De precariedad y libertad: cooperativismo en los medios de comunicación
También en el sector de la prensa existen casos de éxito que apuestan por el cooperativismo como forma de entender sus proyectos.
La mítica agencia de fotografía Magnum, fundada por Robert Capa, Henri Cartier-Bresson, George Rodger y David Chim Seymour, nació tras la Segunda Guerra Mundial; casi ochenta años después, sigue siendo todo un referente internacional. En 2024, Magnum fue galardonada en España con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia. Y, sin embargo: «Si no fuésemos una cooperativa, ya habríamos cerrado». Quien se expresa así de contundente es Cristina de Middel (Alicante, 1975), presidenta de Magnum hasta el pasado julio.
A menudo, cuando se piensa en cooperativas, el imaginario colectivo suele trasladarse al sector agroalimentario o, también, en los últimos tiempos, al de la energía. Pero el cooperativismo llega a muchos otros ámbitos, como el de los medios de comunicación.
Un sector difícil (pero no imposible)
«[Magnum] es una cooperativa que se lleva por amor, por pasión, porque creemos en la misión que tiene y porque respetamos su legado, pero a nivel empresarial no tiene ningún sentido«, reconoce De Middel. A lo largo de su historia, la prestigiosa agencia ha tenido que enfrentarse –y adaptarse– a todo tipo de cambios: «Del blanco y negro al color, de lo analógico a lo digital, el nuevo frente de la inteligencia artificial…», como relataba la entonces presidenta en una entrevista con La Marea. No sin grandes dosis de esfuerzo, debate (confrontación, incluso) y responsabilidad, Magnum ha sabido amoldarse a las transformaciones del mundo sin renunciar a su esencia.
Pero no todos los proyectos cuentan con la trayectoria o el músculo de Magnum (con sedes en Nueva York, París, Londres y Tokio). El de la prensa es un sector complejo, donde cada medio ha de buscar el equilibrio entre sus principios y la viabilidad económica, al tiempo que hace frente a los constantes vaivenes del entorno. Sobrevivir en este contexto no es fácil, especialmente si se apuesta por hacerlo desde el cooperativismo, con equipos pequeños y sin ánimo de lucro. Aun así, hay quienes lo logran. Son los casos de Pikara, El Salto, Crític, Alternativas Económicas, o la propia La Marea.
El próximo noviembre, Pikara Magazine cumplirá 15 años. Si bien la revista feminista nació como asociación y no se constituyó como cooperativa hasta 2022, en la práctica ya funcionaba como tal. «Surgió simplemente como espacio en el que publicar cosas», relata Mª Ángeles Fernández, coordinadora y socia. Pero aquella semilla creció tanto y tan rápido que, «casi desde el primer año hubo un anhelo por transformarlo en cooperativa». El motivo, la propia naturaleza de Pikara: «Era la lógica del proyecto: pequeño, horizontal, autogestionado, anticapitalista». En la actualidad, la revista cuenta con dos socias trabajadoras (en proceso de volver a ser cuatro) y nueve socias colaboradoras.
Algo distintos fueron los orígenes de El Salto. En el año 2016, el periódico Diagonal publicó su último número y en 2017 nació Cooperativa Editorial «como estructura para dar cobijo al medio de comunicación El Salto«. Desde entonces, ha logrado consolidarse en el escenario del periodismo independiente en España: cuenta con una base de más de 10.000 socios y socias; seis nodos territoriales, además de su edición general; «70 socias colaboradoras, y una plantilla formada por unas 25 personas de las cuales 18 son socias trabajadoras», detallan desde el medio.
El Salto comparte generación con Crític, medio catalán centrado en periodismo de investigación, entrevistas en profundidad y análisis de la actualidad política, social y cultural. Constituido como cooperativa en 2014, Crític cuenta con diez trabajadores, de los cuales seis de ellos son socios de trabajo. En el momento de la realización de este reportaje, el medio se encontraba imbuido en un plan estratégico para garantizar su continuidad. Cuentan que sus próximos objetivos son «seguir creciendo de forma moderada» y «apostar por ser algo más que un medio de comunicación, ampliando el abanico de servicios de comunicación, editorial o formativos«. A través de lo que denominan Crític Lab.
