“En estos momentos, nuestra democracia se halla bajo un ataque sin precedentes. Pero esto no es una protesta, es una insurrección”, afirmó el presidente electo de EEUU Joe Biden tras el asalto al Capitolio alentado por Donald Trump. Poco después, importantes líderes republicanos usaron la misma palabra y otras igual de contundentes para calificar el asalto a la sede de la soberanía del pueblo estadounidense durante la sesión encargada de ratificar la victoria del candidato demócrata.
La ocupación violenta del Congreso de los EEUU obligó a interrumpir la sesión y a evacuar a su presidenta, Nancy Pelosi. También al aún vicepresidente del gobierno de EEUU, Mike Pence, quien se había negado a cumplir las órdenes de Trump, que le exigía no proclamar ganador a Biden y seguir sosteniendo la acusación de que las elecciones del pasado 3 de noviembre fueron fraudulentas.
Horas después de la algarada, el Congreso pudo retomar la sesión y contar por fin los votos electorales que ratifican la victoria de Biden en las urnas. La validación tuvo lugar a las 03.30 de la madrugada, hora de Washington. El proceso concluyó después de que la Cámara de Representantes desestimara las últimas objeciones presentadas para invalidar los votos de Arizona y Pensilvania.
Recuperar la normalidad
«Lo que ha sucedido no ha sido un accidente», argumentó el senador Chuck Schumer cuando la sesión pudo reanudarse finalmente a las 20h (hora local). El líder del Partido Demócrata en el Senado de EE.UU. señaló directamente a Donald Trump como el responsable de un día infame para la historia de su país. Las críticas se fueron intensificando a medida que avanzaba la tarde, también desde sus propias filas. Uno de los principales apoyos del 45º presidente estadounidense, Mitch Mccommell, declaró que «han intentado interrumpir la democracia, pero han fracasado».
Precisamente, la idea de recuperar la normalidad lo antes posible fue la que destacó el vicepresidente Pence al reiniciar la sesión. «Volvamos al trabajo», dijo. Sus palabras fueron aplaudidas por los congresistas presentes en la sala, que habían regresado a la Cámara de Representantes custodiados por militares y agentes del FBI.
Toque de queda en Washington
La alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, ordenó el toque de queda a partir de las seis de la tarde, hora local. Poco después, se confirmó la muerte de una de las seguidoras de Trump a causa del disparo que había recibido en el pecho durante el asalto. Finalmente, las autoridades informaron de la muerte de otras tres personas a consecuencia de las «urgencias médicas» que sufrieron en el interior del Capitolio, donde se produjeron algunos tiroteos. Asimismo, hubo 14 policías heridos y más de 52 detenciones.
El presidente electo, Joe Biden, hizo una declaración pública en torno a las cuatro de la tarde y, entre otros, exigió a Trump que compareciese en la televisión pública para ordenar el fin del asalto. Este se limitó a colgar en su cuenta de Twitter un video de apenas dos minutos en el que pidió a sus seguidores que se fuesen a casa, pero insistió en la tesis de que las elecciones fueron un fraude.
«Entiendo vuestro dolor. Entiendo que estáis heridos. Nos robaron las elecciones. Ganamos por goleada y todo el mundo lo sabe. Especialmente los del otro lado. Pero tenéis que iros a casa ahora. Tenemos que tener paz», afirmó Trump en el video. Poco después, Twitter y Facebook suspendieron sus cuentas en esta red social.
El asalto al Capitolio hizo que pasara a segundo plano la otra gran noticia del día para el Partido Demócrata, la recuperación del control del Senado estadounidense después de la victoria de sus dos candidatos en el estado de Georgia, Jon Ossof y Raphael Warnock.
Trump declara que la transición será tranquila
Pocos minutos después de que el Congreso confirmara la victoria de Biden en las elecciones del 3 de noviembre, Trump declaró que el traspaso de poderes será tranquilo. Trasladó este mensaje a través de la cuenta de Twitter de su colaborador Dan Scavino, ya que la suya fue bloqueada por la red social.
El todavía presidente añadió, sin embargo, que no ha dicho su última palabra: «Siempre dije que continuaría nuestra lucha para que solo se contaran los votos legales. Mientras tanto, esto es el fin de la primera legislatura más grande en la historia presidencial, y solo es el principio de nuestra lucha por hacer América grande de nuevo».
Convencido de sus posibilidades de alcanzar de nuevo la presidencia dentro de cuatro años, Trump necesita del apoyo del Partido Republicano, pero este ya no parece tan claro después de las elecciones y, sobre todo, después de los últimos acontecimientos.
Buena parte del establishment del partido ha roto sus lazos con el trumpismo y hasta el vicepresidente Mike Pence, su más leal colaborador, le dio la espalda durante la sesión de ayer.
Última actualización: 7 de enero, a las 12h
