Nos han llegado por whatsapp o los hemos visto en otras redes. Carteles con un aire casi centenario, que lanzan cosignas para unirnos como pueblo y separarnos como individuos, respetando la distancia que recomiendan desde las autoridades sanitarias. Consignas fuertes con un particular estilo gráfico traído directamente desde el cartelismo de la Guerra Civil española. Son los diseños de Félix Rodríguez, un ilustrador y calígrafo vallisoletano, con el que hemos tenido una buena conversación telefónica. Firma como “Mr. Zé” y es director creativo del estudio PobrelaVaca.
Comencemos por el principio. Hace tres semanas que publicaste el primero de una gran serie de carteles sobre el coronavirus. ¿Cómo surge la idea?
Estaba atento a las noticias y al ver la situación me puse en contacto con algunos amigos porque tenía ganas de hacer algo. Todo el mundo estaba muy ocupado y decidí tirar para adelante. Me pareció importante ayudar a difundir el mensaje de unidad, de apoyo a los profesionales sanitarios… Hay que ser disciplinados, porque salir a la calle puede significar que esparzas el virus y a nadie le gustaría que algún ser querido muriese por no ser disciplinados con medidas higiénicas y demás.
La influencia de cartelistas y diseñadores de la II República y la Guerra Civil es clarísima en el trabajo que estás realizando, desde versionar carteles de Bardassano, a la forma de firmar de Renau. Podríamos recordar a autores como Arturo Ballester, Carles Solá, Pedrero, Cañavate… ¿Qué influencias recoges de ellos? ¿Quiénes son tus diseñadores de cabecera de ese período?
La influencia que tengo de ellos es muy grande, de ellos y de más gente. Pero en concreto es que ellos fueron una vanguardia artística. Si vemos el trabajo que hicieron, es un trabajo enorme de creación e información. Eran carteles muy grandes que se pegaban en las calles y a los que la gente iba a verlos para informarse. Va más allá de la labor artística y eso es difícil que se repita hoy en día.
Uno de los artistas fundamentales para mí es Bardassano. Si ves sus carteles y los comparas con piezas de street art como las de Obey, empiezas a ver similitudes muy grandes. Y es que creo que hay mucha gente del entorno del arte y la publicidad que ha tenido en cuenta a estos artistas que se dedicaban a promover ideas en favor de los cuidados sanitarios, contra el analfabetismo, además de la lucha por la República.
Es una época con un diseño muy reconocible, desde diagonales muy acusadas, paletas cromáticas muy concretas, el uso de ciertas formas geométricas… Para alguien que esté fuera del mundo del diseño, ¿qué crees que hace tan buenos a los carteles de esta época?
Creo que interpretan muy bien el mensaje que querían lanzar. Siempre intentan sobredimensionar determinadas figuras que son el símbolo de algo. Por ejemplo la libertad, la República, o el pueblo que se resumen en una sola persona. Y luego, el uso de un lettering que a mí me fascina como calígrafo y como profesor de lettering. El hecho de no utilizar tipos en todo, sino escribir a mano los mensajes, es algo muy característico de todos los carteles.
A nivel de colores, los papeles de la época no eran completamente blancos. Eso también determina que haya tintas como el rojo y el negro que se utilicen mucho más, porque quedan muy bien en esos soportes, además eran tintas más fáciles de conseguir. La impresión tampoco se hacía como ahora, se utilizaban planchas por separado y otras formas de imprimir propias de la época.
Toda esa mezcla de imágenes sobredimensionadas, esos colores básicos y las caligrafías, es lo que conforma un poco la forma de actuar de todos los cartelistas de ese momento. Una idea de cartelismo que exportamos también a otras revoluciones.
En el trabajo que estás haciendo se ve el uso de una metáfora bélica sobre la que se reflexiona estos días por su uso y abuso en el espacio público. En tu caso ¿por qué la empleas?
Creo que nos enfrentamos a un enemigo, y a un enemigo que es común. Pero la forma de enfrentarlo distancia mucho a unos de otros. Aquí hay que ser claro: nuestro objetivo es que todo el mundo tome medidas de higiene y de separación para que esto no se alargue. Mientras que el objetivo de determinados partidos de la derecha es sacar a la luz imágenes que distan mucho de enseñar algo o dar un mensaje de esperanza y ánimo.
Las imágenes que estamos viendo de ataúdes en la Gran Vía, o todos estos bulos es algo que ha pasado siempre. Es más, hay un grupo de carteles de la II República, donde hablan del bulista o del acaparador, el que lanza los rumores… y les señalan precisamente como enemigos del pueblo.
Los carteles han llegado a mucha gente, convirtiéndose en uno de los virales de estos días. ¿Cómo lo estás viviendo?
Sobre todo lo he vivido de una manera muy intensa, no solo por el lado político, sino por el personal. Estos carteles han hecho que me escriba mucha gente desde muchos países, contándome lo que estaba pasando. Desde Argentina, a México, pasando por EE.UU. desde donde me decían que por las deficiencias del sistema sanitario se enfrentaban a algo demasiado grande. También me ha escrito gente cercana, en España, diciéndome que lo están compartiendo muchos médicos, gente de la que está trabajando en la sanidad pública, porque les dan esperanza. O gente de Chile que me pedía hacer carteles para la situación que viven allí.