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Quorum Global o cómo construir en común

"Las recetas aplicadas hasta ahora no han conseguido el giro de timón que necesitamos. Debemos aprender a escucharnos y a detectar temas, valores y actitudes colectivos", asegura el autor

Comentarios
  1. “Usted lo que necesita no es un psicólogo sino un sindicato” (El Salto)
    La medicina y la psicología en muchas (muchísimas) ocasiones son utilizadas como instrumentos de atomización de las respuestas colectivas, de responsabilización individual sobre problemas en los que la responsabilidad hace mucho que quedó fuera del individuo.
    Cuando Juan José o Miriam vienen a consulta pidiendo ir al psicólogo/psiquiatra/psicoterapeuta porque trabajan para una empresa de trabajo temporal donde curran semana sí semana no en trabajos físicos que les dejan hechos polvo y con una inseguridad financiera que hace que no puedan dormir porque no saben si el mes que viene podrán pagar el alquiler y la factura de la luz, decirles que lo que necesitan es un sindicato y no un psicoterapeuta no tiene mucho que ver con la persona a la que ha de ser referido, sino con que la respuesta a su problema no puede ser individual, aunque desde la individualidad tratemos de ayudarles.
    El sufrimiento psíquico y su(s) respuesta(s) son uno de los muchos marcadores de qué rumbo toma la sociedad en cada momento. En un contexto social donde la división trabajo-vida personal se desdibuja progresivamente (soy asalariado pero también comerciante en Wallapop, casero en Airbnb, transportista en Blablacar, etc), que el sufrimiento vaya progresivamente cabiendo solo en formatos reglados y tarifados tiene connotaciones ideológicas y políticas complicadas. Por supuesto esto no invalida en absoluto la utilidad de las psicoterapias. Simplemente convierte en peligroso que sea la única forma de responder al sufrimiento que concebimos. Ante esta unicidad surgen dilemas como el de psicólogo-sindicato. Como si fueran excluyentes y soluciones absolutas.
    ¿No hay alternativa a esa dicotomía? Por supuesto que sí, la articulación de respuestas colectivas que consideren la salud individual en el contexto de la lucha colectiva por los derechos laborales debería ser uno de los objetivos de la acción comunitaria en salud en muchos barrios y en muchos grupos etarios. Pero también la forma en la que concebimos el malestar de nuestro interlocutor, en el trabajo, en la familia, en los amigos, en toda esa amalgama de gente en la interfaz trabajo-vida personal. Nuestra respuesta individual ante cada relato de sufrimiento forma parte de un discurso más amplio que, como un río, a veces nos dirige a donde conviene a otros y, a veces, podemos, poco a poco y entre todos, redirigir hacia el destino que queremos.

  2. Casi todos los problemas los pare el mismo monstruo: el capitalismo.
    El mismo que nos ha despojado de ideales y valores.
    Bastaría con recuperar éstos.
    Los que iluminaron a la generación que luchó por la segunda República y a las mejores personas.
    Aquellas personas que trabajan por un mundo más justo suelen ser resistentes más que ganadoras, pero en el fondo son las triunfadoras ¿porque qué sería del mundo sin esos muros ante los que se estrella la perversidad, la alienación, la codicia, sin esos muros que le impiden pasar a campo través?
    Como estos PERDEDORES DE LARGO RECORRIDO.
    (A estudiantes, residentes, profesionales y legos relacionados con el mundo de la enfermedad y la salud).
    A veces, muchas veces, tendrás ganas de abandonarte, de apartarte del camino, de decir “no puedo más y aquí me quedo”. Son muchos los que lo sienten, y muchos los que lo transforman en hechos y dejan el camino en que tantos los necesitan. O peor, se transforman en cínicos que ya nada intentan, que todo lo aceptan, y que en su caminar sin ilusión contagian a quienes resisten sabiendo que el camino es largo y que tenemos que ser corredores de fondo.

    De hecho, tenemos que aceptar tantas derrotas, tantos fracasos en lo personal y profesional, que acabamos siendo perdedores de fondo, de largo recorrido. Perdedores sí, pero sin cejar.
    Al final hay una mayoría de profesionales que sacan el trabajo adelante por vocación o haciendo de tripas corazón. Pero el sistema sanitario público de cobertura universal se va degradando y empobreciendo, cada vez más, convertido en una beneficencia para pobres.
    La sensación es de abandono de compromiso, dignidad, ética, profesionalidad y solidaridad. La sensación es de fracaso, de haber perdido todas las batallas, de haber querido cambiar todo y no haberlo logrado en ningún caso. Y es cierto, somos perdedores natos. Pero si creemos que ya no vale la pena, entonces habremos perdido para siempre.
    Vale la pena vivir la vida por más que seamos perdedores de largo recorrido, pues somos capaces de encontrar más dignidad en cada una de las mil batallas perdidas que en una batalla ganada.

    No es baladí el empeño, pues de una guerra se trata y el dolor, sufrimiento y muertos los pone una población que precisa un sistema sanitario público de cobertura universal que disminuya la inequidad.

    Estamos ayudando a pasar entre todos una antorcha de ciencia, conciencia y coraje a generaciones futuras. Una antorcha esencial para la salud de pacientes y poblaciones, y para el profesionalismo sanitario. Vale la pena intentarlo.
    (Juán Gervás – médico jubilado)
    https://www.actasanitaria.com/perdedores-de-largo-recorrido/

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