lamarea.com
  • La Marea
  • Kiosco
  • Climática
  • Contacto
DONA SUSCRÍBETE
SUSCRÍBETE
Iniciar sesión
  • Preguntas Humanas
  • Internacional
  • Cultura
  • Política
  • Sociedad
  • Opinión
  • Medio ambiente
  • Economía
  • Revista
  • Preguntas Humanas
  • Internacional
  • Cultura
  • Política
  • Sociedad
  • Opinión
  • Medio ambiente
  • Economía
  • Revista
ANTERIOR

Abortar en clandestinidad: una historia de redes de apoyo, persecución judicial y lucha social

SIGUIENTE
SUSCRÍBETE DESDE 17€. Además, si verificas que eres humano con el código HUMANA, te llevas un 10% de descuento en tu suscripción a la revista

Sociedad

Abortar en clandestinidad: una historia de redes de apoyo, persecución judicial y lucha social

La periodista Paula Boira Nacher publica 'Un aborto, 8.000 pesetas', una minuciosa investigación donde disecciona la lucha por este derecho en España.

Detalle de la portada de 'Un aborto, 8.000 pesetas'. LIBROS DEL KO
Guillermo Martínez
13 mayo 2025 Una lectura de 7 minutos
Telegram Linkedin Url

“Hola, ¿está Flora?”. Un simple saludo y una pregunta inocente eran suficientes para activar todo un grupo clandestino para que las mujeres con menos recursos económicos pudieran acceder a un aborto en las condiciones más seguras posibles. En España todavía era ilegal practicar una interrupción voluntaria del embarazo. En aquella época, sobre todo en el País Valencià, se realizaron miles de abortos, se expandieron a otras ciudades y las mujeres fueron perseguidas. Pisos francos, botes de Nescafé, bombas de bicicleta y una complicidad inusitada era todo lo que necesitaban.

La periodista Paula Boira Nacher acaba de publicar Un aborto, 8.000 pesetas (Libros del KO, 2025), una minuciosa investigación trufada de acertados y reveladores testimonios de las protagonistas en donde disecciona la lucha y las técnicas ejercidas en torno al aborto en España: desde el ideario franquista hasta la regulación de la interrupción voluntaria del embarazo en 2010.

La dictadura relegó a la mujer al ámbito privado, donde coser, cocinar y procrear se convirtieron en las actividades a las que el nacional-catolicismo imperante en España las reducía. Sin embargo, por mucho que el régimen reprimiera, los embarazos no deseados seguían ocurriendo. Para evitarlos, como en tantas otras ocasiones, la situación económica marcaba las dos vías que se podían seguir, una para las chicas pobres, otra, para las chicas procedentes de familias algo más pudientes. “Para las primeras se daban abortos clandestinos por parte de conocidas, matronas o aborteras, que se dedicaban expresamente a esto. También algunos médicos, pero muchos menos y con un precio algo más elevado”, explica Boira.

En aquel momento, el aborto se hacía mediante un legrado, es decir, la extracción del endometrio. “Con una cucharita de metal iban rascando todo el contenido uterino. Era muy doloroso y peligroso debido a la propensión a las hemorragias”, apunta la periodista. Otros métodos eran mucho más caseros y también dañinos, como la introducción de perejil o agujas de punto en la vagina, incluso hasta un junco que terminaba por perforar el útero. Boira ha encontrado en los archivos casos de mujeres que lo intentaron con plumas de gaviota.

Poder experimentar un aborto con unas mínimas garantías no solo conllevaba un desembolso importante de dinero, sino tener a disposición unos medios únicamente reservados para una minoría. “Iban a Londres y Holanda, pero también a Francia, donde desde 1973 estaba activo el Mouvement pour la Liberalisation de l’Avortement et la Contraception (MLAC), grupo organizado tanto de médicos como activistas que realizaban abortos mediante el método Karman, el que se sigue utilizando en la actualidad”, añade la escritora.

Comienza la organización clandestina

1978 fue el año en que el método Karman se introdujo en España. Lo hizo Françoise, que llegó a València desde Italia a petición del ginecólogo Pere Enguix y mimebro de MLAC. “A partir de entonces se empezó a democratizar esa forma de abortar mediante aspiración”, añade. Boira las llama las “Jane” valencianas, ya que su forma de trabajar se asemejaba mucho a la de las Jane de Chicago. El modus operandi consistía en tener un piso franco alquilado, en el que no se practicaban abortos a no ser que fuera estrictamente necesario. “Ahí había un teléfono al que llamaban las mujeres hablando en clave. La última clave que utilizaron fue decir “hola, ¿está Flora?”. Así sabían que la mujer estaba interesada y se le citaba en el piso para realizarle una primera exploración”, explica la escritora.

