ANDREI TXERNETSOV // Quizás la universidad más prestigiosa de Rusia es el Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú (MGIMO). En tiempos soviéticos, se hizo muy popular la novela de Oleg Borushko sobre los estudiantes de ese establecimiento. El libro se llamaba Se venden cachorros. El autor comparó a los alumnos con cachorros de pura raza, para los que no son tan importantes los méritos académicos como la apariencia, la procedencia y el pedigrí. Incluso en tiempos soviéticos, solo los hijos de altos funcionarios comunistas podían entrar en esta prestigiosa institución. Los estudiantes se dividieron inmediatamente en castas: los que estudiaban inglés despreciaban a los que estudiaban árabe, y más si cabe a los de coreano. Porque inmediatamente quedó claro que aquellos que estudiaban las lenguas de los países subdesarrollados no podrían realizar una carrera en Estados Unidos, Canadá o Reino Unido. El protagonista de la historia pasa desde la astucia inocente –pasando por las trampas de la gendarmería política– hasta la pérdida completa de escrúpulos morales. El autor del libro, hijo de un funcionario provincial del partido, lo sabía de primera mano,
Ya podéis imaginar cómo son hoy las cosas en MGIMO. Un ejemplo. En abril de 2014, la comunidad de expertos Disernet, señalando el trabajo del Departamento de Apoyo Jurídico de Actividades de Gestión de MGIMO, señaló que 19 tesis doctorales contenían elementos de plagio en una cantidad significativa. En seis casos, el supervisor científico de las disertaciones fue el profesor Robert Yengibaryan, quien también dirige el consejo de tesis. Yengibaryan criticó duramente el trabajo de expertos independientes.
Ni que decir tiene que el salario de los profesores depende directamente de la titulación percibida. Por tanto, no dudan en utilizar conexiones corruptas para defender la disertación y, así, mejorar su estatus.
Y se preguntará: ¿quién necesita profesores no cualificados? Responderé: en Rusia, no es la competencia lo que más cuenta, sino la obediencia. Así que uno de los profesores más calificados de MGIMO –el profesor del Departamento de Filosofía Andrei Zubov– fue despedido solo porque se atrevió a criticar recientemente la posición del gobierno ruso en relación con Ucrania y habló negativamente sobre la agresión rusa.
«En Rusia lo que más cuenta no es la competencia, sino la obediencia; uno de los profesores más cualificados de la universidad más prestigiosa fue despedido recientemente por criticar la agresión rusa en Ucrania»
Otra universidad respetable en Moscú es el Instituto Estatal de Cinematografía Ruso (VGIK). El trabajo de esta universidad ha sido durante mucho tiempo objeto de chistes recurrentes sobre la corrupción. En los últimos 20 años, ni una sola persona de a pie ha entrado en las facultades de dirección y producción. Ya puedes ser un niño prodigio, que nunca obtendrás plaza en estas facultades, porque se reparten previamente entre los hijos de funcionarios de alto rango de la cinematografía. El hecho es que el cine ruso está mayoritariamente subvencionado por el Estado. Los directores y productores de películas estatales no buscan dinero para la producción cinematográfica: aquí funciona un esquema completamente distinto. El funcionario destina fondos del presupuesto estatal para la película, y el director y productor devuelve personalmente al funcionario que decide el reparto una parte significativa de estos fondos presupuestarios en un sobre . Por tanto, es tan importante que solo su propia gente participe en estos negocios.
¿Qué tiene que ver el sistema educativo? Responderé: ahora, en las lecciones del VGIK, los profesores (con un punto de cinismo) ya no hablan de arte, sino de cómo trabajar para complacer a los superiores. Así es lo cruel que se ha convertido la formación en VGIK durante más de 20 años. Pero nadie es inocente, por otra parte. Al fin y al cabo, tanto los estudiantes como los profesores forman parte de esa estructura. Se preguntará: ¿de dónde sale esta información? Existen una serie de especialidades no muy prestigiosas en el VGIK, por ejemplo, técnico de cámara o escenografía (especialistas que no participan en la distribución de los fondos). Los jóvenes con talento de fuera llegan de vez en cuando y con cuentagotas, pero, por lo general, incluso ellos, sin conexiones, tienen dificultades para mantenerse en el negocio del cine. A menudo deben buscar trabajo en televisión porque no pertenecen a familias conectadas.
