MADRID // Las estadísticas españolas de exportación de material de Defensa y de Doble Uso en 2012, difundidas por la Secretaría de Estado de Comercio, incluyen el espejismo de que las exportaciones de armamento por parte de España no sólo no van a más sino que incluso disminuyeron el año pasado. En 2012, el Estado español vendió material de Defensa por valor de 1.953 millones de euros, “un 19,6% menos” que las exportaciones efectuadas en 2011, recalca el documento de la Secretaría de Estado.
Sin embargo, esta cifra maquilla una realidad que aparece reflejada en otra variable: las exportaciones autorizadas durante el año pasado, que no figuran en el documento pues éste sólo contabiliza las armas que ya han salido por las aduanas españolas. Estas ventas autorizadas no sólo no han disminuido en relación con 2011 sino que se han duplicado ampliamente. En 2012, España autorizó operaciones de este tipo por valor de 7.694 millones de euros, más del doble de los 2.871 millones de euros de las transacciones autorizadas el año anterior.
Incluso si sólo se tienen en cuenta las exportaciones ya efectuadas -las que recoge el informe- las cifras corroboran las acusaciones de las asociaciones pacifistas de que el gobierno de Rajoy se ha lanzado al fomento de estas exportaciones dejando a un lado las cuestiones éticas. Las ventas efectuadas en 2012 fueron de 1.953 millones -efectivamente un 19% menos que el año anterior- pero, aun así, estas cifras siguen siendo muy superiores a los, por ejemplo, los 1.128 millones de beneficio por las armas exportadas en 2010.
Los destinos de este material de defensa, que incluye no sólo armamento sino también, entre otras partidas, material antidisturbios, siguen siendo además muy discutibles. A pesar de que la ley 53/2007, que rige este tipo de exportaciones, y la Posición Común europea en la materia prohíben vender armas a países en conflicto y a todos aquellos en los que se violan los derechos humanos, España exportó material militar en 2012 a Arabia Saudí, Bahréin, Qatar, Israel y Marruecos.
Las exportaciones a los países del Golfo Pérsico aumentaron además de forma muy significativa. Dos de estos países, Arabia Saudí y Bahréin, compraron armas a España en 2012 por valor de más de 21 millones cada uno; el año anterior, el primero había comprado armamento español por valor de 14 millones de euros, mientras que el pequeño Estado bahreiní adquirió material de defensa por 6 millones de euros.
Sorprendentemente, ninguno de estos Estados encontró problema alguno para adquirir este material.Y eso que Arabia Saudí es una teocracia que el año pasado ejecutó a 79 personas, según Amnistía Internacional. En 20011, el gobierno saudí envió sus tanques a Bahréin para sofocar las revueltas populares que pedían democracia en el país.
Arabia Saudí y el rey
El Gobierno español no sólo no denegó la autorización para exportar estas armas, como en teoría recoge la legislación española y europea, sino que incluso modificó la normativa española en la materia para plegarse a una exigencia de Arabia Saudí, con quien negocia la venta de un lote de al menos 250 tanques Leopard cuyo valor podría superar los 3.000 millones de euros.
Para no descartar definitivamente a España (otros países, como Alemania, aspiran a conseguir el contrato), Riad exigió al Gobierno que garantizase la venta de los tanques. Dicho y hecho, el Consejo de Ministros cambió la legislación en mayo de 2012 para permitir los llamados contratos “gobierno a gobierno” firmados por el Ministerio de Defensa, que se compromete de esta forma a cumplir lo acordado en estas operaciones de exportación. Hasta ese momento, eran las empresas de armamento las que firmaban los acuerdos comerciales.
Ricardo Sixto, diputado de Izquierda Unida, señala que las estadísticas sobre la venta de armas que se debatirán hoy en el Congreso no “ofrecen información alguna sobre las autorizaciones para exportaciones amparadas en este tipo de contrato, ni tampoco sobre su cuantía ni los países de destino”. Esta falta de información sumada al cambio de la legislación impuesta por los saudíes lleva a IU a afirmar que el Ministerio de Defensa se ha convertido en “el agente comercial de la industria española de Defensa”.
La política de fomento de las exportaciones de Defensa de la que, según el diputado de IU, no se “incluye ninguna referencia en las estadísticas del Gobierno”, tiene un adalid destacado: el jefe del Estado. Juan Carlos I ha mediado sucesivamente en diversas operaciones de venta de armas, especialmente en la de los tanques a Arabia Saudí, con cuya dictatorial casa real mantiene excelentes relaciones.
Todos estos factores llevan a la coalición de izquierdas a concluir que se está haciendo una interpretación laxa de las restricciones que impone la legislación española al comercio de armas y que, en este polémico comercio, priman los intereses comerciales y políticos. Políticos porque, precisa Ricardo Sixto, “la lista de países receptores pone de manifiesto que las exportaciones de armas también se utilizan como un instrumento de política exterior, denotando que se venden armas a los países aliados con Estados Unidos”.
