El problema es que sobra la pasta

Nos da igual ocho que ochenta. Hemos perdido toda perspectiva sobre lo que es y lo que vale el euro. Montones/montañas de eurípides se trasvasan, inyectan e inoculan en cantidades tales que parecen pesetas. Como si sobrase la pasta. Es extraño. Nos habían dicho, cuando los países estaban en problemas y querían darle un empujoncito keynesiano, que eso era malo, caca. La impresora no se toca. La inflación, sangría del pueblo, haría su aparición de forma inmediata. Y, sin embargo, por diversos medios, el BCE y la FED norteamericana se han dedicado a monetarizar la deuda. Vamos, a chutar diversas formas de liquidez en el sistema sin que ello dispare la inflación.

Unos datos más para el misterio: Al principio del euro, el volumen de circulante era de unos 4,4 billones, creciendo a un 4,5% anual. Si hubiésemos seguido esas pautas, deberíamos haber disfrutado de 6,3 billones de euros en 2006 y, sin embargo, corrían por Europa 7,7 billones. Sobraba pasta. Unos 750.000 millones de euros de más. ¿Cómo es posible que se cree moneda sin freno y no exista inflación? Pues porque la moneda no es moneda. Mejor, se trata de un nuevo tipo de moneda espiritual, aérea, pura ficción contable. Se crean en un excel mil millones. Copy paste sobre el excel de un banco. La casilla da igual: capital, deuda, activo… y, voilà, el banco está saneado. No es dinero público ni privado: es dinero-ficción. No genera inflación porque nunca pisa la calle, no sirve para comprar kiwis ni pagar cañas. Se expande e implosiona, nace y muere en ese mundo hecho de redes, corbatas y maldad que llamamos mercado financiero global.

Yo ya ni me cabreo porque ese dinero vaya de lo público a lo bancario. Nunca fue nuestro, nunca existió. El cabreo verdadero es que, con esa ficción, nos hacen creer que, efectivamente, ese dinero deben restarlo de los servicios públicos o de nuestros bolsillos. Inventaos pasta, pero no digáis que es la nuestra. Y aquí llega un meollo potente. La moneda fiducidiaria (la de los papelitos) es hoy un mutante chupasangres. Hay que repensar e inventar nuevas formas de liquidez. Recuperar monedas ligadas a lo productivo, diseñadas para favorecer el justo intercambio. Monedas que no sean mercancía en sí mismas. Monedas sin interés. Sin miedo, hay en la Historia muchas experiencias (moneda local, moneda libre de Gesell, etc.) Pensad en ello porque entre las muchas crisis que soportamos, la de la definición y función del dinero es de las más importantes.