En 2014, el Ministerio de Interior recomendaba a las mujeres un decálogo de medidas para no ser violadas. No hacer autostop, no transitar por calles solitarias y oscuras o no montarse en un ascensor con desconocidos. En aquel momento, la respuesta de las mujeres en redes sociales fue contundente: no es a nosotras a quienes tenéis que prevenir, sino a los hombres que tengan intención de violarnos.
Es habitual que el discurso mediático, institucional e incluso judicial ponga el foco sobre las mujeres cuando estas sufren agresiones sexuales y las culpabilice, a pesar de que las expertas en violencia machista recomiendan interpelar a los agresores.
Sentirse interpelado no siempre es agradable. Significa que tu estructura mental se tambalea. Desde hace varios días, una instalación en la que se puede leer ‘No violarás’ interpela a quienes caminan por la plaza de San Francisco y el Pilar de Zaragoza. No se dirige a nadie en concreto, no especifica quién no debe violar y, sin embargo, algunos usuarios de Twitter han mostrado su descontento con la obra artística en esta red social por considerar que criminaliza a los hombres.
La instalación forma parte de una exposición más amplia: Ultravioleta. Didácticas desde los feminismos, comisariada por María Bastarós, que puede visitarse en la Casa de la Mujer de Zaragoza hasta el 10 de mayo y en la que Bastarós ha reunido iniciativas y proyectos de contenido pedagógico que tratan de comunicar la realidad de las mujeres, recuperar la memoria histórica y generar nuevas dinámicas feministas.
No violarás es, junto a Himenoplastia, la obra de Regina José Galindo –artista visual y poeta de Guatemala– que la comisaria ha elegido para esta ocasión. “No violarás busca provocar una disrupción del paisaje urbano que resulte intimidante, como intimidante es este a menudo para las mujeres. El uso del imperativo, invasivo per se, genera una sensación de incomodidad que es imposible obviar: Galindo interpela directamente, nos hace preguntarnos quiénes violan, si se trata de nuestros amigos, familiares, conocidos y qué hacemos nosotros y nosotras al respecto. Porque la violencia sexual, señalada y castigada siempre en términos individuales es en realidad un problema colectivo frente al que todos tenemos capacidad de respuesta”, explica María Bastarós en un comunicado.
Y porque incomoda “siempre causa revuelo”, según cuenta su autora. La obra ha estado ya expuesta en Guatemala, Uruguay, Ecuador y otras ciudades de España como Madrid. “La primera vez que la presenté fue en la Avenida Roosevelt de Ciudad de Guatemala en el año 2012. Ese año habían sucedido una serie de violaciones colectivas en esa travesía. Un grupo de hombres secuestraba a mujeres que iban solas en sus autos y en sus propios autos en movimiento las violaban. Posteriormente, se descubrió que era un grupo de policías. El gobierno de turno culpó a las mujeres por andar solas y les recomendó andar acompañadas si transitaban por esa ronda. Yo alquilé allí una valla por dos meses y puse el texto NO VIOLARÁS”, relata Regina José Galindo, cuya producción artística está atravesada por la violencia contra las mujeres desde hace 20 años.
Para ella, instalar la pieza en España toma otros matices: “La violencia hacia nuestros cuerpos se dio desde que los españoles llegaron a nuestras tierras. Nuestras abuelas fueron violadas por los conquistadores en nombre de la Iglesia”. Además, destaca que su colocación en Zaragoza se haya dado en época electoral.
De hecho, durante esta semana, en la instalación ubicada en San Francisco aparecieron garabateadas varias banderas de España. Para Bastarós, “las pintadas con las que suele ser intervenido por los transeúntes nos retratan”. Y en este caso, se está “relacionando directamente este símbolo –que nos pertenece e identifica a todos– con una reticencia a reflexionar sobre la violencia sexual». Y lo vincula, con una de las pintadas aparecidas en la obra que rezaba: ‘Si visten como putas las trataremos como a putas, pero sin pagar”. Y así, la instalación de Galindo “queda en pie, a rebosar de pintadas, como testimonio del conflicto que supone la alusión a la violencia sexual en un territorio en el que las denuncias relacionadas con esta constituyen un constante goteo”, concluye.
Durante esta misma semana, el Instituto Aragonés de la Mujer y la Universidad de Zaragoza hacían públicas las conclusiones del estudio ‘Violencia sexual contra las mujeres en Aragón’. Según el informe, el 15,5% de las aragonesas –unas 103.000 mujeres– ha sufrido violencia sexual en algún momento de su vida y es más común entre las menores de 30 años. Aunque el mismo texto explica que en la mayoría de las ocasiones no se denuncia por miedo. Aún así, en España se alerta de una violación cada cinco horas, según datos del Ministerio de Interior.
Sobre la instalación, que estará un mes más en las calles zaragozanas, la conversación todavía no ha terminado. El último mensaje está sobre una pancarta pegada con celo en la que puede leerse: “Si esto te ofende y no vas a violar, ¡háztelo mirar!”.