Vale, nos vamos de Moscú. La primera gran ciudad cerca de la capital (a tan sólo 200 km) es Ryazan. La universidad más prestigiosa es la Radio Engineering University (RTU). La vida aquí no es tan lujosa como en Moscú, pero incluso aquí es casi imposible que un aspirante entre en una universidad sin cohecho. La extorsión y los sobornos son endémicos en Rusia, así que ya no profundizaré más en este tema. Es muy difícil entrar incluso en una universidad provincial sin sobornar a alguien.
En RTY de Ryazan se forman especialistas en Tecnologías de la Información que a menudo trabajan en la industria de la defensa. Como dicen en Rusia, «hacen cohetes». Por tanto, esta universidad está muy bien financiada por el gobierno. Pero ¿de qué modo? Un profesor sin titulación científica (y un 15-20% en la universidad) recibe un salario de 200-250 euros, que es muy bajo incluso según los estándares rusos.
La calidad de la educación está disminuyendo de forma sostenida. Las horas lectivas en muchas asignaturas se están reduciendo año tras año, al igual que se va reduciendo también el número de docentes. A modo de ejemplo, en la RTU, tres departamentos (Historia, Filosofía y Derecho), con 15 profesores, se fusionaron en uno solo, con 12 docentes. Paralelamente, se eliminaron asignaturas enteras. Así que Teoría de la Cultura o Sociología desaparecieron del programa universitario. Los responsables consideraron que quienes hacen cohetes no necesariamente deben disponer de unos mínimos culturales. Esto es una tendencia general en Rusia: la reducción de materias de humanidades en los institutos tecnológicos.
Pero los recortes también afectaron a especialidades técnicas. Para convertirse en un profesor cualificado en el campo de las tecnologías de la información, es necesario recorrer un largo camino de acreditación, de publicar un montón de artículos científicos, lo que paralelamente también constituye un terreno propicio a la corrupción. Un joven profesor debe trabajar durante muchos años por 200-250 euros al mes, aunque los especialistas en informática son un producto solicitado. Por tanto, muchos de ellos dejan de enseñar y van a trabajar en un banco, por ejemplo, donde podrán cobrar salarios superiores a los 1.000 euros. O se trasladan de la provincia a Moscú, donde los salarios son incomparablemente mayores. O se van de Rusia. Solo en febrero-marzo de 2022, más de 150.000 especialistas en TI abandonaron el país.
Por supuesto, el Estado indexa los salarios de los profesores, pero lo hace de forma muy irregular y, por tanto, el nivel salarial no se actualiza de acuerdo con la inflación. Si los profesores de la universidad técnica más prestigiosa viven en condiciones tan difíciles, ¿qué ocurre con las universidades humanitarias de la provincia? ¡Simplemente, se cierran!
En la misma Ryazan, solo había una universidad de arte: la Universidad de Cultura y Artes (UCA), donde los estudiantes podían obtener estudios superiores en especialidades como: dirección teatral, dirección de orquesta, de crítica de arte, historia de la arte, musicología, etc. Era la única oportunidad para los jóvenes pobres de la provincia de obtener una educación superior en ese campo. Era la única oportunidad para los niños y niñas de familias pobres y monoparentales que no disponen de los medios para vivir y estudiar en Moscú o San Petersburgo. ¡Ahora ya no tienen esta oportunidad! Y tampoco está disponible en muchas ciudades de Rusia, porque hace dos años el gobierno cerró docenas de universidades similares en todo el país. Más de un centenar de profesores de la UCA se han quedado en la calle. Ahora imagináis esa cifra en la escala de un país tan enorme como Rusia.
El actual edificio de la universidad ahora abandonado, permanece a la espera de que algún oligarca lo compre por cuatro duros y abra un nuevo centro comercial.
¿Por qué ocurrió esto? Porque a Putin no le gustan las personas educadas, cultas y con capacidad de pensar. Los considera parásitos. A Putin solo le encantan los atletas, los policías y los militares. Bien, eso ya se sabe.
