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¿Por qué, Gaza? Israel y el dilema democrático

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Análisis | Internacional

¿Por qué, Gaza? Israel y el dilema democrático

¿Puede Israel ser considerada una democracia? ¿Puede una democracia ser una ‘potencia de ocupación’? ¿Puede una democracia basarse en una identidad étnica o religiosa? El genocidio cometido en Gaza hace que todas las respuestas sean muy pesimistas.

Manifestaciones contra la guerra y la ocupación en Israel. ASAMBLEA DE COOPERACIÓN POR LA PAZ
Josep Carles Rius
09 julio 2025 Una lectura de 6 minutos
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Este análisis forma parte de una serie de artículos de Josep Carles Rius dedicados al genocidio de Gaza en Catalunya Plural. Puedes leerlo en catalán aquí.

Hasta el ataque del 7 de octubre, una parte de la sociedad israelí estaba movilizada contra los planes de Netanyahu para controlar la justicia. El ataque de Hamás fue tan brutal, tan devastador, que todos los debates internos, todas las respuestas quedaron en el aire. Silenciadas.

Pero la gran pregunta sigue ahí: ¿qué ocurre si la aspiración de crear un Estado judío resulta imposible? Porque siete millones de palestinos viven dentro de la llamada Palestina histórica: Israel y Jerusalén Este (dos millones), Cisjordania (cerca de tres millones) y la franja de Gaza (más de dos millones). Y otros seis millones sobreviven en el exilio, principalmente en Oriente Próximo, de los que unos cinco millones están registrados por la ONU en países vecinos.

Amjad Iraqi es una de las voces de referencia para explicar los dilemas democráticos de Israel. Es redactor jefe de +972 Magazine y publica artículos en The Guardian y Le Monde Diplomatique. Es ciudadano palestino de Israel y reside en Londres. En un artículo publicado cinco días después del fatídico 7 de octubre profundiza en los dilemas democráticos de Israel: “Desde el final de la Segunda Intifada, y especialmente bajo el gobierno de Netanyahu, la sociedad israelí ha tratado de aislarse de la ocupación militar impuesta a los palestinos durante más de medio siglo, manteniendo una burbuja que sólo era perforada ocasionalmente por los lanzamientos de cohetes o los tiroteos en las ciudades del sur y el centro”.

“Esa burbuja – afirma Amjad Iraqi – estalló irremediablemente el 7 de octubre. Pero los israelíes, que llevan años virando políticamente hacia la derecha, están lejos de cuestionar o recalcular su compromiso con el gobierno de hierro. Para los demagogos de extrema derecha en el poder (…) se trata de una oportunidad histórica para cumplir el máximo posible de su lista de deseos: la destrucción de amplias zonas de Gaza, la eliminación del aparato político y militar de Hamás y, si es posible, la expulsión de miles de palestinos al Sinaí egipcio”.

Entre Judea y la democracia

Ilian Pappé, en su conferencia pronunciada en la Universidad de Berkeley justo un mes después del 7 de octubre, recuerda que “existe una lucha interna por la identidad de Israel, lucha entre el Estado de Judea y el Estado de Israel. El Estado de Judea lo establecieron los colonos judíos en Cisjordania y era una combinación de judaísmo mesiánico, fanatismo sionista y racismo que se convirtió en una especie de estructura de poder que se hizo mucho más notoria e importante en los últimos años –especialmente bajo el gobierno de Netanyahu– y que estaba a punto de imponer su forma de vida al resto de Israel más allá de lo que llamamos Judea y, en cierto sentido, más allá de Cisjordania o del espacio judío en Cisjordania. En su contra se alzó el Estado de Israel o, si se quiere, la ciudad de Tel Aviv, su mayor exponente. La idea de que Israel es pluralista, democrático, laico –y lo más importante, occidental o europeo– y que está luchando por su vida contra el Estado de Judea parecía ser el foco de atención de lo que podríamos llamar, si no una verdadera guerra civil, al menos una guerra civil fría, sin duda una guerra cultural entre los judíos israelíes, entre ellos mismos”.

“De modo que la lucha –concluye Ilian Pappé– era una cuestión interna judía sobre el tipo de vida judía en la esfera pública, sin ninguna referencia a la vida de los palestinos, ya fueran palestinos sometidos a la ocupación en Cisjordania, al asedio en la Franja de Gaza o a un sistema discriminatorio dentro de Israel, por no hablar de los muchos millones de refugiados palestinos: todo esto no estaba allí”.

