento. De hecho, los más mayores reservan sus ahorros para viajar o para poder tomar cañas cuando vuelvan a salir con los amigos y amigas. Aunque en general no han querido consumir porque “no me parece justo que una persona te lleve cosas banales a la puerta de casa, como una crema o maquillaje , poniendo en juego su salud, mientras yo estoy tan tranquila en mi casa mirando las nubes ”, sostiene Eva.
Todos admiten que están sacando lecciones inesperadas del confinamiento.
“Creo que han desaparecido emociones antiguas perdiendo apego y haciéndome más solitario y frío en cierta medida” , reflexiona Antonio. Eva considera que se ha vuelto más reflexiva: “este último año he estado muy estresada y han pasado muchas cosas en mi vida. Desde que estamos encerrados en casa, me he encontrado con problemas y asuntos que habíamos evitado o que no habíamos logrado sanar, y ahora nos enfrentamos cara a cara . Es un momento difícil, y poco agradable, pero también creo que es necesario .”
Inés tiene miedo “de la policía , después de ver las burradas que han ido haciendo por ahí, de ver todos los vídeos que grababan los vecinos desde sus balcones de palizas absurdas… No entiendo como a día de hoy su palabra cuenta más que la mía, ni cómo se cubren unos a otros las brutalidades. Ese día tuve bastante ansiedad después de ver los vídeos . Tengo miedo de lo que se nos viene encima como país y como individuos económicamente, sobre todo porque como siempre va a afectarnos donde más duele: la educación, la sanidad pública…” .
Les preguntamos qué contarán a sus hijos, hijas y nietos de todo esto . Estas han sido sus respuestas.
“Que a alguien se le fue el virus de las manos y que la vida es muy corta como para quedarse quieto” (Inés)
“Básicamente una moraleja: disfruta el día a día que no sabes lo que durará y aprovecha las adversidades que también de ellas se pueden sacar ventajas” (Antonio)
“Lo que si les diría es que disfrutasen de cada momento feliz por pequeño que fuese” (Irene)
“Que fue un momento difícil para todos y en cuanto a la economía del país, que fue muy dañada. Pero también que las personas se unieron para poder llevarlo mejor” (Ana Ara)
“Lo que me hizo sonreír fue pensar en los pequeños momentos que comparto con mis seres queridos. Esas pequeñas cosas de la vida cotidiana, como tomarte un café con tus amigos al sol » (Eva)