Internacional
Qué ha logrado la ultraderecha (y qué no) en las últimas citas electorales en Europa
Portugal, Rumanía y Polonia han votado este domingo en unos comicios clave para el rumbo de sus países y del sentir en Europa.
Portugal, Rumanía y Polonia. Un día después de Eurovisión, donde el papel de Israel sigue marcando el debate político, tres países europeos tenían cita con las urnas. Mientras se confirman los resultados oficiales, hay una primera conclusión: la ultraderecha sube pero no llega. El caso más paradigmático ha ocurrido en Rumanía, que dicho no al candidato ultra en la segunda y decisiva vuelta.
Rumanía dice no a la ultraderecha
Finalmente, Rumanía dijo no a la ultraderecha. Con un un 54,03% de los votos, el alcalde de Bucarest y candidato europeísta Nicusor Dan ha ganado la segunda vuelta de las elecciones celebradas este domingo, en las que el ultra George Simion, no obstante, se autoproclamó presidente en un primer momento, antes de aceptar finalmente, bien entrada madrugada, la realidad de los números. Con más del 98% escrutado, Simion no había llegado al 46%. «Es un sentimiento amargo, pero estas elecciones son solo el comienzo», se consolaba el candidato ultra en un vídeo en el que admitía la derrota y felicitaba a su adversario político.
Los datos contrastan con los resultados obtenidos en la primera vuelta, celebrada el pasado 4 de mayo. Entonces, Simion logró un 41% de los votos frente al 21% de Dan.
La histórica movilización (en torno al 65%, 12 puntos más que en la primera vuelta) frenó el ascenso de Simion, un antiguo ultra de fútbol y encendido defensor de Donald Trump que ha ganado una popularidad fulgurante en los últimos meses gracias a las redes sociales.
Puede decirse que la victoria de Dan ha sido una sorpresa en un momento de repliegue nacionalista en Europa Oriental. Tanto Simion como su aliado Calin Georgescu se presentaban como una fuerza temible, pero la inercia ultra no funcionó en Rumanía. La victoria del alcalde de Bucarest, que hizo una campaña basada en la lucha contra la corrupción, supone un alivio para la Unión Europea pero no puede ocultar que el país se encuentra hoy totalmente dividido.
Estas elecciones fueron la repetición de las realizadas el pasado mes de noviembre, que fueron anuladas por el Tribunal Constitucional alegando injerencias de Rusia en el proceso.
La derecha repite en Portugal
Con más del 98% escrutado, la coalición de centroderecha del primer ministro, Luís Montenegro, favorita en los sondeos, ha vuelto a ganar las elecciones en Portugal, con más del 32% de los votos. Su triunfo, sin embargo, no lo coloca en una posición cómoda para gobernar ya que obtuvo 86 escaños y está muy lejos de la mayoría absoluta, cuyo límite está en los 116 asientos. El Partido Socialista (PS) se quedó (a falta del recuento del voto exterior) en el segundo puesto, con el 23,4% de los apoyos recibidos. La extrema derecha de Chega, en tercer lugar, pelea por robarle el puesto, con el 22,8%.
El líder socialista, Pedro Nuno Santos, había apelado al voto útil ante la posibilidad de ascenso de la extrema derecha en un clima de hartazgo entre la población lusa: las de este domingo han sido las segundas elecciones legislativas en poco más de un año y las cuartas en el último lustro. En este contexto, el partido ultra ha subido con respecto al año anterior, cuando se quedó en el 18% de los votos.
El llamamiento de Santos fue estéril. Su partido ha protagonizado una acentuada caída en muy poco tiempo: en 2022, los socialistas portugueses lograron más de un 41% de los votos, una época en la que Antonio Costa consiguió posicionarse como uno de los líderes de la socialdemocracia europea. Casi la mitad de esos votos desaparecieron. Santos presentó inmediatamente su dimisión.
El Bloco de Esquerda, como todas las opciones izquierdistas, siguió la misma tónica: obtuvo el 2% de las papeletas, por lo que sólo pudo retener uno de los cinco asientos que tenía en el parlamento. Menos intensa fue la caída de los comunistas de la Coalición Democrática Unitaria, que con el 3,03% sólo perdieron uno de sus cuatro escaños.
En resumen, la izquierda portuguesa consiguió el menor apoyo de su historia, ya que todas las opciones progresistas juntas apenas sumaron el 32% de los sufragios.
El desplome de la izquierda contrasta con el auge ultra. Casi uno de cada cuatro votantes a apoyado a Chega, una formación con apenas cinco años de existencia que ha logrado ser la opción más votada en muchas ciudades del sur.
El candidato de Tusk gana la primera vuelta en Polonia
Y en Polonia, el candidato apoyado por el primer ministro Donald Tusk, el liberal y actual alcalde de Varsovia Rafal Trzaskowski, superó al ultraconservador Karol Nawrocki en los comicios presidenciales, que tendrán una segunda vuelta el próximo 1 de junio. Trzaskowski consiguió el 31,36% de apoyos, mientras Nawrocki se hizo con el 29,54%.
Nawrocki cuenta con el apoyo de Ley y Justicia (PiS, por sus siglas en polaco), histórica formación que ha gobernado el país entre 2015 y 2023 y cuyos líderes más influyentes fueron los hermanos Kaczynski. Aunque radicalmente opuesto al aborto y a los derechos LGTBIQ+, Ley y Justicia, con todos sus tics autoritarios e iliberales, no es el partido más a la derecha de Polonia. Ayer, por ejemplo, el partido ultraderechista Confederación, con Slawomir Mentzen como candidato, logró un nada desdeñable 14,81% de los votos.
Esto parece anticipar una segunda vuelta muy reñida. La coalición de gobierno encabezada por Donald Tusk necesita que salga vencedor un presidente afín para que pueda llevar a cabo su programa de gobierno, hoy virtualmente bloqueado en el parlamento.
Como ha ocurrido en Rumanía, en Polonia también se experimentó una elevada de participación que llegó hasta el 69,71%.
Después de leer el artículo me ha quedado ese sabor de boca como si tuviéramos que estar contentos de que ha ganado la derecha, es decir «virgencita que me quede como estoy». No fomenta el optimismo.