MADRID // Tras semanas de rumores y especulaciones, finalmente el presidente del Gobierno confirmó el miércoles que este viernes se aprobará un nuevo «esquema de fiscalidad energética» en el Consejo de Ministros. Todo apunta a que bajo ese eufemismo se esconde la última medida que acabe por ahogar a las energías limpias: una tasa a la generación con carácter retroactivo, que afectará principalmente a la industria eólica, fotovoltaica y termoeléctrica.
No se trata de repartir el déficit tarifario entre “los diferentes sectores implicados”, como aventuró el miércoles Mariano Rajoy ante el Pleno del Congreso. Ni de ingresar 950 millones a través de una tasa a la generación de electricidad que oscilará entre el 15% y el 20%. Ni de ahorrar una cantidad similar a 6.400 millones de euros en primas a nuevas instalaciones renovables (cifra otorgada en 2011), eliminándolas de un plumazo. Se trata de abortar un modelo alternativo, basado en un sector industrial que empuje a una nueva economia alejada del ladrillo y la especulación inmobiliaria, al mismo tiempo que se intenta salvar de la quema los beneficios de las grandes empresas eléctricas.
España, con casi el doble de horas de sol que Alemania y pionera en energía eólica, podría ser autosuficiente y convertirse en exportadora de energía renovable. Pero parece que no. El Gobierno está apostando por una política energética que prima las energía sucias, peligrosas y, a día de hoy, en muchos casos, más caras, en detrimento de las políticas llevadas a cabo por los países más avanzados del mundo, como Alemania (cuyas plantas nucleares cesarán su actividad dentro de 9 años), Reino Unido (con grandes proyectos de eólica marina) o EEUU (que basa su plan de estímulo en inversiones renovables).
La tasa, que se prevé acompañada de otros paquetes de medidas más impopulares que la hagan pasar desapercibida, ha enfurecido al sector, pues insiste en que no ha sido negociada ni comunicada a los futuros afectados. Sumada al decreto 01/2012 que aprobó el Ministerio de Industria el pasado enero para suprimir las primas a las nuevas instalaciones verdes, es vista como la consumación de un plan de ahogo a una alternativa de futuro. Acaba con los incentivos que reciben hoy los inversores de años anteriores, los cuales se implementaron con el objetivo de internalizar los beneficios medioambientales y estratégicos de las fuentes limpias y autóctonas. Como explica la Fundación de Energías Renovables se trata de “una retroactividad encubierta tratando de evitar una nueva avalancha de recursos en los tribunales”.
Sin embargo, las consecuencias de la ley van más allá de suprimir un incentivo de forma retroactiva. A la inseguridad jurídica que genera, especialmente de cara a Europa, se suma el miedo de miles de pequeños promotores (empresas y particulares) que invirtieron en proyectos renovables a verse abocados a la ruina con esta nueva medida del Gobierno de Rajoy. El martes, la Asociación Nacional de Productores e Inversores de Energías Renovables (ANPIER) tildó esta medida de “abiertamente inconstitucional”, además de encender la luz de alarma al explicar que “para el 100% de los productores del sector fotovoltaico supondrá la suspensión de pagos y entregar las plantas a los bancos”. Por otra parte, su presidente, Miguel Ángel Martínez Aroca, lanzó un dardo directo a las empresas eléctricas: “los intereses cortoplacistas de tres empresas no deben condicionar el futuro modelo energético a la presencia en los consejos de dirección de ministros y exministros.”
Esta tasa, además, trata a todas las tecnologías por igual: no distingue entre las más rentables y las que aún necesitan primas para seguir desarrollándose. Estas últimas, como la biomasa o la solar termoeléctrica, quedan ahora enterradas y se echa por tierra el esfuerzo de los últimos años. ¿Qué ocurre entonces con las renovables “maduras”? El caso de la solar fotovoltaica es paradigmático. Tras superar todas las expectativas, ha logrado ser hoy competitiva en España. Además es accesible para familias y pequeñas empresas, que podrían instalar paneles en su tejado para ahorrar el pago de la factura de la luz. Tan sólo se necesita una regulación como la que existe en EEUU, Alemania, Italia o Bélgica: una ley de “balance neto” o “autoconsumo” que permita “depositar” en la red los excedentes de generación diurnos para ser consumidos por la noche, compensando producción con consumo al final de cada año. Pues bien, esta ley, que no genera coste alguno al Estado, está lista para su aprobación desde que la CNE dio su visto bueno en marzo, pero la presión de las compañías eléctricas la está retrasando, y la tasa que se prevee aprobar mañana añadiría un sobrecoste que podría echar por tierra incluso este autoconsumo a pequeña escala.
El impuesto que mañana se hará realidad es un ejemplo más del posicionamiento del ministro (que no es muy diferente del anterior) ante las renovables, considerándolas un lastre y no una solución a problemas enquistados en nuestro país, como la alta dependencia energética o el creciente nivel de emisiones de CO2; además de acabar con una fuente de creación de puestos de trabajo. En esta línea, el presidente de la Asociación Valenciana de Empresas del sector de la Energía, Marcos Lacruz, puso de manifiesto la semana pasada que sólo en esta comunidad el sector verde genera 4.500 puestos de trabajo directos y otros tantos indirectos.
FALSOS TÓPICOS DE LAS ENERGÍAS RENOVABLES
–“Las energías renovables son el futuro”. Esta afirmación es recurrente al hablar de energías limpias. Sin embargo, los avances tecnológicos y el descenso de precios de los últimos años han propiciado que varias renovables se conviertan en una alternativa real ya, en presente.
–“Las energías renovables suponen un pequeño porcentaje de la electricidad consumida en España”. En el primer semestre de 2011, sólo la suma de la energía solar y la eólica (sin contar la hidráulica) ha supuesto el 23% de la generación eléctrica consumida en España. Este porcentaje es más alto que el del gas (14%) la energía nuclear (21,6%) o el carbón (19,6%) en el mismo período.
–“Las energías renovables son más caras que las convencionales”. El precio por vatio de la energía solar fotovoltaica, por ejemplo, ha descendido un 75% en los últimos 3 años, según el último informe de Bloomberg New Energy Finance. Esto ha provocado que se estén empezando a realizar grandes proyectos solares sin ayudas económicas. Otras, como la solar termoeléctrica, aún necesitan primas, pero su curva de aprendizaje está siendo muy rápida.
–“Las primas a las renovables son las causantes del incremento de la tarifa eléctrica”. La tarifa eléctrica se establece de una manera compleja, en la que entran varios factores en general desconocidos. Un ejemplo es el opaco proceso de fijación del precio pagado por la generación, en el cual unas pocas compañías (generadoras) subastan la mayor parte de la electricidad a otras (comercializadoras), en su mayoría filiales de las primeras. La falta de competencia en este proceso ha sido sancionada varias veces. Las primas a las renovables también inciden en una parte del precio de la electricidad, pero forman parte de una política energética, los beneficios extra las compañías eléctricas, no.
–“La energía renovable está subvencionada”. Se puede decir que la energía renovable está “primada”, pues recompensa una actividad que genera retornos económicos. Sin embargo, cuando un sector está “subvencionado” se está costeando una actividad que no tiene por qué devolver lo recibido al momento. En este sentido, las primas, por definición, nunca son a fondo perdido, mientras que una subvención sí puede serlo.