El cine del mes: ‘Qué invadimos ahora’, ‘Esa sensación’ y ‘High Rise’

Qué invadimos ahora
Michael Moore
Fecha de estreno: 27 de mayo
El título puede llevar a equívocos, dado que Moore no se ocupa aquí del funesto aparato bélico de EEUU. Más bien lo usa como boutade para marcarse un tour por la Europa del bienestar, que compara con el páramo social de su país. Este es un film con todas las trampas, sarcasmos y repeticiones marca de la casa, pero quizás es más molesto visto desde Europa, y en particular desde España, donde conocemos los riesgos que corren las prestaciones y derechos de los ciudadanos y que Moore ignora. No es casualidad entonces que la ruta del director no recale en España, donde el sistema social está en horas bajas, y sí por Finlandia o Noruega y sus revolucionarios sistemas educativos y penitenciarios. Con la mirada ingenua, bandera en mano, y pasando por alto la crisis europea, Moore realiza una película cuyo público es el americano medio, o quizás el europeo de segunda que ve que sus prestaciones están cada vez más lejos de lo que la película retrata con muy pocos matices.

Esa sensación
J. Cavestany, J. Génisson, P. Hernando
Fecha de estreno: 13 de mayo

¿Dios? Los cría y ellos se juntan. Juan Cavestany, Julián Génisson (del colectivo Canódromo Abandonado) y Pablo Hernando se han unido desde sus respectivas periferias del cine de autor nacional para realizar esta película fabulosa, intrigante, retrato insólito de la sociedad contemporánea. Siguiendo la estela episódica de Gente en sitios (Cavestany, 2013), que ya bebía a su vez del Buñuel de El fantasma de la libertad o La vía láctea, nos presenta una galería de personajes en el abismo de la realidad, inmersos en pequeños quiebres de lo cotidiano, profundamente solos, pero también necesitados de rituales, por absurdos que estos sean. De un humor incómodo y fino, y una tristeza insondable, su visionado puede insuflarle un necesario virus de ruptura. Vayan a verla, aunque no se anuncie en televisión.

High Rise
Ben Wheatley
Fecha de estreno: 13 de mayo
«Con cuarenta pisos y mil apartamentos, supermercado y piscinas, banco y escuela –todo virtualmente abandonado en el cielo–, había en el edificio oportunidades más que suficientes para la violencia y la confrontación». Así arrancaba J.G. Ballard su imprescindible Rascacielos (1975) y así lo hace esta desmesurada e hipnótica adaptación del británico Ben Wheatley, que baña con psicodelia, salvajismo y humor negro el desplome moral y social de una utopía elitista. No es gratuita la escalada de violencia y psicosis de la película, como no lo era en la obra de Ballard. Este gigantesco desarrollo inmobiliario vertical –como el reparto socioeconómico de sus habitantes– será el escenario de una bestial lucha de clases, donde los fallos tecnológicos abren la puerta al caos y la decadencia, a la gran fiesta de humanos deformados por sus ambiciones. Contemplamos el espectáculo a través del misántropo Doctor Laing  (Tom Hiddleston), que asistirá a una revolución de las masas pasada por sexo y muerte. Los ecos con el presente –ya no el futuro– son más que inquietantes. Bienvenidos a High Rise.

Recomendaciones de cine de la revista mensual de mayo, a la venta aquí.