Udi Ofer es profesor en la Universidad de Princeton y preside el Consejo Asesor Internacional de la Asociación por los Derechos Civiles en Israel. En un artículo publicado también un mes después del 7 de octubre se plantea estas preguntas: ¿cómo debería ser la democracia dentro de Israel después del 7 de octubre? ¿Habrá controles, equilibrios y protecciones para las libertades individuales fundamentales, como la libertad de expresión, o veremos el establecimiento de otra Hungría, con el crecimiento de tendencias autoritarias y represión de la disidencia? Y responde: “En tiempos de crisis, los controles y equilibrios, el respeto por las libertades individuales y la igual protección de las leyes son los más necesarios, ya que se enfrentan a cuestiones de guerra y supervivencia”.

Udi Ofer explica en su artículo que durante el primer mes de la operación contra Gaza se habían “iniciado al menos 146 investigaciones penales por delitos relacionados con la expresión, incluido el apoyo al terrorismo, y la mayoría de las detenciones se deben a publicaciones en las redes sociales. Según informes de los medios israelíes, Mohand Taha, un comediante de la Baja Galilea que tiene 900.000 seguidores en Instagram, publicó: ‘El ojo llora por los residentes de Gaza’. Cuarenta minutos después, 20 policías llegaron a su casa para arrestarlo por apoyar a una organización terrorista. En otro caso, un ciudadano árabe de Israel fue interrogado durante horas por la policía después de publicar una fotografía en Facebook con la leyenda ‘El corazón está con Gaza’ y otra sobre las muertes en Gaza: ‘140 niños. 140 sueños. Una cicatriz en el corazón”. Diez agentes de policía llegaron a su casa mientras amamantaba a su hijo y la llevaron a la comisaría para interrogarla”.

Israel y el factor Netanyahu

Yuval Noah Harari, en un artículo publicado en The Washington Post, pone el foco en lo que representa Netanyahu: “Más que cualquier supuesta inmoralidad, la verdadera explicación de la disfunción de Israel es el populismo. El gobierno de Israel lleva muchos años en manos de un dirigente populista, Netanyahu, que es un genio de las relaciones públicas pero un primer ministro incompetente. Han prevalecido repetidamente sus intereses personales por encima del interés del país y ha construido su carrera a base de dividirlo. Ha designado a personas en lugares clave basados en la lealtad más que en su idoneidad, se ha atribuido el mérito de todos los logros sin asumir nunca la responsabilidad de los fracasos y no parece que haya dado ninguna importancia a decir o escuchar la verdad”.

“La coalición que Netanyahu estableció en diciembre del 2022 ha sido, con diferencia, la peor. Es una alianza –opina Harari– de fanáticos mesiánicos y oportunistas desvergonzados que han ignorado los múltiples problemas de Israel, incluyendo la situación de seguridad, cada vez más deteriorada, y se han centrado, en cambio, en alcanzar un poder ilimitado. Para conseguir este objetivo, han adoptado políticas extremadamente divisorias, han difundido teorías de conspiración escandalosas sobre las instituciones estatales que se oponen a sus políticas y han tachado a las élites del país de traidores”.

En este contexto de indignación global, el historiador Avi Shlaim insiste en que no se puede culpar a la comunidad judía de los actos cometidos por el Estado de Israel. “Israel es un Estado soberano y es miembro de Naciones Unidas. Los judíos son una comunidad –defiende– y se encuentran en todo el mundo y hablan diferentes idiomas. E Israel se presenta como el Estado de los judíos. Netanyahu afirma hablar en nombre de los judíos del mundo, pero no tiene derecho a hacerlo (…) Cada vez más judíos estadounidenses son críticos con Israel y dicen ‘no en mi nombre’. No soy un judío religioso, pero sé que los tres pilares del judaísmo son la verdad, la justicia y la paz. Y miro al Israel actual y no veo en el Gobierno ninguno de estos valores”.

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Comentarios
  1. Chorche dice:
    09/07/2025 a las 14:15

    LEVANTANDO VOCES POR PALESTINA
    Ana Belén, Rosalén o Javier Cámara son solo algunas de las personas que están levantando su voz por Palestina. Seguimos trabajando en Gaza a pesar de las dificultades y reclamando un alto al fuego inmediato. ¡Gracias por todo vuestro apoyo!
    https://www.youtube.com/shorts/F5BZgW2c778

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