Los socios/as escriben

La corrupción de lo mejor*

"Una carta escrita por el Obispo de Córdoba congratulándose por el triunfo de la derecha en Andalucía me mueve a escribir este artículo".

Comentarios
  1. Un artículo bastante previsible pues repite una crítica general sin apenas fisuras. La historia de las iglesias cristianas, y en concreto la de la Iglesia Católica es la historia de la iniquidad y punto. Olvida al menos la otra mitad de la historia de esa Iglesia en la que siempre, y también ahora, ha existido en su interior un sector muy importante, tan importante o más que el que Antonio Zugasti con razón condena, que ha sido fiel al mensaje de Jesús y que ha criticado la depravación moral y las conductas inicuas dentro de la Iglesia. Al menos desde León XIII y su encíclica Rerum Novarum, la doctrina social de la Iglesia (la jerarquía) ha sido una constante defensa de la solidaridad social y una condena del afán de lucro que caracteriza al capitalismo. Antonio, la historia es más compleja que lo que tú relatas. Seguiremos criticando, como se viene haciendo desde el principio, a quienes dentro de la Iglesia traicionan los principios más elementales del cristianismo.

  2. EL ENTERRADOR DE PATERNA.
    … relata la hija que su padre antes de enterrar a los fusilados cortaba un trocito de la tela de algunas de sus prendas, o algún botón, y los guardaba en una caja para que si algún familiar reclamaba información sobre el lugar de su enterramiento el enterrador abría la caja y ese familiar podía reconocer si entre esos pequeños trozos de tela había alguno que perteneciera al fusilado.
    En cierta ocasión, una vez retirado el pelotón de fusilamiento, se dio cuenta de que uno de los fusilados se movía. Inmediatamente buscó al cura que siempre estaba presente en los fusilamientos y con temor le contó lo que había visto. El cura le espetó entonces sacando una pistola y poniéndosela en la cabeza “tira rojillo que si no acabarás como esos tíos”, y acto seguido se acercó al moribundo y lo remató en el suelo.
    Hechos como este fueron frecuentes en la genocida guerra civil española. Recuerdo lo que contó un joven periodista portugués que entró en la plaza de toros de Badajoz, donde fueron picados y fusilados alrededor de tres mil quinientos prisioneros republicanos, y cuyos cadáveres fueron quemados en la misma plaza. Ese periodista que aún vive y tiene 90 años relató que ante el espanto que le produjo esa visión se acercó a un sacerdote católico, buscando una explicación sobre lo que había visto, y que el mismo le respondió “algo habrán hecho”.

    No es mi intención relatar estos actos de barbarie, sino resaltar el papel jugado por la iglesia católica en la contienda civil.

    Hay infinidad de testimonios que nos cuentan como curas católicos remataban a los moribundos que no habían sido “bien fusilados”, de monjas con pistolas que custodiaban a las presas republicanas.

    La iglesia católica española es tan responsable de los crímenes franquistas como el propio Franco, y aún está por llegar el día en que esa iglesia pida perdón por esos hechos, y que la (in) justicia española se digne investigar sobre esas complicidades aberrantes.
    https://insurgente.org/dario-herchhoren-el-enterrador-de-paterna/

  3. Al revolucionario, hombre libre, sin dogmas ni prejuicios, si en algún sitio está, hay que buscarle con los activistas sociales, sean periodistas, ecologistas, sindicalistas, con todo aquel que no le importa jugarse su vida en la defensa de un mundo más justo, con todo aquel que siente el dolor ajeno como suyo.
    No hagas a tu prójimo lo que no quieres para tí. Para seguir esta máxima ni se necesitan templos ni religiones.
    (no digo que dentro de las religiones no haya una minoría muy reducida de personas honestas. Mejor que se «divorciaran» de las malas compañías)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.