De esta forma, comprobaban que el embarazo no tuviera más de 12 semanas, el límite más seguro para continuar con la interrupción voluntaria con las herramientas de las que disponían en ese momento. En el piso les explicaban cómo sería todo el procedimiento e incluso se autoexploraban. “Muchas mujeres habían tenido hijos pero ni siquiera sabían cómo había sido ni conocían su aparato”, apuntilla Boira.

El grupo clandestino juntaba a unas cinco o seis mujeres en el mismo estado y en los días siguientes al primer encuentro quedaban con ellas en algún punto reconocible de la capital del Turia para facilidad de las mujeres que acudían de fuera de la ciudad. Los abortos se realizaban en algún piso de las mujeres disponible para ello. Si no, había una red de colaboradores que también cedían sus domicilios.

El rudimentario material transportado en bolsas de deporte consistía en un bote de Nescafé al que le hacían un tapón especial con tres aberturas. En él se colocaba una cánula que también se introducía dentro de la vagina para aspirar el contenido, un vacuómetro para medir la presión en el interior del bote y una bomba de bicicleta, con la particularidad de que se ponía al revés. En lugar de hinchar, aspiraba. Al final, el contenido del útero terminaba dentro del bote de Nescafé. “Ese método funcionó durante muchísimos años, hasta bien entrada la década de los 80 con la despenalización”, enuncia Boira.

El título que la escritora ha elegido para su monografía no es baladí. 8.000 pesetas fue el precio que el grupo clandestino fijó para realizar los abortos, no sin cierto debate en su seno. Además, si alguna mujer no podía hacer frente a ello, se le practicaba igualmente. “Era tal la cantidad de mujeres que acudían a ellas que casi se trataba de una actividad con dedicación exclusiva. O la gente trabajaba de ello o tendrían que dejar de hacer tantos abortos”, indica la autora. Esta decisión conllevó la desvinculación de algunas de las integrantes, como Consuelo, una de las principales fuentes que Boira ha utilizado en su investigación.

Represión judicial, avance legal

El grupo se expandió a Sevilla con un centro llamado Los Naranjos.  La experiencia andaluza apenas duró unos 10 meses. Las denunció una de las parejas de una mujer que había abortado y el 24 de octubre de 1980 el centro fue desmantelado. Hubo que esperar casi nueve años para el juicio. El 3 de abril de 1989, de los doce trabajadores investigados originalmente, fueron procesados ocho, de los que cinco fueron condenados por un delito de aborto, entre ellos algunos fundadores del centro y participantes de la experiencia valenciana. Los otros tres encausados fueron absueltos.

En todo este tiempo, la lucha por la despenalización del aborto inundaba las calles. Partidos políticos de izquierda y sindicatos clamaban, a veces más con actos simbólicos que con posicionamientos a nivel institucional, por este derecho del que ya gozaban en otros países europeos. Se sucedieron las autoinculpaciones múltiples en comisaría en solidaridad con los detenidos y la firma de manifiestos que la prensa no dejaba de publicar. El mundo de la cultura también estuvo presente en esta lucha con nombres como Maruja Torres, Rosa Montero, Mercedes Milá, Massiel y Ana Belén, al igual que otros hombres, como Víctor Manuel y Pedro J. Ramírez.

La lucha no solo tuvo recorrido en el ámbito judicial y policial: “Había grupos fascistas y ultrarreligiosos que amenazaban a estas mujeres. El Opus Dei hizo una campaña tremenda de denuncia contra ginecólogos que realizaban abortos. Hablamos de la salud de las mujeres. Han muerto muchas de ellas por este motivo y era una cosa que removía mucho”, sostiene Boira. 

En 1985, en España se aprobaron los tres supuestos por los que sí se permitía la interrupción voluntaria del embarazo. Para entonces, las clínicas Acuario, con Enguix al frente, ya habían abierto en el País Valencià tres centros en los que practicaron el aborto a 15.000 mujeres. Con el PSOE en la Moncloa, los cinco integrantes de Los Naranjos condenados todavía tenían que cumplir su castigo. “Muchas de las detenciones se produjeron con Felipe González como presidente, incluso a ginecólogos. A los cinco de Los Naranjos los terminaron indultando”, añade la escritora.

Boira también recoge lo ocurrido con las conocidas como “Las Once de Basauri” a partir de octubre de 1976. El juicio no empezó hasta 1982. Desde su punto de vista, “ahí se empezó a ver que quienes terminaban delante de un juez eran las pobres, las que no se podían ir fuera de España, máxime cuando vivíamos ya en una democracia y se hacía patente que el aborto no debía estar perseguido”.

