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Cinco claves de la ley de prensa que quiere impulsar Podemos

Pablo Iglesias no dio detalles de una posible normativa, pero sí esbozó algunas líneas en las que, según él, tendría que basarse su elaboración

Comentarios
  1. Y, ¿qué parte se llevaría la empresa editora de Público en esa ley de prensa pública?
    Este medio de comunicación está teniendo un respeto exquisito hacia la libertad de expresión en los comentarios a Podemos. Censura los comentarios críticos y autoriza insultos al líder. ¿No será una técnica de reclutamiento de votos mantener el insulto y ocultar la razón? Pudiera ser.

  2. Así expuestas (corrección de estilo se llama eso) es fácil estar de acuerdo con las líneas generales, suenan bien. Sin embargo, la implementación práctica de algunos apartados me rechina: ¿Los medios públicos no deben ser controlados por el partido que gobierna (es decir, del elegido democráticamente por la mayoría), sino dependientes de los trabajadores del medio? ¿Acaso estos no tendrán una ideología bien particular? ¿No deben estos someterse al control público? ¿Cuál es la mejor manera de ejercer un control público -el de la mayoría- sin introducir la ideología de la mayoría en dicho control?

    Una idea posible sería formar un Consejo de Administración que tuviera una representación parecida a la del parlamento, con representantes de todos los partidos. Ah, espera, ¡si es lo que hay ahora! Pero claro, en los detalles está la virtud o el vicio, ahora se elige al presidente del consejo con una mayoría absoluta, mientras que antes era necesaria una mayoría de dos tercios (que ya está bien!). Sólo este pequeño cambio ya ha hecho que RTVE sea mucho menos libre de lo que era antes. Luego está su modo de operar, su poder ejecutivo, su control por parte del gobierno… todo importa. No hace falta hacer la gran revolución para mejorar RTVE. Sólo hace falta si quieres dar la impresión de que tú traes la Solución Total.

    Sin embargo me gusta mucho su sugerencia: «[a los periodistas] habría que convocarlos a un proceso amplio de discusión en el que dijeran cuál es el modelo para garantizar que se asegura la libertad de expresión». Se les consulta, vale, que saben más de censura que nadie, ¡pero ellos no deciden! Igual que no se deja en manos de los soldados cómo hay que articular el ejército, ni deciden los ingenieros sobre la inversión estratétigca en energía nuclear.

    Las prácticas más libres se dan donde el control estatal está a muchos escalones lejos de lo que sucede, y donde el gestor es elegido por los trabajores, pero aun así tiene que dar la cara ante indicadores públicos (decididos a priori). Dichos trabajadores a su vez son elegidos por sus méritos (funcionariado) y no por pasar una entrevista de trabajo con el jefe de RRHH que te ve la pinta de rojo o de facha que tienes. Un buen ejemplo es la universidad. Un sitio ineficaz, pero libre.

    Respecto de los medios privados, la libertad no existe por definición (salvo en el caso de que se trate de un medio creado para la libertad del periodista en sí misma): se contrata a los periodistas que se encuentran a gusto con la línea editorial. La libertad no está en el medio en sí, sino en el hecho de que haya una pluridad grande de ellos, y de que haya ciudadanos que quieran y puedan acceder a dicha variedad. Si los ciudadanos leen sólo El País, o La Marea, o Gara, se perderán una parte importante de la realidad. Pero vaya, son LIBRES de hacerlo. O tal vez la Comisión de Aseguramiento de la Libertad deba limitar la tirada de los grandes periódicos con el fin de mejorar nuestra libertad.

    Popular tags: casta, imperio.

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