Puedes leer nuestro monógrafico sobre el concepto libertad aquí .
Dicen que los nuevos cantautores no le cantan a la libertad, pero la segunda canción más escuchada de Pedro Pastor en Spotify se llama Viva la Libertad . Esa libertad a la que le canta, la de la gente normal , quizá no sea la misma a la que le cantaba su padre, el también cantautor extremeño Luis Pastor, que sintió en sus propias cuerdas la censura franquista. O quizá sí, porque el joven de los Pastor también ha tenido que lidiar con la censura , en este caso por parte del Ayuntamiento de Madrid en verano de 2019, cuando el consistorio, gobernado por el PP, canceló su concierto en Aravaca . Contextos diferentes, generaciones separadas, pero un mismo concepto cuyo significado no cambia por mucho tiempo que pase: la libertad.
¿A qué libertad le habéis cantado cada uno?
Luis Pastor: Es que antes era muy diferente porque hasta besarse estaba prohibido. La libertad no existía en mi época de joven y por ello esa lucha estaba en todos los frentes: en el social, en el político, en el humano… Era como renacer de nuevo porque te tenías que quitar lo que te estaban enseñando e impregnarte de unos nuevos valores.
Pedro Pastor: En realidad, yo me siento reflejado en sus palabras mirando hacia la actualidad. Lo que pasa es que, es verdad, que la lucha por la libertad de la dictadura era mucho más tangible que ahora; pero lo que hacemos todos es luchar por quitarnos la mochila, que es lo que nos ha sido dado, y por tener herramientas para decidir quiénes somos y cómo queremos relacionarnos con el mundo que habitamos. Es teóricamente lo mismo; pero el marco, el contexto, el envoltorio de juego es diferente. El fin es el mismo.
L.P.: Ser libre de forma individual –otra cosa es colectivamente– es tener las herramientas personales para tener tu capacidad crítica, tu pensamiento y decidir finalmente cómo es tu vida.
¿Piensan que la libertad por la que se luchaba antes era para el colectivo y ahora es más individualista?
L.P.: Posiblemente, sí. Pero ahora también estamos abocados a entendernos de forma colectiva, porque la propia libertad y las conquistas sociales que logramos en el siglo XX han sido puestas en cuestión en el siglo XXI; y nos están siendo arrebatados los derechos, sobre todo a la clase trabajadora. Por tanto, yo creo que en este siglo también es necesaria una alternativa colectiva. Vivimos en una sociedad más individualista pero al mismo tiempo nos vamos a ver obligados […] a darnos cuenta de que las luchas no las podemos hacer solos.
P.P.: En el proceso se nos olvida que necesitamos del común. En la realidad social en la que vivimos ahora parece que cada uno puede sobrevivir de forma individual o para encontrar la libertad de cada uno, pero es verdad que eso dura hasta que sea cae el hechizo.
L.P.: Y hay personas que tenemos la suerte de ser libres, porque ser libres es poder disponer de tu tiempo, de tu vida, no tener nadie que te marque las pautas de lo que tú vas a hacer… Ese es mi caso desde los 20 años. Yo he conquistado el derecho a utilizar el tiempo como me dé la gana, a levantarme a la hora que quiero; esa es mi suerte y esa es mi vida. Pero yo sé que esto no lo pueden hacer todos los ciudadanos. […] A nivel individual algunos somos libres, pero esa libertad no está conquistada para todo el mundo, porque la gente tiene que trabajar en cosas que no quiere. […] Estamos amarrados económicamente y eso se lleva prácticamente todo nuestro día.
Pedro, ¿suelen hablar de la libertad entre los cantautores de su generación?
P.P. : Constantemente. Pero no solo con amigos cantautores sino con la gente de mi pandilla; hemos pasado noches y noches divagando. […] En el tema de la libertad en la música, yo creo que se está generando un debate de hace algunos años para acá a raíz de la restricción de libertades en torno a la cultura por la persecución de ciertas ideologías dentro de la cultura. Se genera ese debate pero nos pasa un poco por encima porque creo no puede haber restricciones que corten las alas del arte. El arte es una herramienta para contar el mundo a través de nuestros ojos; y el mundo que pedimos, que exigimos, no le va a encajar al sistema muchas veces. […]
Pero si miramos hacia atrás, parece que antes sí se le cantaba a la libertad y ahora no.
