Adama Ben Diarra, conocido popularmente como Le Cerveau , es el líder de la plataforma Werewolow, que aglutina a una decena de entidades anticolonialistas y panafricanistas de Mali. El pasado verano tuvimos la oportunidad de acompañarle en varios actos multitudinarios organizados en Bamako, tras la salida de las tropas francesas de Operación Barkhane, para pedir que siguiera sus pasos la misión de paz de la ONU MINUSMA.
Mali es un país en guerra con una pléyade de grupos armados, incluidos yihadistas, desde 2012. En este periodo ha sufrido tres golpes de Estado. La Junta Militar que gobierna el país, resultante del último que tuvo lugar en 2021, estableció alianzas desde su inicio con la empresa de mercenarios rusos Wagner. Ya en el verano de 2022 era habitual encontrarse con banderas rusas en las calles de Bamako y de Kayé, las dos ciudades visitadas por estos periodistas . Un año después, el Consejo de Seguridad de la ONU ha votado por unanimidad poner fin a su misión de paz después de que el Gobierno maliense se lo pidiese formalmente.
Recuperamos la entrevista que le hicimos en agosto de 2022 a Diarra, cercano a la cúpula de la Junta Militar, en la que expone los argumentos que están cobrando mayor peso entre las élites del Sahel para justificar su rechazo a la presencia de tropas occidentales y las crecientes alianzas con el Kremlin.
¿Cuál es su análisis de la guerra que sufre Mali?
Francia creó esta guerra y la que atraviesa a todo el Sahel cuando intervino en Libia (en 2011).
El 10 de enero de 1957, Francia votó en la Asamblea Nacional la ley de la Organización Común de las Regiones Saharianas (OCRS). Una norma que reconocía la independencia de las colonias, pero que aventuraba que iban a volver a apoderarse de la parte del Sahel que ellos llamaron OCRS, compuesta por parte de Mali, Níger, Mauritania, Burkina Faso, Argelia y Chad, un territorio inmensamente rico en recursos naturales. El 10 de enero de 2013 Francia acordó intervenir en Mali y desde entonces lleva intentando recuperar el Sahel y sus riquezas.
Francia es una potencia mundial sin recursos mineros en su subsuelo por lo que tiene que recolonizar sus antiguas colonias para mantenerse en la carrera de los países poderosos.
Acto para pedir la salida de la MINUSMA de Mali organizado por el movimiento Werewolow en Bamako. RICARD GARCÍA VILANOVA
Recientemente, Francia ha dado por finalizada su misión Barkhane en Mali y la ha concentrado en Níger. ¿Qué balance hacen de su intervención?
Francia vino a Mali con la excusa de intervenir en una crisis que ella mismo creó en Libia y de luchar contra la invasión yihadista. Unos meses después ya no se hablaba de la Operación Serval (con la que se inició la intervención), sino de la Operación Barkhane, que cubre territorios de países de la OCRS, excepto Argelia. Francia no entró allí porque sus autoridades le dijeron: “Haced las maletas o preparad los ataúdes”.
Pero con nosotros pueden permitirse venir e imponer su fuerza de ocupación porque nos ven débiles.
Francia tiene un balance catastrófico: hasta ahora sólo han acabado con 49 terroristas. Porque los terroristas que Francia busca realmente son uranio, hierro, petróleo, oro, manganeso…
Esa es la razón por la que hemos expulsado a Barkhane y por la que mantenemos una cooperación con Rusia en la que ambos ganamos.
El reto es muy grande porque una cosa es echar a Francia y otra que superemos las consecuencias de hacerlo. Francia nunca nos dejará tranquilos porque cada vez que se le ha echado de un país, se escuda en que se le ha humillado y que, por tanto, ha de volver y luchar para que se arrepientan de haberlo hecho.
¿Por qué piden la salida de la MINUSMA?
Sólo cuatro de los países que la integran no están bajo la influencia francesa. Incluso los más poderosos son aliados de Francia y se dejan manipular por ella. Por ese motivo vamos a tomar las riendas, como ha hecho Eritrea o el Congo, para que MINUSMA deje nuestro territorio.
