MADRID // No se rinden. Los usuarios y profesionales de la sanidad pública madrileña han vuelto a salir a las calles este domingo para mostrar que el movimiento conocido como la marea blanca no cede a pesar de que, desde el 27 de diciembre, la privatización de 6 hospitales y 27 centros de atención primaria en Madrid está en marcha. Miles de personas han secundado una nueva manifestación (la sexta desde el 31 de octubre) convocada por los sindicatos integrados en la Mesa Sectorial (AMYTS, SATSE, CSIT-UP, UGT, CC.OO. y CSIF).
Pero en esta ocasión, la marea de batas blancas no ha tenido como punto final de su reivindicación la céntrica Puerta del Sol. Hoy se ha reunido en la Plaza Colón para llegar al Ministerio de Sanidad en el Paseo del Prado, porque “aquí es donde se está cociendo todo”, explica el médico Alfredo Matallamas, del Hospital Puerta del Hierro.
Bajo la ya conocida consigna “La sanidad no se vende, se defiende”, la segunda manifestación sanitaria del año ha querido reiterar el mensaje de que las protestas no cesarán hasta que el gobierno de la Comunidad Autónoma de un paso atrás es sus aspiraciones privatizadoras. Concepción Royo, médico del Hospital de La Paz, asegura que el objetivo es que “se aborten estas medidas. Si hay que ahorrar y el problema es que los gestores que ha habido hasta el momento han sido malos, que los cambien por otros públicos. Es sencillo”.
Y es que enero se presenta como un mes crucial para el futuro de la sanidad madrileña. Susi Díez viste una bata blanca prestada “porque es el símbolo de esta protesta” pero no es trabajadora sanitaria, es usuaria. “Llevo dos años yendo a todas las manifestaciones que hay en Madrid. Cuando no son de estudiantes, son de alguna empresa cuyos trabajadores piden apoyo. Pero ahora lo urgente es estar con nuestra sanidad”, explica.
El médico Matallamas insiste en que muchos políticos autonómicos tratan de deslegitimar este movimiento de protesta “porque no lo pueden controlar”. Para ello, asegura, “tratan de señalar al PSOE o a IU como cerebro de la marea blanca. Esto es un movimiento social y hay gente de todas las ideologías, a título personal. Es más que una lucha política. Es una lucha ética por la dignidad de los ciudadanos”.