«A Putin no le gustan las personas educadas, cultas y con capacidad de pensar, les considera parásitos, sólo le encantan los atletas, los policías y los militares»
Esto ocurre en Rusia sin excepción. Vorónej es considerada una ciudad universitaria. Sin embargo, ninguna de las universidades de la ciudad está incluida en el programa Prioridad 2030, que determina el futuro de la educación superior para los próximos diez años. ¿Por qué? Debido al retraso de todo el sistema educativo regional y la carencia de desarrollos científicos y técnicos de alta calidad y relevantes. Cuesta entenderlo, porque Vorónej es conocida por la investigación en el campo de la química, la física nuclear y la nanotecnología. ¿Qué se sabe de todo esto? Por ejemplo, el hecho de que el rector de una de las universidades de Vorónej se apropiara de 58 millones de rublos de las bonificaciones emitidas a los empleados.
A finales de los años noventa y principios de la década de 2000, hubo muchas competiciones relacionadas con el apoyo de jóvenes científicos. Actualmente, estos eventos no son visibles en el canal de noticias. Parece que el gobierno no está interesado en la vida de las universidades en absoluto, especialmente en las provincias.
Uno de los principales expertos en Ciencias Pedagógicas, autor de libros y libros de texto, Alexander Shevkin cree que la degradación de la educación, más que un error, es un crimen. Incluso hace 20 años, la educación superior hacía posible tener confianza en el futuro, pero actualmente cualquier joven especialista tiene dificultades para obtener una plaza incluso por debajo de sus calificaciones.
Según las encuestas de 2021, sólo el 43% de los padres (en 2010 esta proporción era del 80%) informó de que sus hijos tenían previsto optar por la educación superior después de terminar los estudios obligatorios.
Los jóvenes rusos cuestionan la necesidad de matricularse en las universidades. Ven que el éxito puede lograrse sin un diploma y, por el contrario, estudiar en la universidad comienza a ser percibido como una pérdida de tiempo. Además, como señaló el presidente de la Academia Rusa de las Ciencias Aleksandr Sergueev durante el foro Juventud y Ciencia: “El nivel formativo de los estudiantes de las universidades rusas está disminuyendo, y esto se debe, entre otras cosas, a una disminución de la calidad del conjunto de la educación general”.
Escasez de jóvenes profesores, falta de libertad de elección para los alumnos, un sistema de financiación colapsado son el que se encuentran las escuelas rusas al empezar el curso actual.
Las normas educativas aprobadas por el Ministerio de Educación hacen sufrir a alumnos y profesores. El Ministerio de Educación, que determina la regulación de las condiciones de trabajo en los centros educativos, no cumple ninguno de sus deberes, ni en cuanto a los gastos de funcionamiento, ni en cuanto a los ingresos, ni en lo que se refiere a las fuentes de financiación, ni en cuanto al control del gasto, ni en lo que se refiere a la eficacia. En este sentido, se llena una gran grieta entre la financiación y la calidad de la educación.
«El principal problema de nuestra educación es la carencia de normalización de los flujos financieros«, explica Alexander Adamsky, director científico del Instituto Eureka de Problemas de Política Educativa. El sistema general de remuneración del profesorado ha desaparecido. De hecho, simplemente no existe: hay al menos tres algoritmos de pago activos, pero ninguno funciona.
No es extraño que no haya suficientes profesores jóvenes en las escuelas. Según los datos de 2019, que ya anunció la exministra de Educación Olga Vasilyeva, el número de jóvenes docentes que no han alcanzado la edad de jubilación o prejubilación oscila entre el 11 y el 13% del total del profesorado de los centros educativos. Por supuesto, todo esto generalmente afecta al nivel de formación tanto de los escolares como de los estudiantes.
Si se ha hecho fotos de la escuela y de la universidad de los años 80, verá muchas caras inteligentes. Casi todo el mundo exhibía una mirada curiosa y esperanzada. Ahora estas caras optimistas aparecen cada vez menos a menudo en las fotos de graduación. La degradación es cada vez más general. A menudo los niños y niñas afirman: ¿por qué debo ir a la universidad? ¿Estudiar durante cinco o seis años, y después ganar 200-300 euros? Prefiero, después de graduarme de la escuela, ir a vender coches caros, y dentro de 10 años tendré un apartamento o una casa, una cuenta bancaria y un coche de lujo.
Durante 20 años no ha aparecido ni un solo escritor significativo en Rusia. ¿Y esto ocurre en la patria de Dostoyevski? Películas rusas de los últimos años, ¡es una lástima! ¿Y esto ocurre en la patria de Tarkovski?
Mientras camino por la calle, veo cada vez rostros menos inteligentes, iluminadas desde dentro por la luz del pensamiento, el conocimiento y la cultura, entre las personas que se cruzan conmigo…