L.P.: Pero antes le cantábamos a la libertad y a otras cosas: al amor, al desamor… Cuando le cantábamos al amor, en realidad le cantábamos a la libertad de amar. Pero mira ahora; que se persiga con cárcel a artistas, a raperos, a titiriteros o lo que quieras, no es lógico. Ya no era lógico a final de los 70 pero al menos, cuando esto pasó, vimos la libertad de los años 80. […] Se vivió realmente una libertad en este país que se ha ido recortando. Se empezó recortando con la mayoría absoluta del señor Aznar, aunque antes había empezado a nivel europeo con Margaret Thatcher. El neoliberalismo ha construido este sistema que ha fracasado ya más de una vez […] porque la política se ha puesto al servicio de los intereses de los grandes monopolios capitalistas. […] El neoliberalismo ha creado la libertad del dinero pero no la libertad de las personas; fronteras libres para el dinero, paraísos fiscales, especulación… Claro que la libertad está siempre en tela de juicio.
P.P.: Que parezca que ahora no se le canta a la libertad creo que es una de las consecuencias del discurso de la democracia, que es un arma de doble filo. Parece que ahora vivimos en un contexto en el que no hace falta cantar a la libertad e incluso se tacha a quien lo hace como gente de otro tiempo, de otra época, como gente desfasada. Y en ese sentido, el discurso de la democracia es peligroso porque está clarísimo que seguimos siendo esclavos y esclavas de muchas cosas. En este caso no es de una dictadura política, pero somos esclavos de una dictadura económica; cambia el enemigo pero la realidad es parecida, no la misma, pero parecida. […]
L.P.: […] Todo se puede usar para coartar la libertad. El virus se va a utilizar igual que se usó el terrorismo para crear el dilema entre libertad y seguridad; y a partir del miedo al ciudadano se le vende lo que se quiere, y pedirá que se le quite parte de su libertad para que no lo maten.
P.P.: Ese debate lo tuvimos el otro día: ¿hasta qué punto vamos a tener que obedecer en contra de nuestra libertad?
L.P.: Porque ahora está en tela de juicio la libertad de abrazarse, la libertad de besarse, la libertad de mirarse a los ojos… Hay tantas cosas que de pronto se pueden prohibir. Y, qué hacemos, ¿nos lo creemos todo o qué? Habrá padres que no han sacado a sus niños a la calle por miedo, y el miedo es muy malo.
P.P.: Y el peso de la moral; ahí es cuando se anula la libertad individual y la posibilidad de tomar decisiones. […] Quien a partir de ahora prefiera libertad en lugar de seguridad, va a ser absolutamente juzgada por el resto de la sociedad. […] Ese debate vamos a tener que abordarlo. Ahora está claro que nos toca obedecer y no queda otra, pero no vamos a vivir encerrados toda la vida, ¿no? Habrá un momento en el que tendremos que tomar decisiones. Y veremos.
¿Quién creen que le está cantando a la libertad ahora?
L.P.: Calle 13. Pero hay un montón.
P.P.: Claro, hay un montón de cantautores de mi generación que aunque no le canten explícitamente a la libertad, tienen un mensaje libertario. Por supuesto, desde Calle 13 pasando por el mundo del rap, con gente como Ayax y Prok, que incluso utilizan sus redes sociales para lanzar ese discurso libertario. Y cantautores como Rozalén, La Mare, La Otra, Eva Sierra, El Kanka, Los Alpargata… Hay un montón de gente haciendo canciones así.
L.P.: Y viviendo en libertad.
¿Qué opinan de artistas como Bad Bunny?
[Luis mira a Pedro. Risas]
P.P.: A mí personalmente me gusta; es, posiblemente, el único reggaetonero moderno que me gusta, pero es una media tinta, porque en la misma obra cabe un discurso misógino y un discurso libertario. […] El reggaeton es un estilo de música del que yo me he podido alejar y ahora me puedo reenganchar con gente como Bad Bunny, que tiene algunas letras que me gustan. Pero bueno, tachar a un género musical de machista es de tener la mente cerrada. El reggaeton es un ritmo de música y ya está. Si, la mayoría de los reggaetoneros que triunfan tienen un discurso misógino, pero el reggaeton no es misógino. […] Hay que ser un poco menos prejuicioso en esto.