Romper el tabú para no olvidar

Año y medio después de comenzar la preparación de este libro, Boira atesora decenas de entrevistas con mujeres que decidieron abortar. Carolina, Tania Martínez, Sonia, Elia Rosique, Matilde, Alma Carmona, Consuelo Catalá, Françoise, May y Adela son apenas unos cuantos nombres anónimos de mujeres, algunos reales y otros inventados para proteger el anonimato, que un día decidieron abortar o ayudar a abortar a otras. Su experiencia queda inmortalizada en Un aborto, 8.000 pesetas, un libro que también nos recuerda que no hay ningún derecho conquistado para siempre.

El desempeño de Boira queda reflejado en una concisa y acertada pluma que recala en los principales puertos de esta historia que todavía estaba por contar. Para ella quedan esas llamadas a horas intempestivas de mujeres que por primera vez relataban su aborto a alguien. Para el público, en cambio, queda un libro en el que seguir reconociendo cómo solo la organización social y solidaria guiadas por un transparente y honrado sentido de la justicia es capaz de adelantarse muchas veces a las leyes. “Hay mucho tabú sobre el aborto, mucho silencio. Ha costado mucho encontrar los testimonios”, concluye la propia Boira.

Telegram Linkedin Url

Si te gusta este artículo, apóyanos con una donación.

€
  • #aborto
  • #feminismos
  • #libros

¿Sabes lo que cuesta este artículo?

Publicar esta pieza ha requerido la participación de varias personas. Un artículo es siempre un trabajo de equipo en el que participan periodistas, responsables de edición de texto e imágenes, programación, redes sociales… Según la complejidad del tema, sobre todo si es un reportaje de investigación, el coste será más o menos elevado. La principal fuente de financiación de lamarea.com son las suscripciones. Si crees en el periodismo independiente, colabora.

Suscríbete dona
Artículos relacionados

'Interrupción', las silenciadas experiencias en torno al aborto

Anna María Iglesia
25 marzo 2022

2004-2024: la evolución del machismo en España

Olivia Carballar
25 noviembre 2024
Comentarios
  1. Carmen C. dice:
    13/05/2025 a las 17:57

    Miles o cientos de miles de descerebradxs y manipulados chavales y chavalas quieren que vuelvan aquellos tiempos dictatoriales, que se nota que ellos ni vivieron ni conocieron, en que la mujer era relegada a servir al hombre.
    Tiempos de prohibiciones y de hipocresía social pues los que tenían dinero podían saltarse todas las reglas. Igual que hace o hacía la iglesia hasta hace bien poco.
    Si no fuera porque la sufririamos todxs yo desearía para esta insensata juventud que vivieran unas décadas de aquella dictadura para que aprendieran a informarse, a pensar por sí mismxs sin dejarse manipular y a decidir con conocimiento de causa.
    En Insurgente.org se puede ver cómo estos días cientos o miles de chavales y chavalas aclaman en un concierto al alcalde de extrema derecha de Badalona, Xavier Albiol.
    Que se ha hecho tan mal para llegar a ésto?
    Badalona, el corazón de Catalunya, hasta hace muy poco la Comunidad más progresista del Estado español.

    Responder

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.

Lo más leído

  • El ‘efecto Trump’, los dobles raseros y otras tendencias en derechos humanos
  • Estados Unidos entrena a 25.000 militares (1.400 españoles) para defender el este de Europa
  • La resistencia periodística taiwanesa a la invasión propagandística china
  • Vacante
  • El PKK anuncia su disolución

Actualidad

  • Internacional
  • Cultura
  • Política
  • Clima
  • Sociedad

Conócenos

  • La Marea
  • Cooperativistas
  • Transparencia
  • Política de cookies
  • Política de privacidad

Kiosco

  • Suscripciones
  • Revistas
  • Libros
  • Cursos
  • Descuentos
  • Contacto

Síguenos

Apúntate a nuestra newsletter

Apúntate
La Marea

La Marea es un medio editado por la cooperativa Más Público. Sin accionistas detrás. Sin publirreportajes. Colabora con una suscripción o una donación

MásPúblico sociedad cooperativa. Licencia CC BY-SA 3.0.

Compartir a través de

Este portal web únicamente utiliza cookies propias con finalidad técnica y necesarias para el funcionamiento de la web, no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios sin su conocimiento. Sin embargo, contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas a la de LaMarea que usted podrá decidir si acepta o no cuando acceda a ellos. Leer más

AceptarResumen de privacidad
Política de Cookies

Resumen de privacidad

Este portal web únicamente utiliza cookies propias con finalidad técnica y necesarias para el funcionamiento de la web, no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios sin su conocimiento. Sin embargo, contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas a la de LaMarea que usted podrá decidir si acepta o no cuando acceda a ellos.
Funcionales
Siempre habilitado

Las cookies funcionales son esenciales para garantizar el correcto funcionamiento de nuestro sitio web, ya que proporcionan funcionalidades necesarias. Desactivarlas podría afectar negativamente a la experiencia de navegación y a la operatividad del sitio.

Guardar y aceptar