También la revista Alternativas económicas es una cooperativa. Se constituyeron como tal en 2012 y, según detallan, en la actualidad cuentan con 102 socios, de los cuales siete son socios de trabajo y 95 socios colaboradores. «Para quienes trabajamos en la revista, el interés de la ciudadanía debe estar siempre por encima de cualquier interés político y económico«, explican en su página web.
Aquel 2012 surgió también la cooperativa MásPúblico, editora de La Marea y, desde 2019, también Climática, medio especializado en crisis climática y biodiversidad. Tras el cierre de la edición en papel del diario Público y el despido del 85% de la plantilla, los extrabajadores decidieron fundar esta cooperativa. El próximo diciembre La Marea soplará su decimotercera vela, con 108 revistas en papel a sus espaldas, una versión digital, un Aula Virtual con diversas formaciones, y una comunidad de más de 2.000 suscriptores y suscriptoras.
Una preocupación común: la económica
Además de apostar por el cooperativismo como figura jurídica y como forma de entender sus proyectos, los medios incluidos en este reportaje comparten un quebradero de cabeza: los ingresos. A la pregunta de cuáles son las mayores dificultades que afrontan, las respuestas son muy similares.
«La parte económica es la que más nos lastra», aseguran desde Pikara. «Nos gustaría contratar a más personas, pero con el presupuesto que manejamos es imposible», lamentan. Una estrechez que se traduce en «falta de tiempo, agobio, estrés y cansancio«: «Somos un equipo pequeño, sobrecargado, que tiene que estar buscando dinero debajo de las piedras… eso también afecta», resume Fernández.
También en El Salto tienen que hacer frente a las complicaciones «derivadas de la estrechez de los salarios«. Señalan que, aunque los sueldos «han ido creciendo», no lo han hecho al ritmo de la cesta de la compra o el acceso a la vivienda. Además, explican, la apuesta por ampliar plantilla lastra las posibilidades de aumentos sustanciosos de salarios: «En los últimos años hemos procurado reducir ese afán expansionista para consolidar a la plantilla a través de mejores condiciones de salario y de tiempo de trabajo».
Por su parte, Alternativas económicas subraya «la falta de recursos humanos y financieros para apuntalar el área comercial de la cooperativa»; y Crític relata que la parte más ardua es conseguir apoyo económico y proyectos conjuntos con las entidades y empresas de la economía social y solidaria, el mundo de la cultura y el ámbito social. «Ese es nuestro reto, y el sector económico del que queremos depender», añade.
Tirar p’alante
En este escenario, el día a día se puede llegar a hacer muy cuesta arriba. Pero como cantaba un crucificado Eric Idle en la mítica escena final de La vida de Brian, siempre hay que mirar el lado positivo de la vida. Y todos estos medios tienen una parte luminosa y enriquecedora que les hace no tirar la toalla.
«Soy precaria, pero es que es una maravilla trabajar en Pikara«, reflexiona Fernández. «Pikara va a hacer 15 años, es como una hija que has alimentado, cuidado, acompañado, con la que has crecido muchísimo…», relata esta socia. «Somos muy libres, escribimos lo que queremos, decidimos lo que queremos hacer y lo que no. No dependemos de ninguna empresa o publicidad. Y aprendemos cada día, tanto de la compañeras como de las colaboradoras. Es súper bonito».
«Creo que hay pocas cosas más emocionantes que ver cómo una empresa crece y cómo sus objetivos crecen», comentan en El Salto. «Al dedicarnos a la comunicación, eso se puede ver de muchas formas, pero la más objetiva es en número de socias. La parte mala de eso es que una mala racha hace que se tambaleen las convicciones, pero por lo general lo más bonito es mirar atrás y ver que ahora estamos mejor que entonces».
Para Alternativas económicas, la cara más amable de su proyecto la componen «las personas socias, el ámbito cooperativo y la esencia de la revista». Y, para Crític, «hacer periodismo transformador y que tenga resultados; conseguir que cambien las cosas o las mentes de las personas, incluso mejor si es de gente no convencida políticamente».
Este reportaje pertenece a ‘Altacoop, el altavoz de las cooperativas’, un proyecto que cuenta con el apoyo del PERTE de la Economía Social y de los Cuidados del Gobierno de España.