Los malienses no somos ni dogon, ni peuls, ni toauregs, ni bambara. Somos malienses a secas y la MINUSMA intenta hacer creer que aquí hay una guerra civil o una guerra entre comunidades. Antes de empezar a operar, la MINUSMA ya acusaba a los peuls de ser terroristas, como si el terrorismo fuese una cuestión de etnia. También hace informes para que los máximos responsables militares de Mali puedan ser imputados y llevados ante la Corte Penal Internacional. Y están intentando que se nos pueda embargar porque tenemos aviones caza con los que podemos derrotar el terrorismo, esa fuerza del mal.
Si nosotros conseguimos que la MINUSMA se vaya, también lo podrán hacer Burkina Faso, Guinea, Níger y así hasta poner fin a Francia en África.
Francia sigue estando entre los países poderosos porque continúa dominando nuestro continente mediante una política imperialista y depredadora.
«Francia creó esta guerra y la que atraviesa a todo el Sahel cuando intervino en Libia»
¿De qué manera, en su opinión, la MINUSMA obstaculiza alcanzar la paz en Mali?
Porque la MINUSMA trabaja para enfrentar a los pueblos, supone una traba para la unidad nacional. Recordemos Ruanda en 1994: tres millones de muertos entre los hutus y los tutsis. La MINUSMA está usando el mismo método que se empleó allí (en relación a La radio mil colinas) a través de MIKADO FM (la radio de las Naciones Unidas en Mali). Dicen: “Estos han matado a los dogons, estos han matado a los peuls, los dogons han matado a…” La MINUSMA está haciendo un llamamiento a la guerra civil y comunitaria en Mali de manera continua. Tiene el cometido de proteger a la población civil pero, al contrario, está exponiéndola. Antes de que llegará teníamos 5.000 muertos al año y ahora tenemos 20.000. Teníamos el control del 50% del territorio y ahora de un 80%. Y ahora que se han ido los militares franceses, son los malienses los que tienen que garantizar la seguridad de sus 15.000 soldados, unos efectivos que podrían destinarse a la seguridad de la población civil. La MINUSMA, lejos de dar soluciones, solo ha creado problemas.
Seguidores del movimiento Werewolow se toman fotografías con su líder, Ben Diarra, en una radio de Bamako en la que han celebrado una asamblea. RICARD GARCÍA VILANOVA
¿Por qué cree que Rusia les va a ayudar a conseguir la paz?
Rusia estaba de nuestro lado cuando nos independizamos como país y es sincera con sus socios. Hemos establecido una colaboración en la que ambos países ganamos: está formando a nuestros hombres, nos ayuda con el equipamiento y nos da consejos militares muy eficaces para el campo de batalla.
Lo hemos visto en lugares como Siria. Lo que tiene hoy Bachar Al-Assad es gracias a Vladimir Putin. Acabo de volver de Venezuela y lo que tiene Maduro es gracias a Putin, y así ocurrirá en la región centroafricana y en muchas otras.
Rusia no ha colonizado nunca un país y sufre los mismos reveses del imperialismo occidental que nosotros. Son nuestros aliados naturales y por eso Modibo Keita, el fundador de la patria maliense, eligió a Rusia como socio. Por eso, (el presidente) Assimi Goita sigue su senda.
Gadafi debería haber solicitado el apoyo de Rusia porque las crisis de Libia y de Siria son casos parecidos. Si Gadafi se hubiese aliado con Putin, hoy estaría en el poder y sería el presidente de Libia, un país que habría sido liberado y que habría recuperado la paz. Gadafi no hizo una buena labor política en términos de análisis geopolítico y por eso ahora África sufre su pérdida.
¿Qué sigue significando la figura de Gadafi para su movimiento Werewolow?
Gadafi es un icono de la lucha por la liberación. Ha defendido y luchado por su pueblo, pero como todos los seres humanos no era perfecto. En sus 42 años de reinado puede haber tenido fallos, pero el balance general es muy muy positivo.
«Necesitamos seguridad para poder vivir y Rusia está consiguiendo resultados»
¿Qué papel juega Estados Unidos en Mali?
Estados Unidos es, de alguna manera, una mafia organizada y defiende los intereses de sus aliados históricos, como lo es Francia. Tras la partida de Barkhane, es Estados Unidos quien dirige la primera línea aquí.
¿Qué saca Rusia de su presencia en tantos países africanos a través de Wagner?
