Cultura

El poder de la cultura obrera (contra el que se revuelven los poderosos)

Las lecturas colectivas en las fábricas, campos y talleres ayudaron a la difusión de conocimientos y la consolidación de una nítida conciencia de clase. Algunos pasajes, como la censura, están volviendo a ocurrir.

Comentarios
  1. Lo legal y lo justo nada tienen que ver.
    La clase dominante en el poder hizo sus leyes a lo largo del la historia para mantener su poder, sus privilegios de clase, a eso le llamaron justicia, y a lo largo de generaciones a la clase trabajadora le impusieron y le imponen esa justicia, elaborada por los políticos al servicio de los dueños del cortijo y aplicada por sus funcionarios llamados jueces, ejércitos, guardias, carceleros, leguleyos.
    Cuando las luchas y la propia economía acabaron con la esclavitud, legislaron de nuevo jornadas largas y extenuantes incluso para hacer trabajar a los niños, sus beneficios crecieron y se acumularon hasta hoy, las rebeliones obreras y populares fueron conquistando mejoras, protagonismo a un altísimo…
    Video e info de inSurgente desde la mesa redonda y concentración ayer en Jerez x la libertad de Pablo Glez y Assange
    https://insurgente.org/video-e-info-de-insurgente-desde-la-mesa-redonda-y-concentracion-ayer-en-jerez-x-la-libertad-de-pablo-glez-y-assange/

  2. Lo que no ha cambiado son los privilegios de la iglesia católica de este país, un país manipulado que confunde churras con merinas.
    Por algo cooperó en el golpe de estado del 36 y la guerra in-civil contra los derechos y libertades del pueblo español.
    De bien nacidos es ser agradecidos por los servicios prestados.

    La Iglesia católica española recaudó 320.7 millones de euros en 2021 a través del 0,7% del IRPF, un 8,5% más (25,3 millones más) que el año anterior, cuando se recaudaron 295,4 millones de euros.
    Desde 2007 hasta 2021, la Iglesia Católica ha recibido del Estado 3.797,4 millones de euros en concepto de Asignación Tributaria (casilla IC del IRPF).
    Han pasado 44 años y la IC no solo no se autofinancia, sino que cada año recibe más dinero del Estado español
    La IC goza de unos privilegios inasumibles por un Estado que se autodefine como aconfesional. Entre ellos se encuentra la Asignación Tributaria.
    En 2021 la CEE recibió 321,3 millones de euros en concepto de Asignación Tributaria cuyo gasto debería justificar pero que no lo hace.
    La Asignación Tributaria supone alrededor del 2,5% de todo el dinero que la IC obtiene del Estado (en subvenciones, exenciones de impuestos, etc.): más de 12.000 millones de euros.
    Dos tercios de la Asignación Tributaria la dedica la IC a pagar salarios y seguridad social de curas y obispos, y al funcionamiento de la CEE: 260,4 millones de euros.
    La IC destina tan solo el 2,0% a Cáritas Diocesanas. Pero su publicidad para recaudar en las X de la IC hace creer que el dinero se destinará a la acción social y caritativa: se trata de publicidad engañosa.
    La IC está sobrefinanciada con la Asignación Tributaria. En 2021 le “han sobrado” 38,8 millones de euros.
    La IC sigue financiando en 2021 a su cadena de Televisión 13 TV a pesar de incurrir posiblemente en una ilegalidad, según la Unión Europea: le ha dedicado 6 millones en 2021
    Las subvenciones y privilegios de la IC cada día se justifican menos con el argumento de la práctica social de esta confesión: solo el 18,9% de la población se considera católico practicante.
    La secularización de la sociedad española es galopante: en 17 años ha descendido en un 23,6% los que se consideran católicos en algún sentido. También desciende el número de participantes en rituales como bodas, bautizos y comuniones.
    El alumnado de Religión Católica desciende paulatinamente pero el número de propagandistas de la fe católica en 2021 es el segundo más alto del histórico: más de 700 millones de euros en salarios les paga el Estado.
    (Tercera Información)

  3. Me produce profunda tristeza la falta de gente del campo de la sociología: el autor de libros como Medio Ambiente y Sociedad, Ernest García o altra com Beatriz Santamarina o Eva Mompó, alguna socióloga de la salud como Arantxa Grau o Pedro Gallo, sociòlegs urbans com Alber Moncusí o Paco Torres…
    De verdad, una pena.

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