Opinión

La pauperización de la libertad

"Somos libres con los demás. La línea que nos separa de los demás es también, no se olvide, la misma que nos une", reflexiona en una nueva disrupción la filósofa Ana Carrasco-Conde.

Comentarios
  1. Enhorabuena por la reflexión, como siempre profunda y acertada. No obstante, expongo mi confusión en relación a la apelación al «animal laborans» de Arendt que hace usted en su «disrupción». Según Arendt, ese animal laborans permanece apresado en su metabolismo con la naturaleza, en el ciclo repetido de su propio funcionamiento vital. Arendt diferencia «labor» (el proceso biológico del cuerpo humano) de «trabajo» , como actividad correspondiente a la existencia del hombre, no inmersa en el ciclo vital. Es el «homo faber», mediante el trabajo, el que trasciende su ámbito vital y crea los mundos artificiales. De ahí la hiperneuroticidad y la hiperactividad, que siempre conlleva la pérdida de libertad en pos de la acumulación materialista.
    Disculpe el atrevimiento, y reciba de nuevo mi enhorabuena más sincera.

  2. Bakunin, que era individualista, lo dijo a su manera, con una claridad meridiana y sin tanta nebulosa filosófica, en su folleto Dios y el Estado (creo que ese era el título, pero lo leí hace cuarenta años y lo perdí). Para mi, los filósofos y las filósofas suelen tener el vicio de la verborrea y de la falta de concreción.

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