Hemos seguido las últimas declaraciones de Occidente alertando de que Rusia está haciéndose con el control de África, pero no es así. Necesitamos seguridad para poder vivir y Rusia está consiguiendo resultados.
Lo que llamamos terroristas están, en parte, controlados por el mundo occidental que es el que creó el caos que ahora nadie es capaz de controlar.
Y cuando Francia y sus aliados se vayan podremos plantar cara a ese pequeño grupo que va a quedar (de terroristas) porque en estos 10 años de guerra han conseguido adoctrinar a algunos de nuestros hermanos y hermanas malienses. Con el tiempo, se darán cuenta de que no pueden hacer frente al Estado y al Ejército maliense con su aliado histórico ruso y terminarán por rendirse. Entonces, volveremos a tener un gran Mali de paz y diálogo social para poder avanzar todos juntos hacia nuevos horizontes.
Una de las pancartas contra la MINUSMA sostenida por los seguidos de Werewolow en uno de sus actos. RICARD GARCÍA VILANOVA.
¿Se restablecerá entonces el régimen democrático?
Nuestra prioridad es la soberanía y la democracia, pues es la forma de que el pueblo pueda elegir sus dirigentes. Este es el modelo de gobierno que nosotros pedimos, pero también estaría bien que cada pueblo pudiera elegir el tipo de régimen en el que desea vivir.
Ningún país es suficientemente inteligente como para imponer y dictar la forma de gobierno que se debe tener desde el otro lado del mar.
Si en Libia se sentían bien bajo el reinado de Gadafi, ¿por qué hay que democratizar el país? ¿Qué ha aportado esa democracia? Lo que tienen ahora es una ‘KOcracia’. Así que hay que dejar a cada pueblo con el régimen que quiera, sin presiones y sin imposiciones.
En nuestro caso, somos un país históricamente democrático, con una de las constituciones más antiguas en apoyar la democracia y con 130 etnias es muy difícil la convivencia si no es mediante la misma. Eso sí, sin presiones de nadie.
«La MINUSMA, lejos de dar soluciones, solo ha creado problemas»
Adama Ben Diarra
¿Cómo cree que se puede acabar con el yihadismo en el Sahel?
En Mali no conocemos grupos yihadistas, sino grupos terroristas. La yihad es algo religioso y nuestro pueblo es en un 95% musulmán. Aquí están bombardeando mezquitas, ¿en nombre de qué Dios se puede hacer eso? Debemos parar esta broma y lo haremos con nuestro socio Rusia suficientemente maduros.
Cuando se restablezcan las elecciones, ¿se van a presentar como un partido político?
Vamos a trabajar para organizarnos y que cuando llegue el momento tengamos un comité de dirección para decidir qué pasos debemos seguir . El momento llegará y entonces nos presentaremos a las presidenciales, a las legislativas y a las municipales.
¿Cómo empezó su militancia?
Desde pequeño veía las asambleas que celebraban en el colegio los mayores para reivindicar sus intereses morales y materiales. Y sabía que quería formar parte de eso. En el instituto empecé a militar en el sindicato de estudiantes y en la universidad frecuentaba a compañeros del presidente Modibo Keita y del coronel Seydou Bouya que me dieron la formación ideológica y política para seguir su legado. Suelo decir que si éramos tiradores ellos nos convirtieron en francotiradores.
¿Cuál es la postura de Werewolow sobre la igualdad entre hombres y mujeres?
La mujer maliense es muy valiente, muy protectora de su casa, de su marido, de la nación en general. Forman parte de nuestro movimiento, pero prefieren quedarse en un segundo plano. Pero seguiremos dándole espacio para que participen porque representan el 57% de la población de Mali.
¿Cuál es su objetivo en la actualidad?
Hay que liberar a la patria, sea cual sea el precio a pagar. Vamos a organizarnos, vamos a echar a la MINUSMA, sin necesidad de coger las armas, tenemos otras tácticas. Hemos optado por la revolución inteligente.
Igual que hemos conseguido deshacernos de Barkhane sin violencia, vamos a usar el mismo método para que la MINUSMA haga las malestas.
Este reportaje forma parte de una cobertura en Mali realizada por Patricia Simón y Ricardo García Vilanova en el marco de un proyecto del Institut de Drets Humans de Catalunya, con la colaboración de la Escola de Cultura de Pau, financiado por la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo.